Tras haber ganado la guerra entre los tres reinos y revivido al loto blanco, Liú Huó, rey del inframundo , se verá envuelto en una nueva travesía lleno de obstáculos en sus camino.
Nuevos enanemigos amenazara la paz de la corona en busca de venganza y poder. Pero esta ves será la prueba del Loto Blanco, quien tendrá que tomar el poder que por sangre siempre le correspondió y, poner fin a las calamidades de atormentan la tranquilidad y el equilibrio entre los imperios.
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Un pasado más oscuro que la noche
La noche transcurrió lentamente durante el viaje a Heiyu, el plan iba tal como esperábamos, tal vez demasiado tranquilo como para ser cierto. Había salido con dos guardias sombra camuflándome como uno de ellos, por primera vez usando tan libremente mi figura hereditaria, el rostro tras la máscara marcaba inusualmente mis orígenes, y las doradas flores que recorrían mi cuerpo daban un toque inusual de la presencia de mi progenitor. Por primera vez en mi vida sentí que pertenecía a un lugar, entre dos desconocidos, pasando totalmente desapercibido, viajado rápidamente entre las sombras bajo una máscara, pero el solo hecho de pertenecer, de ser parte de algo, fue por completo satisfactorio.
Cuando llegamos a las orillas de DíYú, no paso mucho tiempo para ser notados y capturados, a pesar de la vaga energía que desprendíamos, la vigilancia del imperio infernal había sido extremadamente meticulosa desde que Feng Xù irrumpió DíYú. Aparte de mi madre, estaba seguro de que fue algo mucho más importante que profano en las tierras infernales, de otra forma no lograba entender la ira irracional del gran Rey Lío Huó. Durante todos estos años, jamás había actuado tan precipitadamente, más aún conociendo su propia situación, él simplemente no es alguien que lleve las cosas al extremo actuando precipitadamente. Pero por alguna razón aparente, Feng Xù había logrado que Liu Huó proclamara la guerra el mismo. Los cielos serán arrasados una vez más, pero esta vez será el fin del Dao si alguien no detiene los planes de Feng Xù.
Fuimos arrastrados y llevados a las fosas de la Torre Yánluó, muchas caras conocidas pude ver en aquellos calabozos y una sonrisa irónica se formó en mi rostro cuando recordé a que tipos de juegos solía recurrir Zhou Yan, esto era precisamente algo que tenía que suceder, era un pequeño precia que pagar ante la gran tormenta que habíamos desatado, y al fin de cuenta, todo iba tal como se había planeado.
Me llevaron a un cuarto alejado, solo había una silla estropeada y un pequeño fajo de cuero encima de una mesada de madera. Sabía muy bien que era ese lugar, incluso quien lo manejaba. La historia de los tres reinos es particularmente impuesta y necesaria si quieres gobernar, mucho más si eres el supuesto hijo del gran emperador jade. Los pasos fuera de la habitación, sonaron con un eco un poco aterrador y respire profundamente mirando hacia la puerta. No pasaron más de cinco segundo antes de que esta se abriera lentamente, un hombre joven se paraba frente a mí mirándome con seriedad, su cara era neutra, no había ni un rastro de emoción en sus facciones y sus fríos ojos calculaban todo a su paso. Estaba particularmente familiarizado con esos ojos, con ese ser frente a mí, y fue por ello que sentí una leve punzada en mi corazón. «Era un poco atemorizante el hecho de descubrir que conocía mucho más a los seres que siempre repudie, que a los que intente llamar mi hogar» El hombre frente a mi camino lentamente hacia la mesada, con un ligero movimiento expandió el fajo de cuero en ella, una hilera de finas agujas se dio a relucir con la tenue luz que desprendían las antorchas. Sentí como los latidos de mi corazón se aceleraron cuando el paso lentamente sus dedos por el borde de las agujas, se detuvo casi a un extremo, deslizo con calma y elegancia dos de sus dedos sobre la aguja elegida, lentamente la deslizo por el cuero hasta desprenderla de su lugar. Sentí un pequeño suspiro escapar de los labios de la persona a mi lado cuando miro con fervor aquel pequeño objeto punzante en sus dedos, camino tres pasos hasta ponerse delante de mí e hizo una leve reverencia mirándome a los ojos. —Su Alteza Fu Ming, espero que no me guarde rencor en su corazón, esto es completa y únicamente parte de mi trabajo.
Una sonrisa se formó en mis labios al escuchar aquellas palabras, era en un sentido irónico qué tal persona adulará con tanto respeto a su víctima antes de empezar con la tortura. Pero fuera de toda interpretación personal de los recuerdos del pasado, por primera vez en mi vida, aun en tal situación, se me mostraba tal respeto. Era como si el karma simplemente estuviese cobrando su jugada, un dulce néctar que deja probar antes de darte un trago amargo de realidad. —Ming Zu, ha pasado tiempo...
Ming Zu levanto lentamente su mirada y asintió en silencio, se acercó lentamente a mí y tendió su mano. —Alteza Fu, ya sabe cómo debo proceder, intentaré ser lo más rápido y meticuloso posible, espero que pueda soportar, estas no contienen veneno, pero si lo harán hablar contra su voluntad, sentirá una fatiga extrema y un dolor desgarrador por cada lugar en viaje la aguja. Si se resiste al medicamento o intenta mentir, como consecuencia la aguja expandirá su punta, esta misma tiene un sistema de amplitud, se extiende como una pequeña flor de púas y se incrustara en sus corrientes de flujo impidiendo que su energía fluya con naturalidad. Cuando cuatro de los seis puntos vitales estén saturados, usted puede perder la vida o destruir su propio núcleo, por lo que le recomiendo que se deje llevar tranquilamente y responda con sinceridad.
Suspiré negando con lentitud y extendí mi mano posándola sobre la suya sin dejar de mirarle fijamente a los ojos. —¿Esto es por el joven dios que Zhou Yan torturo? Si vine y me expuse de esta manera, es porque vengo dispuesto a hablar, aun sin este tipo de método, pero acepto mi castigo si esto me lleva frente el rey Liu Huó.
Ming Zu se inclinó levemente, deslizo sus dedos con suavidad por los mío y sujeto firmemente mi dedo índice. Solo fue un abrir y cerrar de ojos lo que demoro en incrustar la fina aguja en él, no sentí absolutamente nada hasta que retiro su mano de la mía. Me miro de una forma complicada de descifrar y retrocedió dos pasos con lentitud. —Si está listo, comenzaré...
Le miré fijamente a los ojos, él mantenía la misma mirada neutral y seria que en el momento que entro a la habitación, asintió levemente con la cabeza cuando le di la positiva, y prosiguió lentamente con el interrogatorio durante unas horas, pero para lo que a mí me pareció toda la noche, sentía que estaba a punto de perder la conciencia cuando visualicé la puerta abrirse de un golpe. El duro metal impactando con la pared hizo que mis oídos dolieran. Levante lentamente la cabeza intentando enfocar la imagen delante de mis ojos, un joven y pulcro hombre estaba parado frente a mí. Y como no reconocerle, aquella mirada llena de odio dirigida a mi persona, ni siquiera viendo mi estado estaba feliz, sabía que la única forma de que aquel ser estuviese conforme, es pagando con mi propia vida. Pero para su desgracia, aún soy alguien a quien no puede tocar por sí mismo, aún soy alguien que sirve más que su resentimiento, y no pude evitar sonreír ante aquel pensamiento. —Miren quien vino a ver el espectáculo, ¿acaso no es la gran mano derecha del rey Huó? Lu Xiao, me honra con su presencia ¿Su hermano está bien?
Lu Xiao me miro con repulsión, tomo el pequeño objeto que usaba Ming Zu para controlar la aguja dentro de mí y se acercó lentamente pasando su mano desde mi estómago hasta mi cuello, apretó fuertemente y alzo su mano haciendo que la fina aguja saliera volando desde mi cuello hasta quedar incrustada con fuerza en uno de los muros. Lu Xiao tomo fuertemente mi quijada haciendo que nuestros ojos se enfrentaran y me miro detenidamente por unos segundos antes de hablar. —Solo estás vivo por un motivo, pero cuando ese motivo llegue a su fin, aun si tengo que esperar años para ello, créeme que esperaré pacientemente para matarte y te mataré tan lentamente que desearás jamás haber nacido su Alteza Fu Ming...
Sonreí ante sus palabras, lo miré fijamente mientras se volteaba y susurraba algunas palabras al oído de Ming Zu, me miro una última vez antes de salir de la habitación de tortura y el eco de la puerta junto a los jadeos que salieron de mi garganta eran lo único que se escuchaba en el entorno. —Su Alteza Fu, lo llevaré a asearse y a curar sus heridas internas, luego el general Lu Xiao lo llevara con el rey Liu Huó.
Asentí levemente y vi como de un solo chasquido las correas espirituales se desvanecieron soltando mi cuerpo. La fatiga no se había hecho presente hasta ese momento, sentí como todo mi cuerpo se despobló en el instante que las correas me dejaron libre. Respire profundamente intentando canalizar mi energía mientras desesperadamente intentaba curar el daño interno para poder pararme. Me llevo un total de veinte minutos lograr ponerme de mí y dar unos pasos, cada mínimo movimiento era como si desgarraran lentamente mi piel y tiraran con lentitud las venas dentro de mi cuerpo. Al llegar al palacio Lu Xiao estaba esperando, entramos por las fosas bajo el palacio, podía oír y sentir la cantidad de seres que había sobre nosotros, la energía que emanaba el ejército de Liu Huó era impresionante. No era raro que hubiese ganado tan fácilmente la batalla contra los cielos, los guerreros y dioses del imperio celestial, no tienen más que arrogancia de sobra, jamás se preocuparían por cosas tan triviales como la guerra, o ser atacados por alguien más. Se creen tan inigualables que llenaron su cabeza de ignorancia y superioridad. Pero fue esa misma arrogancia que los llevo a desatar el caos en el imperio celestial, solo falto que rey Liu Huó desatara su furia contra los cielos para que todo quedara bajo sus pies. Y es que un emperador no es más que un adorno cuando está solo en una guerra inminente. Sin el verdadero apoyo y sin un verdadero ejército, no importa cuán fuerte sea, jamás habría podido ganar él solo.
Negué levemente dispersando mis pensamientos, necesitaba concentrarme, no muy poco importaba realmente que pasara con los cielos, ya muy poco importaban todas aquellas peleas triviales. Y es que incluso la pelea por el trono del emperador jade, quedaba totalmente obsoleta en cuanto a lo que se aproxima si Feng Xù toma lugar en esta batalla. Si aquel ser logra poner sus manos en el trono y tomar el lugar del emperador o si simplemente aquel ser se apodera del plano espiritual como lo hizo con su propio plano dimensional. Feng Xù tiene un poder más allá de lo que cualquiera se puede imaginar, sin la fuerza de los antiguos y sin la unión de los presentes, la lucha contra el equilibrio de los tres reinos es implacable. Necesitamos detenerlo antes de que aquel encuentre la llave para salir de su prisión impuesta. Necesitamos el verdadero loto blanco despierte y tome el control de la situación.
Al llegar a la superficie del palacio, pude ver el gran poder de rey Liu Huó por mí mismo, justo bajo mis pies se encontraba el general Hua y a solo unos pasos de él se encontraba el rey Ming, cielo e infierno en una misma sala sin matarse unos contra otros, una unión que solo había en las leyendas más antiguas, una unión que solo habían logrado los seres más magnánimos de la historia de universo, y justo frente a mí tenía la imagen de aquel poder, incluso en su situación actual, aquel rey de orígenes tan mortales, había logrado tan simplemente. No cabía en mi entendimiento, pero en el fondo de mi ser sentí una punzada de asombro y admiración hacia aquel hombre, y no fue hasta que una voz imponente me despertó de mis pensamientos, que me di cuenta de que estábamos frente a la puerta donde se encontraba aquel hombre. —Solo tendrás una oportunidad para hablar con él, y aun así no es totalmente seguro que escuche algo de ti.
Asentí sonriendo a Lu Xiao, podía sentir el odio descordar de cada uno de sus poros, sus palabras bañadas en veneno, no podía evitar sentir un pequeño picor en mis labios ante tal escena, sabía muy bien que merecía ese odio y repudio de su parte, pero al final de todo, no hay nada que me una a esta persona, por lo que me es imposible arrepentirme o sentir culpa por mis actos. Estoy condenado, pero aun con ello estoy bien, jamás demostraré ser lo que no soy, y después de todo, somos enemigos uniéndose por una sola causa.