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Casa hogar "Morelos"...

—¡Bueno doña Catita ya me voy por el pan!—Dice una adolescente con una canasta en mano y una bolsa pequeña cruzada en ella quien se despide de la señora.

Esta le corresponde, estando en la entrada sacudiendo la mano despidiéndose con una sonrisa hacia esta.

Momento después saliendo de la panadería; en la canasta dos bolsas de pan, guarda el cambio en su bolsa para dirigirse hacia la casa "Morelos"

Esta llega con gran alegría, brincando de gusto y un periódico en mano gritando :

—¡Doña Catita, doña Catita venga rápido!

—¡Que pasa Karla, me asustas!—saliendo de su oficina algo preocupada por los gritos de esta.

—¡Mire, mire!—menciona Karla con exaltación mostrando el periódico a la señora, esta se acerca, baja sus lentes para ver mejor y le dice:

—pero que quieres que vea?— confundida.

—este anuncio, mire—señala con el dedo el anuncio.

Esta observa bien dandose cuenta de que se trataba dice:

—así que quieres trabajar de niñera.

—se dio cuenta donde estarán haciendo las entrevistas. En en Constructoras G.G ese lugar es una gran empresa.—emocionada.—puede que tenga una oportunidad de trabajar ahí y ayudar a esta casa que tanto me a dado, darles una mejor vida a todos los niños y maestras que vivimos aquí.—voltea hacia la señora y continua:

—No me va a negar que lo que necesitamos más en estos momentos es más dinero, son muchos niños y poco el apoyo que se le da a esta casa hogar.

—tu ingenuidad es muy hermosa, ya quisiera yo tener esas mismas ilusiones que tu tienes. —voltea hacia los niños quienes corrian por el patio.—Esa ilusión que no queremos quitarle a los niños.

—¿Porque lo dice?— le pregunta Karla viendo al igual que la señora como corrían y se divertían las niños.

—porque las personas que tienen dinero no son tan generosos con las personas y si llegarán a serlo sería bajo una explotación.—voltea hacia Karla.

Ambas mirándose.

—existe la posibilidad de que si te dan el trabajo, tendrías poco tiempo para estar aquí, tu apoyo me haría mucha falta.

Karla conmovida:

—Doña Catita, usted puede con todo esto y mas, no necesita que yo esté aquí para ayudarla, ademas nos estamos llendo muy lejos pero si me dan el trabajo no la dejare sola por completo por supuesto que vendre a visitarla, no siempre pero vendre. No tiene porqué preocuparse.

Esta le sonrie y dice con orgullo:

—siempre piensas en el bienestar de los demás.

Karla le responde:

—entonces...

La señora lo piensa por unos segundos para responderle:

—esa familia habla muy poco, no sabemos nada sobre ellos, eso hace que piense un poco mal sobre ellos. Pero, si tu quieres ayudar yo no sere quien te corte las alas, asi que iras, pero con la condición de que iras ahi con mi compañía. —aguantandose las ganas de llorar.—te deseo toda la suerte del mundo...porque te lo mereces por ser tan buena con todos Karlita. Como consejo, se tu misma y encantaras a todos.

Karla con los ojos llenos de lágrimas muy conmovida por sus palabras se lanza a Abrazarla con tanto cariño quien le es correspondido por la señora. Ambas compartiendo ese mismo sentimiento.

En la tarde...

San Hidalgo...

—aquí están las pruebas de que si me eche al secretario. Ya debe de estar usted sabido de eso.—siendo Samuel dentro del despacho

Le entrega un sobre amarillo y Romualdo lo toma para sacar las fotos y contemplarlas con gran alegría en su rostro.—el capitán estaba muy sorprendido por como fue encontrado, había desesperación en sus palabras. Vez que puedes hacerlo bien.—menciona este.

Voltea hacia Samuel quien en su rostro había un gran resentimiento hacia este, tras esa mirada de impotencia había suma tristeza que no habia podido superar desde aquel día; quienes sus ojos, era la mayor demostración de esto.

—faltaba darte un jalón de orejas para que entendieras.—comenta Romualdo y Samuel aprieta con fuerza los puños.

Romualdo se acerca hacia el librero de la derecha, quita uno de los libros, encontrándose un botón quien este presiona para abrirse una puerta escondida.

Samuel observa con atención las acciones de Romualdo.

—Acompáñame...—le dice Romualdo volteando hacia este.

Detrás de la puerta había un cuarto en total oscuridad; escondido, nadie sabía de este. Romualdo enciende la luz quien Samuel lo reciente cubriendo sus ojos con su antebrazo.

Romualdo con las fotos en mano se acerca a una cortinilla quien desliza para encontrarse con todas las fotografías que Samuel le había entregado, llendo en forma de escalera:

En la parte de abajo— una de las fotografías del anterior Fiscal.

Arriba de este— una fotografía del empleado de limpieza.

Seguido de este—una fotografía del contador Juan Pablo García Pérez.

Todas estas enganchadas con flechas curvas siguiendo el orden.

Samuel queda totalmente sorprendido por lo que veía, era como esas películas donde se mostraban este tipo de planes.

Con la luz ya encendida podia verse todo el cuarto, en este solo se encontraban muchos libreros. Debajo de este cuadro había una mesa con un bote siendo un lapicero y varios plumones rojos dentro de este.

Romualdo colocaba en la mesa las fotografías entregadas por este, siendo 4 en total, este las observa por un momento para escoger la que le pareciera con un mayor enfoque. Termina por escogerla, quita la fotografía del contador para cambiarla por esta.

Junto con las demás fotografías las aguarda en el sobre para acercarse y tirarla en el bote de basura encontrado en la esquina de la mesa.

Esto genera curiosidad en Samuel quien observa detenidamente el bote de basura.

—estan totalmente instalados?.—comenta Romualdo volteando hacia Samuel quien al notarlo despega su mirada disimulando.

—si acabamos de instalarnos en un departamento cerca de aquí. Antes nos estábamos quedando en una pensión.

—bien. Entonces esta noche saldremos a un lugar para que te relajes ya que te noto algo tenso.—menciona a Romualdo quien se acerca a este para tomarlo del hombro.

Samuel disimula el no sentirse intimidado por la presencia tan cerca de este, tomando una postura recta y desafiante a la vez. —¿A donde?—pregunta este.

—ya lo veras.—responde este; ambos mirándose a los ojos. Romualdo con esa seguridad y Samuel con ese desafío.

Romualdo le da unas cuantas palmadas a este en el hombro con una sonrisa para salir del lugar.

Al verse ya solo, exala con la mano en el pecho quien latia fuertemente tratando de calmarse.

Al ver que este no se encontraba en el lugar. Se acerca el bote, y nota que entre escondidos de la demas basura estaban maa sobres amarillos igual a los que este entregaba.

Este piensa: estos seran como el sobre que tiro...—se pone en cunclillas para buscarlos y tomarlos de un por uno.

Al revisarlos nota qué efectivamente había algo dentro de cada uno de estos.

Saca el contenido y observa que se trataba de las demás fotografías que este le había entregado.

Este las guarda en la bolsa del pantalón (parte de atrás), toma algunas de las basuras del bote para meterlas en los sobres, antes volteando hacia atrás para ver que este no vinera; dejando todo como estaba.

Este se levanta y saliendo del cuarto secreto, llega Romualdo,

quien al estar ya afuera este cierra el lugar pareciendo como si no hubiese sucedido nada.

—le dije a Felipe y los tres nos iremos a distraer un poco que buena falta nos hace.—dice acercándose a Samuel.

Este disimulando su nerviosismo al hecho de que no la daba buena espina esa actitud que Romualdo le mostraba además la idea de invitarlo a salir a distraerse, una idea que totalmente no tenia las mejores buenas intenciones, no podía negarse por el miedo de la reacción que este pudiera tener.

Así que, no le queda de otra, más que ir a donde lo lleven:

—A que hora sería?—pregunta este disimulando sus nervios.

—solo tengo la dirección de la pensión en la que se estaban quedando ahora no me sirve. Dame su nueva dirección y nosotros pasamos por ti.

—Y Juan Daniel, puede sospechar?

—Ese es tu problema, nosotros estaremos ahí a las 9:00 pm

—9:00?—confundido.—no es un poco tarde?

—te da miedo?—pregunta este cruzado de brazos.

Samuel se rasca la cabeza, su nerviosismo crecia aún mas así como la mala espina de toda esta situación.

mirándolo a los ojos y con determinación este le responde:

—no me da miedo, ahí los estaré esperando. Como usted dice nos hace falta distraernos un poco luego de tanta sangre.

Romualdo ante este, solo le corresponde con una sonrisa.