En los misteriosos bosques del Imperio de Thaloria, Zaida despierta en un carruaje, sin memoria y rodeada de desconocidos. Pronto se encuentra en medio de una lucha por la libertad liderada por la valiente princesa Ariadne y sus caballeros.
Pero su destino toma un giro inesperado cuando Zaida encuentra un misterioso collar y libera a Anika, una poderosa bestia divina encerrada en su interior. A medida que la relación entre Zaida y Anika se desarrolla, enfrentarán desafíos y complicaciones, mientras Anika se convierte en una fiel sirviente de Zaida.
Mientras descubre oscuros secretos y poderes ocultos, Zaida atrae la atención de varios príncipes del reino, cada uno con sus propios intereses y motivaciones.
Nota: está es una historia que salió de mi cabeza xd, pero probablemente sufra modificaciones, aún cuando ya esté publicado (es que soy mujer y no sé lo que quiero jajaja) que la disfruten :)
Extra: Contiene imagenes para una mejor imaginación :3
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CAPITULO 20 - PROMESAS Y DESPEDIDAS
El carruaje de William avanzaba por el camino empedrado que llevaba a su Palacio. Detrás de él, Letio y Zaida cabalgaban. Los cascos de los caballos resonaban en el aire tranquilo de la tarde, creando una melodía rítmica que no lograba calmar la inquietud de Zaida.
Al llegar al Palacio, William descendió del carruaje y se dirigió directamente a su estudio, seguido de cerca por Zaida, quien tenía la responsabilidad de estar a su disposición. Letio se quedó atrás, asegurándose de que todo estuviera en orden.
En el estudio, William se dejó caer en su silla y se pasó las manos por el cabello, visiblemente tenso. Zaida permanecía de pie cerca de la puerta, esperando instrucciones, pero incapaz de ignorar la incomodidad que sentía por las palabras del Emperador sobre el matrimonio de William con Cecilia.
William la observó por un momento antes de levantarse y acercarse. Sin previo aviso, la abrazó. Zaida se puso rígida, sorprendida por el gesto.
—Alteza, por favor, suéltame —pidió Zaida con voz temblorosa.
—Te prometo que encontraré una manera de librarme de ese matrimonio —dijo con voz decidida, sin soltarla.
Zaida lo empujó suavemente, apartándose de él. —Lo siento, Alteza. A veces olvido que usted es un Príncipe y yo... solo una doncella. —
William la miró con intensidad. —No me alejes, Zaida. Eres más que una doncella para mí. —
Antes de que Zaida pudiera responder, Anika, que estaba a un lado, le susurró al oído que alguien se acercaba con un olor muy particular. Zaida sabía de quién se trataba y se apartó rápidamente de William, quien se entristeció al ver la distancia entre ellos.
La puerta del estudio se abrió de golpe y Letio entró, interrumpiendo el momento.
—Alteza, Cassian ha llegado —anunció Letio, con una expresión de urgencia en su rostro.
William asintió, apartando la mirada de Zaida. —Dile que lo recibiré en unos momentos —dijo, tratando de recuperar su compostura.
Letio salió del estudio y William se volvió hacia Zaida una vez más. —Zaida, necesito que confíes en mí —dijo con firmeza.
Zaida asintió, aunque la duda y la preocupación seguían reflejadas en sus ojos. Sabía que la situación era complicada, pero no podía evitar sentirse esperanzada por las palabras de William.
William salió a recibir a Cassian, con Zaida y Letio detrás de él. Cassian había llegado preocupado por lo que había sucedido.
—¿Estás bien? Me enteré de lo que sucedió —
—Estoy bien. Logramos proteger el mapa y controlar el fuego —
—No puedo creer que Rowan haya llegado a tales extremos —dijo Cassian, incrédulo. —¿Entrar a tu Palacio solo por un mito antiguo? —.
William asintió con gravedad mientras caminaban hacia el jardín. —Sí, fue un riesgo enorme. Rowan realmente cree en esa antigua leyenda sobre el mapa. Creia que con obtenerlo lo volvería el Emperador. —
—Es increíble. ¿Hasta dónde puede llegar la gente por supersticiones? Gracias a los Dioses, no te paso nada —
—Solo unos cuantos rasguños, pero sobre eso... me preocupa, Cassian. Si Rowan está dispuesto a hacer esto por la corona, ¿qué más podría hacer? —
—Deberias estar preparado para cualquier cosa —
Mientras se dirigían al jardín para platicar mejor, Cassian volteó a ver a Zaida y Letio, que venían detrás de ellos, pero sobre todo a Zaida, para ver si no había sido lastimada. Anika se dio cuenta de que la estaba mirando y le susurró al oído.
—Pon atención. —
Cassian reaccionó y siguió hablando con William. William se dio cuenta de que Cassian estaba mirando a Zaida, lo que lo enojó internamente.
Al llegar al jardín, ambos tomaron asiento. William le dijo que el Emperador había adelantado su matrimonio con Cecilia.
—No lo puedo creer. ¿Qué piensas hacer? —
—El Emperador Magnus dice que esto pudo haberse evitado si me hubiera casado con ella mucho tiempo antes. No sé qué hacer, pero quiero que el matrimonio se retrase, o más bien, que nunca pase. —
Cassian entendió en cierto modo el hecho de casarse con alguien que no amas. —A ambos nos persiguen las malas noticias. Mi padre está enfermo, por lo que debo regresar por si llega a suceder lo peor. —
William se sorprendió por la noticia. —¿Está muy grave tu padre? —preguntó.
—Me necesitan allá, por lo que probablemente es grave, aunque espero que sea algo pasajero. En el peor de los casos, seré el próximo Rey —respondió Cassian, con pesar en su voz.
William entendió sus palabras y le dijo, lamentándolo sinceramente: —Lamento escuchar eso. —
—Eso espero. Vine a verte por el incidente pasado, pero también a despedirme porque tendré que regresar a mi Reino inmediatamente —
—Cuentas con mi apoyo en lo que necesites, Cassian —
Cassian asintió. —Igualmente tú, si necesitas algo, no dudes en decírmelo —.
William le agradeció por los guardias que le había prestado. Cassian dijo que no había problema. En ese momento, Letio se retiró para llamar a los guardias que le había prestado Cassian a William, para que se fueran junto con Cassian. William le dijo que espera que vuelva con buenas noticias. Cassian asintió. Al llegar Letio, Cassian se despidió también de él. Letio hizo una reverencia deseándole buen viaje. Luego, se dirigió a Zaida. Cassian se despidió y ella también.
Zaida, al ver que se iba, temía no volver a ver a Cassian. Le dijo a William que despediría a Cassian hasta la puerta. Hizo una reverencia y comenzó a caminar rápidamente para alcanzarlo.
—No es necesario, Zaida —dijo William, pero ella no hizo caso.
William se había dado cuenta de que Cassian sentía cariño por ella, y eso le preocupaba.
Cassian ya estaba saliendo del palacio, por lo que Zaida corrió detrás de él. Una vez afuera, ella le gritó, y al escuchar su voz, Cassian se dio la vuelta.
— Que tengas un buen viaje —
—Probablemente regresaré —
—Ten cuidado al regresar a tu Reino —respondió Zaida.
Cassian no dudo y la abrazo —Volveré por ti —dijo Cassian, susurrándole al oído. Luego miró a Anika. —Cuídala —.
—Ese es mi deber —respondió Anika.
—También te extrañaré a ti —
—Yo también te extrañaré —
Cassian se dirigió al Castillo para despedirse de su tío, dejando a Zaida y a Anika observando su partida con sentimientos encontrados.
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Cassian llegó al Castillo Imperial, sintiendo el peso de la responsabilidad y la tristeza que lo acompañaban. Al entrar, fue recibido por los guardias y rápidamente anunciado ante el Emperador Magnus. Magnus dio el permiso para que Cassian pasara, levantándose de su escritorio en el despacho para recibirlo con un abrazo.
—Mi joven sobrino, me alegra verte, aunque lamento las circunstancias —dijo Magnus, separándose de Cassian y observándolo con preocupación.
—Majestad, gracias por recibirme. Pronto tendré que partir —dijo Cassian, con un tono solemne.
—Lo sé. Tu madre me ha mandado una carta informándome del estado de tu padre. Lamento mucho esta situación —dijo Magnus, con sinceridad en sus ojos.
—Gracias, Majestad. Aprecio su comprensión —
Magnus se volvió hacia una mesa cercana y tomó un pequeño cofre adornado. —Quiero que lleves esto a tu madre. Es un obsequio para ella, de mi parte —dijo Magnus, entregándoselo a Cassian.
Cassian tomó el cofre y asintió. —Gracias, Majestad. Ella apreciará mucho este gesto.—
—Si necesitas mi ayuda en cualquier momento, no dudes en decírmelo —dijo Magnus con firmeza.
—Lo haré, tío. Gracias por todo —respondió Cassian.
—Que tengas un buen viaje y que todo salga bien en tu Reino —
Cassian agradeció el gesto y se retiró, despidiéndose con una inclinación de cabeza. Al salir, se dirigió a la habitación de su prima, la Princesa Ariadne. Después de ser anunciado, entró en la estancia. Ariadne lo recibió con un abrazo, con los ojos llenos de preocupación.
—Cassian, me enteré de lo sucedido. Lamento mucho lo de tu padre —dijo Ariadne, sosteniéndolo por los hombros.
—Gracias, prima. Vengo a despedirme. Tendré que partir pronto —respondió Cassian.
Ariadne asintió, con una mezcla de tristeza y comprensión en su rostro. —Lo entiendo. Por favor, manténme informada sobre todo. Quiero saber cómo estás y cómo va todo en tu Reino. —
Cassian le sonrió, agradecido por su apoyo. —Lo haré, Ariadne. Te prometo que te mantendré informada. —
Ariadne le devolvió la sonrisa y lo abrazó una vez más. —Cuídate mucho, Cassian. Espero verte pronto. —
Cassian se despidió y salió de la habitación. En el pasillo, mientras caminaba, miraba al suelo con la mirada perdida. Pensaba muchas cosas, sobre su padre, esperando que no estuviera tan grave. Ya extrañaba el Imperio sin aún irse.
La Emperatriz venía del otro lado junto con sus damas de compañía, regresando de su caminata en el jardín antes de dirigirse a su despacho. Vio que Cassian venía caminando en dirección a ella, pero él no la había notado. La Emperatriz hizo un gesto con sus manos, dando a entender a sus damas que la esperaran en su despacho. Cassian se dio cuenta que estaba frente a la Emperatriz y rápidamente hizo una reverencia. La Emperatriz vio su mirada perdida y se acercó a él, tomándolo del mentón y levantando su mirada.
—Un Príncipe, ante todo problema, siempre debe mantener la cabeza en alto —dijo la Emperatriz con firmeza—. No debemos mostrar debilidad. —
Cassian se asombró por sus palabras y respondió —Tiene razón, Majestad. —
La Emperatriz puso su mano sobre sus hombros —Todo estará bien. Rezaré por tu padre. Espero tu regreso con buenas noticias. —

Cassian asintió, y la Emperatriz lo abrazó. Aunque había que mostrar fortaleza, sabía que también necesitaba afecto. La Emperatriz veía a Cassian como un hijo. Justo en ese momento venía caminando Remesis. Al llegar a ellos, la Emperatriz le dijo:
—Remesis, acompáñalo. —
Remesis inclinó la cabeza y respondió — Lo haré, Majestad. —
La Emperatriz miró a Cassian con una sonrisa maternal y se retiró, dejando a Cassian con una renovada determinación. Sabía que tenía que ser fuerte, no solo por su padre, sino por su Reino y por aquellos que confiaban en él.
Mientras Cassian y Remesis caminaban hacia la salida del Castillo, Remesis rompió el silencio.
—Cassian, sé que este es un momento difícil para ti. Ambos estamos destinados a liderar nuestros Reinos algún día. La carga que llevamos es pesada —dijo Remesis con empatía.
Cassian asintió, agradecido por la comprensión de Remesis. —Es cierto. A veces me pregunto si estaré a la altura de las expectativas. Mi padre ha sido un gran Rey, y temo no poder llenar sus zapatos. —
Remesis colocó una mano en el hombro de Cassian. —Todos tenemos dudas, especialmente cuando las responsabilidades son tan grandes. Pero recuerda, no estás solo. Tienes aliados y amigos que te apoyarán. Y tienes la capacidad de ser un gran líder, tal como tu padre. —
Cassian suspiró, sintiéndose un poco más ligero por las palabras de Remesis. —Gracias, Remesis. Tus palabras me reconfortan. ¿Alguna vez has sentido que el peso de tu futuro papel es demasiado para soportar? Eres el hijo de tu padre, todo de el fluye en ti.—
Remesis sonrió con melancolía. —Más veces de las que puedo contar. Pero he aprendido que la fortaleza no reside en nunca tener miedo, sino en seguir adelante a pesar de él. Nuestra gente cuenta con nosotros, y debemos ser fuertes por ellos. —
Cassian reflexionó sobre las palabras de Remesis. —Tienes razón. Debemos ser fuertes no solo por nosotros mismos, sino por aquellos que dependen de nosotros. Prometo que haré todo lo posible para ser un buen Rey para mi pueblo. —
—Y lo serás —afirmó Remesis—. Sé que tendrás éxito. Pero recuerda, no dudes en pedir ayuda cuando la necesites. Estaré aquí para ti. —
Cassian asintió, sintiéndose fortalecido por el apoyo de su primo. —Gracias, Remesis. Significa mucho para mí. —
Remesis sonrió. —Ahora, ve con la cabeza en alto. Tu gente te necesita y tú familia te necesita fuerte. —
Cassian asintió y ambos se despidieron. Cassian se dio la vuelta, mirando el Imperio, consciente de que probablemente podría ser la última vez.
***
Al día siguiente, Cecilia se dirigía al Castillo. Al llegar, bajó del carruaje y entró con sus doncellas. Antes de entrar a la sala del trono, les pidió que esperaran afuera. Fue anunciada y Magnus la recibió en la sala del trono.
—Cecilia, ¿cómo está tu familia? —preguntó Magnus.
—Bien, gracias, Majestad —respondió Cecilia.
—Eso es maravilloso —dijo Magnus, asintiendo. Luego, su expresión se tornó seria. —Debo informarte sobre el confinamiento de Rowan. Ha sucedido algo grave. —
Cecilia, quien amaba a William, sintió un odio creciente hacia Rowan al enterarse de que había entrado en el palacio de William a la fuerza. Magnus continuó explicándole los detalles, y su ira solo aumentaba con cada palabra.
—Quiero que te encargues de su confinamiento —dijo Magnus.
Cecilia asintió, mostrando determinación. Magnus hizo un movimiento con sus manos y un escriba comenzó a redactar la orden en un rollo dorado. Tras terminarlo, leyó la orden Imperial, decretando que Cecilia se encargaría del confinamiento de Rowan e investigaría quién estaba involucrado junto con él. Cecilia se arrodilló y recibió el decreto imperial.
—Confío en ti para esta tarea —dijo Magnus.
Cecilia asintió y se retiró de la sala del trono, lista para cumplir con su deber.
Está muy buena la novela
Autora usted es increíble, mis respetos por esta obra tan magistral, me encanta es tan entretenida, lleno de acción, incertidumbre, misterio, magia, amor, todo en un paquete y es digno de felicitarla,, es muy atrapante leerla, espero sigas siempre brindando increíbles obras, Saludos desde Paraguay!!