¿Cómo No Amarte, Mi Querido Comandante?

-No...- Respondió Sasha con indiferencia, desconcertando a la pareja -Han trabajado aquí durante muchos años, gracias a su comida, este restaurante es famoso, no los remplazare por un problema tan trivial como éste.- Dejo en claro la joven.

Riu estaba tan confundida que no pudo evitar pensar que su Señorita estaba loca ¿Cómo lidiaria con eso si no era mediante el despido? ¿O acaso pensaba enviar a la pareja con un maestro matrimonial de esos que usaban en el harem imperial?

-¿Qué es lo que provocó su problema matrimonial? Ambos parecen estar juntos durante ya muchos años ¿Qué perturbo esto?- Preguntó la joven con indiferencia, señalandolos a ambos con la mano de arriba hacia abajo.

Fue hasta entonces que todos comprendieron, Sasha quería ayudarlos a aclarar los malos entendidos entre ellos, pero ¿No era aquello algo muy personal? Era la pregunta que estaba en la cabeza de todos.

Al ver sus expresión, Sasha negó con la cabeza mientras miraba con frialdad a la pareja -Su problema está creando pérdidas en el restaurante de mi padre, se supone, que al ser nuestros subordinados, nuestro labor es preocuparnos por ustedes, ya que sin subordinados ¿Qué sería de una empresa?...- Ella se detuvo y apoyo su mano en su mejilla.

-Cómo representante de mi padre, mi trabajo es resolver los problemas entre sus subordinados y hacer que la producción y calidad vuelva a lo mismo o sea mejor que antes. Así que, por favor.- Dijo la joven de manera elocuente y sencilla.

Tanto Riu como Cuart se miraron con los ojos muy abiertos, dándose un golpe mental por no recordar lo que decía en el contrato de los subordinados. Ellos tenían esas mismas cláusulas en el contrato que ahora tenía Sasha en su poder.

La pareja se miró, la dama sonrió con alegría y dio un paso adalente ante la consideración de la Señorita -Mi dama, expreso mi más sincera gratitud ante su preocupación.- Dijo ella antes de señalar a su esposo con enojo.

-Tengo molestias con mi esposo desde hace una semana, ya que, él tiene una concubina en casa. Hace una semana, la mujer se 'enfermo'...- Hizo comillas con los dedos -Y ahora, cada vez que llegamos a casa, quiere quedarse para hacerle compañía a su concubina 'entristecida', aún cuando el doctor le dijo que la mujer estaba bien...

Sasha asintió en señal de comprensión, luego volvió la mirada hacia el marido de la dama, esperando su explicación. Este respondió de inmediato al caer esos ojos fríos sobre él.

-Yo solo quiero que mi esposa comprenda que, como mi concubina, mi trabajo es preocuparme por ella, no puedo dejarla sola cuando está mal y triste emocionalmente.- Trato de justificarse el hombre con total seriedad, cruzándose de brazos mientras miraba a su esposa.

-¿A quién amas?¿A quién pertenece tu corazón?- La pregunta de Sasha conmocionó a todos, incluso a la pareja, los cuales, se miraron por unos segundos antes de apartar la vista del otro.

Los ojos de la joven estaban clavados en el hombre, quien suspiro para sus adentros antes de responder con total sinceridad -Amo de todo corazón a mi esposa, solo me case con la concubina por pedido de mi padre hace algunos años atrás.

-¿Entonces porque no te divorcias de ella y le das una compensación? Supongo que ni siquiera la visitas si amas tanto a tu esposa como dices.- Comentó Sasha, quien parecía no darle mucha importancia al tema.

-No, nunca lo hago, hasta ahora, tampoco he tenido intimidad con ella en todos estos años.- Respondió el hombre con total calma, dejando en claro la situación.

Sasha cerro los ojos y suspiro -Bien, ya te di una idea, esta en ti si tomas mi consejo o sigues con esto. Las concubinas no son más que problemas para las esposas principales. Aveces son tan crueles y astutas que se causan daño a escondidas... es frustrante.- Expreso Sasha.

Su mano se agitó, dándo a entender a la pareja que ya podía retirarse, estos se miraron, ya no había enojo en su mirada, si no, más bien, calma y tranquilidad. Ambos salieron con la cabeza baja.

Pará sorpresa de Riu y Cuart, el problema se resolvió en menos de diez minutos, ya solo quedaba que la pareja decidieran por si solos que hacer. Solo tenían que esperar.

Sasha agitó la mano y volvió la mirada hacia la ventana antes de ponerse de pie, camino hacia la puerta con sus guardias detrás de ella.

Mientras tanto, Matthew miro a Mateo con el ceño fruncido, el joven solo estaba parado allí delante de la puerta como si esperara algo o a alguien desde hace ya diez minutos. Ya cansado del comportamiento del tipo, se dio la vuelta y camino hacia la planta baja, sin intensión de esperarlo más.

Cuando él bajo las escaleras, la puerta delante de Mateo se abrió, dejando ver a la pareja, quien salieron con sumo cuidado, se tomaron de las manos y regresaron a su trabajo bajo la sería mirada de Mateo, quien había notado los enojados que estaban cuando entraron.

Por pura curiosidad, se quedó allí, esperando ver a aquella persona, miró a todos los comenzales en el restaurante, pero ninguno le resultó sospechoso. Y en todo el lugar, está era la única sala privada, la única que tenía puerta.

Un minuto después, la puerta se abrió una vez más, haciendo que se diese la vuelta. Al momento siguiente, sus ojos se abrieron como platos al ver a la joven dama salir.

Delante de él, la mujer más hermosa que había visto apareció, con el cabello negro caer como cascada hasta su caderas, con hermosos y fríos ojos azules, labios rojos como las fresas, mejillas claras y cejas delgadas, pestañas largas como alas de mariposa.

Con una hermosa horquilla con forma de espada atando una pocas mechas de su cabello, un hermoso y perfecto vestido azul marino qué se ajustaba a su pronunciada figura bien sustentada. Sin embargo, lo que más llamó su atención fue la espada que colgaba de la cintura de la chica.

Los ojos del joven mostraban admiración y obsesión, sus mejillas brillaban en un rojo carmesí y sus labios se abrían con suavidad, como si quisiese decir algo.

Sin embargo, la joven pasó a su lado como si no se diera cuenta de su existencia. Él estaba a punto de decir algo para detenerla cuando vio como esta volvía la mirada hacia él.

Esos ojos azules lo miraron como si atravesarán su cuerpo y estrujaran su alma, obligándolo a detenerse, un escalofrío igual de terrible que el que sintió recorrer su cuerpo en la planta baja ¡Resulta que era la misma persona!

No fue hasta que la chica aparto la mirada de él que volvió en sí, viendo como esta bajaba las escaleras con un aura fría rodeando su cuerpo.

No era para menor, a sus ojos, era como una hermosa hada de hielo qué robo su corazón con tan sólo una mirada.

Él bajo las escaleras para buscar a su primo y contarle la gratificante noticia. Pero se detuvo cuando vio a aquella joven salir del establecimiento y subir a un carruaje.

Sus ojos brillaron, con las conexiones de su primo, podría encontrarla si le pedía ayuda a él ¿No es así?

Pará cuando encontró a Matthew, el rojo subió a su rostro una vez más, se sentó delante de él, viendo que por fin no arrugaba las cejas al beber su té.

-Primo Matthew, adivina qué ¡He conocido al amor de mi vida!¡Quiero casarme con ella!- Exclamó emocionado el joven con los ojos brillantes, pero su primo no le presto mínima atención a su entusiasmo.

A pesar de eso, poco le importó y continuo con su relato, llevando sus manos a su pecho.

-Con hermosos ojos azules, cabello negro y rostro de un ángel frío, tenía una espada látigo en la cintura y un hermoso vestido azul que combinaba perfectamente con sus ojos ¡Primo, quiero verla otra vez!- Exclamó el joven con una gran sonrisa, llamando la atención de algunas personas.

Matthew frunció el ceño cuando escucho aquella descripción, y por alguna razón, la imagen de su futura esposa pasó por su mente. Sin embargo, negó con la cabeza.

Era sumamente imposible que la chica viniera a un lugar como este ¿O tal vez no?