LEGENDARIA

¿Que es lo que quieres? - Sofía se había dignado a hablar cortando con la atmósfera incómoda en el interior del Vehículo, ganándose la mirada del Coronel que había aparcado el vehículo en el estacionamiento del departamento del Coronel, la pregunta de Sofía no había tenido contestación, pero al observar que Benjamín abrió la puerta ella entendió que debía de seguir al hombre, pero su carácter no lo permitía así que la mujer no había imitado la acción del Coronel, pero ni bien pasaron 30 segundos el mismo Benjamín abrió la puerta, el aire frío entró en contacto con el rostro de la mujer.

- Sal - su áspera voz y su mirada fulminante había infligido temor en Sofía, así que obedeció - No juegues con la muerte - Agregó Benjamín, cuando habían entrado en el Lujoso departamento del hombre se encontraba a oscuras, Sofía sentía que su piel se helaba la Oscuridad camuflaba incluso al hombre, puesto que Benjamín se encontraba vestido de negro, pero la mujer sentía que la estaban observando hasta que las luces fueron encendidas y los ojos oscuros como de un Túnel sin salida la estaba observando.

Se sentía el silencio y la incomodidad, más la incertidumbre eran las que dominaban el cuerpo de Sofía, pero tuvo que sacar fuerzas de donde no la tenía para sostenerle la mirada a Benjamín.

— Habla - expuso Sofía tratando de escucharse segura de si misma.

— Te convertirás en mi esposa - Benjamín lo expresó con una media sonrisa - Y no existen negativas que funcionen porque tu padre, el Prestigioso Médico que lleva años sirviendo al Hospital Militar, se muere, para mí es muy fácil enviarlo a una muerte segura - Benjamín la fulminó con la mirada.

— ¿Me estás amenazando? - Sofía se había vuelto pálida ante las palabras del Hombre que acostumbraba a doblegar a cualquiera.

— Lo estoy haciendo en este preciso momento sería muy fácil para Benjamín Walton enviar al Doctor Sandoval a una Misión y ser yo mismo el que ejecute la orden de que lo aniquilen y en tus hombros llevarás la carga de la muerte de tu padre creo o supongo que ya será mucho pesar cargar con la muerte de tus padres en tus hombros bueno, la muerte de tu madre culpa tuya no fue, pero si no hubieras nacido tu madre seguiría con vida tú sabes que esa es la razón por la cual tu padre no te acepta - Benjamín podía ser muy cruel si se lo proponía ya sus duras palabras habían logrado que los ojos verdes de Sofía se llenen de lágrimas.

— ¿Por qué yo? - Sofía no entendía cómo había llegado hasta esta profundidad con el Coronel, para ella esto era un sendero que la conducía directamente al Infierno.

— Porque se me da la regalada gana, mañana mismo nos casamos, pero ojo ser la Esposa del Coronel no es fácil.

— No quiero ser la esposa de un Tirano Coronel— Atacó Sofía.

— Puedes dormir en el sofá— Benjamín se había subido por las escaleras dejando a Sofía bastante enojada, por un momento se le había cruzado por la cabeza huir, pero tampoco dudaba de que Benjamín cumpliera con sus palabras, Sofía Sandoval dejó escapar un profundo suspiro, ella no permitiría que su padre sufriera, aunque él no la quiere, ella sí adora a su padre más allá de todos sus desprecios.

— No te creas que voy a dejar que tú me vuelvas sumisa ante ti, por supuesto que voy a utilizar todos los beneficios que me dará ser la Esposa del Coronel - Los ojos de la mujer habían brillado con sabiduría al susurrar aquellas palabras.

Eran las 5 de la mañana cuándo Diana abrió sus ojos, todo su cuerpo aún se sentía cansado, la Morena se mordió los labios al sentir las manos de Arnaldo en su cintura quemando su piel - ¿Te gusta? - La voz del hombre se escuchó muy baja en los oídos de la mujer, Diana se había dado la vuelta para besar los labios de Arnaldo que había correspondido al beso de manera apasionante logrando que Diana emitiera un Gemido, ambos estaban desnudos y fue muy fácil que volvieran a entregarse a las llamas de la pasión.

— Eres una tentación que me lleva al límite de perder la cordura  si te siento cerca - La respiración de Diana estaba acelerada - Además - a medida que Arnaldo hablaba sus embestidas eran salvajes, logrando que su esposa disfrute a plenitud - Queda prohibido que vuelvas a ponerte en peligro— Arnaldo se apoderó de los labios de su esposa mientras sus cuerpos empiezan a sudar nuevamente.

— ¿Qué pasa si vuelvo a ponerme en peligro? - Preguntó Diana mientras arquea el cuerpo para una embestida más profunda.

—¿Te gusta? - Pregunto con la voz ronca Arnaldo siguiendo el juego de toqueteo de su esposa.

— Responde tú primero - Diana había cerrado los ojos mientras disfrutaba de aquel encuentro intimo que era satisfactorio, ambos eran Fuego.

— Lo que te haré no será tan malo - Arnaldo gimió al sentir el sereno en la cavidad de la morena.

— Ven por mi Benzema — Susurró Diana, cambiando de posición rápidamente colocándose de espaldas a Arnaldo, el hombre la volvió a embestir en aquella posición mientras sus manos también acarician a la mujer.

— Me encantas malditamente - Arnaldo empezó a tener un desenfreno en la manera de unir sus cuerpos— ¡Oh, Belleza mía! - Expresó Arnaldo, ambos dejaron escapar un grito de éxtasis, las manos de Arnaldo apretaron con fuerza la cintura de Diana mientras dejaba correrse en el interior de la Morena que se mordía los labios, el hombre se había acostado y Diana había dejado descansar su cabeza por encima del pecho del hombre.

— ¿Por qué has vuelto? - Preguntó Diana mientras sus manos descienden por el abdomen de Arnaldo.

— He vuelto porque no puedo imaginarte en peligro Diana, cuando me han informado de que estabas en la Disco tuve un mal presentimientoy te repito no quiero que estes en peligro - Arnaldo cerró los ojos por unos instantes.

- Tengo a tus Guardaespaldas protegiéndome - pero definitivamente el presentimiento de Arnaldo no estaba muy lejos de la verdad, puesto que todo podría tambalear si se hubiera dado un encuentro entre Diana y Benjamín.

- Siento que no es lo mismo que ellos te acompañen a que yo esté cerca.

- Eres muy protector conmigo Arnaldo - Murmura Diana acariciando el rostro del hombre.

- Diana, es porque  te amo - Sentenció el Mafioso.