Priscila Lewinsky
La primera vez que lo vi, sabía que sería mi maldición. Su mirada era capaz de traspasar mi ser. El problema era... que yo estaba casada.
Christian Wright
Su mirada triste le llamó la atención. ¿Cómo una belleza como ella podría ser infeliz? Quería hacerla suya... pero le pertenecía a otro. ¿Serán su salvación o su peor error?
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Desolación
[PRISCILA]
Esa mañana cuando despertó había hecho el amor con Christian. Él la hacia sentir amada y muy felíz. Vivir con su chico era increíble, era alguien que la trataba como su igual.
Luego de prepararse habían desayunado juntos y lo había despedido cuando se iba a trabajar. Este la abrazó y besó sus labios.
Christian- Te amo... recuerda escribirme.
Priscila- Te extrañaré.- dijo haciendo puchero
Christian- Yo ya lo hago sirena.- dijo con sinceridad
Priscila- Te amo, te veo mas tarde.
Él se fué y ella se puso a limpiar el apartamento. La verdad le gustaba mucho. Era su hogar y eso le hacía muy felíz. Los sentimientos que tenía en esos momentos eran inexplicables, pero maravilloso.
Cuando terminó con la casa, decidió cocinar algo para almorzar e ir a ver a su hombre. Luego se duchó y se arregló para él.
Cuando llegó él se puso muy felíz de verla. Podía ver el amor en su mirada, era una mujer afortunada. Su forma de observarla la derretía... provocaba desvestirlo allí mismo y hacer el amor.
Comieron juntos y charlaron de lo que haría. Le habló de que iría también donde el abogado. De hecho se suponía que ya le habría entregado los papeles del divorcio a Anderson. Luego se despidió de él.
Durante la tarde después de hacerle unas preguntas al abogado, salió con Alana. La habían pasado muy bien. Se sentía muy relajada y felíz. Estaba empezando a creer que los sueños realmente se podían hacer realidad. Cuando Alana la dejó frente al edificio la vió marcharse sonriendo, cuando se dirigía a la entrada para subir apareció alguien y todo se puso negro...
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Cuando abrió los ojos estaba confundida. No recordaba bien que había pasado. El lugar estaba oscuro y encendió la lámpara que había a su lado.
Luego reconoció el cuarto... se levantó asustada. Estaba en la casa de campo de Anderson. La había secuestrado Dios mío, ¿qué le haría? Estaba preocupada... si hubiera sabido que sería la última vez que vería a Christian le hubiera expresado mucho mejor sus sentimientos. No pudo evitar empezar a llorar, estaba muy nerviosa.
Fué a la puerta y vió que estaba abierta. Abrió la puerta con suavidad y no había nadie. El lugar parecía desolado, estaba temblando de miedo.
Cuando bajó las escaleras, se puso a observar su alrededor. De noche el lugar se veía muy tenebroso.
Entonces un escalofrío recorrió su espina dorsal. Y al voltearse era Anderson quien la miraba con mirada siniestra. Comenzó a tener náuseas y a retroceder.
Anderson- Hola cariño, me alegra que llegaras a casa. - dijo con voz carente de emoción
Su mirada era de terror, podía ver el odio palpitando en sus ojos.
Priscila- Anderson... - dijo asustada
Anderson- Ahora tenemos muchas cosas de que hablar. ¡Como de tu maldita aventura!
Priscila- Tu tienes miles de aventuras... además él es mas que eso...
Anderson- ¡Cállate perra! ¿Creías que te podías escapar de mi? ¿Te atreviste a enviarme una demanda de divorcio? Maldita puta voy a hacerte recordar esto.- dijo en tono amenazante
Priscila- Anderson por favor... podemos acabar con esto...
Anderson- ¿Sabías que soy un hombre poderoso? Tengo contactos y podría hacer muchas cosas. Podría encerrarte en un hospital psiquiátrico, decir que estás loca y sorpresa ser el encargado de todos tus bienes. También la opción 2 matarte y luego fingir que estoy desesperado por que has desaparecido. ¿Imaginas? En todas las opciones tu pierdes... - dijo riendo como maniático
Anderson estaba loco, era cierto jamás podría alejarse de él. Tenía miedo, ahora si estaba en problemas. Ella comenzó a correr y él la alcanzó. La agarró por el pelo y la golpeó contra la pared.
Luego comenzó a golpear su rostro, ella lloraba del dolor. Podía saborear su sangre, iba a morir, estaba vez iba a morir.
Priscila- Por favor...
Anderson- ¡Eres una puta, maldita gorda!
Luego comenzó a patearla en el rostro y en el estómago. No tenía fuerzas para seguir luchando... estaba cansada. Tal vez era lo mejor... si moría todo acabaría y todos serían felices. Todo se volvió negro y lo último que escuchó fueron los insultos de Anderson.
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...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
[CHRISTIAN]
Estaba desesperado no sabía nada de Priscila. Nadie sabía una mierda sobre ella. Iban de camino a la casa del malnacido y se encontraron con sus guardias.
Alana- Necesito hablar con mi hermana.
Guardia- La Sra. Luel no a venido a la casa.
Alana- Entonces quiero hablar con mi cuñado. - dijo desesperada
Guardia- Señorita en la casa no hay nadie. El señor Luel no a vuelto a la casa desde esta mañana.
Alana- ¿Estás seguro? Por favor me urge hablar con él.
Guardia- No le miento señorita, por favor debe irse de la propiedad.
Christian fué donde él molesto. Lo agarró de la camisa.
Christian- ¡Dime donde mierda están!
Otro guardia le apunto con un arma y Mike lo agarró.
Mike - Vámonos amigo, no hay nada que hacer por ahora. Nos van a matar aquí.
Él se fué resignado, no tenía una pura idea de donde estaba su mujer. ¿Qué mierda haría ahora? Alana estaba en el auto llorando. Mike la abrazaba preocupado.
Alana- Estamos solos... mis padres no harán nada para buscarla. Sólo deseo que esté bien...
Christian- ¡Mierda! ¡No puede ser que no sepamos nadie de ella!
¿Qué haría ahora? ¿Cómo la encontraría? Estaba jodido y no tenía una maldita idea de que hacer. Si estuviera trabajando con su padre, le permitiría tener el poder que necesitaba. Pero sería como entregarse al diablo. Tampoco es algo que su sirena querría que él hiciera. Mierda... ¿que haría?
fue una historia muy buena, realista, profunda y con una enseñanza. sigue escribiendo, eres muy buena en ello