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Pesadilla De Amor

Pesadilla De Amor

Status: Terminada
Genre:Elección equivocada / Traiciones y engaños / Amante arrepentido / Completas
Popularitas:1.6k
Nilai: 5
nombre de autor: sil Deco

aveces el amor no es lo uno espera

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Capítulo 21 – Carretera al alma

El motor de la camioneta rugió como un viejo guerrero que volvía al campo de batalla, aunque esta vez no para pelear… sino para llevarlos a un nuevo comienzo.

Tomás se bajó, con la camisa arremangada y las manos manchadas de aceite, mientras Luna acomodaba una mochila con ropa, libros y una libreta en la que había escrito el nombre del viaje: “Carretera al alma”.

—¿Lista? —preguntó él, con una sonrisa de chico en día de paseo.

—Más que nunca —respondió ella, y subió al asiento del acompañante.

Apenas salieron del pueblo, Luna sacó la cabeza por la ventanilla y dejó que el viento le despeinara los pensamientos. No llevaba maquillaje, ni auriculares, ni filtros. Era ella. Pura. Cruda. Viva.

Tomás no decía mucho, pero de tanto en tanto le lanzaba miradas furtivas. Como si no pudiera creer que esa mujer libre, luminosa, sentada a su lado, fuera la misma que llegó rota al pueblo meses atrás.

Manejaron sin destino exacto. Sólo con una idea: ver el mar. Tomás quería mostrarle el horizonte abierto. Luna quería comprobar que la vida no se terminaba en los límites del miedo.

**

El primer alto lo hicieron en una feria de artesanos de un pueblo que parecía salido de una postal antigua. Luna compró una bufanda tejida con lana gruesa y le regaló a Tomás un llavero de madera con forma de estrella.

—Para que nunca te pierdas en la ruta —le dijo, y él la abrazó, en medio del bullicio de los puestos y los colores.

Durmieron la primera noche en una posada sencilla con paredes de adobe y sábanas con olor a jabón casero. Luna se duchó larga, largamente, dejando que el agua caliente le aflojara los recuerdos. Cuando salió envuelta en una toalla y se miró en el espejo, se vio diferente. No porque las cicatrices se hubieran ido, sino porque ya no las odiaba. Eran parte de su historia. No su final.

Tomás estaba en la cama, leyendo. Al verla, cerró el libro y la observó en silencio.

—¿Qué? —preguntó ella, tímida.

—Nada. O todo. Te veo, Luna. Y me asombra la belleza de tu coraje.

Ella se acercó, le besó la frente y se acurrucó a su lado.

—Gracias por no soltarme.

—Gracias por dejarte abrazar.

**

Al segundo día llegaron a la costa. El mar los recibió con un viento salado que les enrojecía las mejillas y les despeinaba las ideas. Luna se quitó los zapatos y corrió por la arena como una niña, con las mangas del abrigo volando como alas.

—¡Es enorme! —gritó, y rió, rió como hacía años no reía.

Tomás la alcanzó, jadeando, y juntos se tiraron de espaldas a mirar el cielo.

—¿Sabés qué siento? —preguntó Luna, con los ojos cerrados.

—Decime.

—Que el mar se parece a lo que siento por vos. Inmenso, un poco intimidante… pero lleno de paz.

Tomás no dijo nada. Le tomó la mano. Le acarició el pulgar. Y con la voz baja, como si se lo dijera al universo, soltó:

—Y yo siento que si me das la mano, puedo caminar por cualquier tormenta.

**

Esa noche acamparon en una zona protegida del bosque costero. Encendieron una fogata pequeña, comieron pan con queso y compartieron un termo de mate. Luna, envuelta en su nueva bufanda, escribió en su libreta mientras Tomás afinaba una vieja guitarra de viaje.

—¿Estás escribiendo poesía? —preguntó él.

—Algo así. Estoy tratando de capturar lo que siento sin tener que gritarlo.

—¿Y qué sentís?

Luna lo miró. La luz del fuego le iluminaba la cara con tonos cálidos.

—Siento que por fin no estoy huyendo. Estoy yendo hacia algo. Hacia mí. Hacia vos. Hacia una vida real.

Tomás tocó unos acordes suaves. Una melodía melancólica pero esperanzadora.

—Cuando todo esto empezó —dijo él— pensé que te estaba ayudando a reconstruirte. Pero la verdad es que vos también me reconstruiste a mí.

—¿Por qué lo decís?

—Porque también tenía miedo. De amar, de perder, de no ser suficiente. Y ahora… solo tengo ganas de quedarme.

Luna se acercó, se sentó a su lado, y apoyó la cabeza en su hombro.

—Entonces quedate.

—Para siempre.

—Para siempre suena bien. Y se acercó pidiéndole permiso con la mirada para poder sellar con un beso la promesa y así fue, un beso suave, lento para que sepa que el la amaba y no se iría ni la lastimaría jamás.

**

Durante los días siguientes siguieron viajando por la costa, parando en pueblos pesqueros, conociendo gente amable, probando comidas caseras, tomando fotos tontas. En cada rincón, Luna dejaba un poco del peso que había cargado tanto tiempo. Y en cada amanecer, Tomás la miraba como quien ve florecer algo que creía perdido para siempre.

Una tarde, mientras caminaban por un sendero entre médanos, ella se detuvo y dijo:

—Quiero construir una casa con ventanas grandes, que den al este, para que la luz entre temprano.

—¿En serio?

—Sí. Una casa donde cada rincón tenga una historia. Donde haya espacio para tus libros, mis macetas, y un perchero lleno de mochilas listas para nuevas aventuras.

Tomás la miró con ternura.

—Yo conozco un terreno. A unos kilómetros del pueblo. Tiene árboles y vista al valle.

—Entonces construyamos ahí.

Y en ese instante, sin necesidad de promesas vacías, de papeles firmados ni anillos caros, sellaron el comienzo de su nueva vida.

Una vida sin miedos, pero con memoria.

Sin cadenas, pero con raíces.

Una vida compartida.

**

El último día del viaje, Luna dejó una concha marina en la guantera de la camioneta.

—¿Para qué? —preguntó él.

—Para que cada vez que salgamos a buscar algo, nos acordemos que lo más hermoso… a veces llega después de la tormenta.

Tomás asintió. Encendió el motor. Y mientras el sol se hundía en el mar, comenzaron el regreso. No al pasado. Sino a ese futuro que ahora, por fin, se animaban a escribir juntos.

1
Eliana Gantus
bien !!!
Eliana Gantus
q dañada q está !
Eliana Gantus
lamentablemente existen hombres así.suerte q pudiste escapar,q pudiste pedir ayuda y la aceptaste
Susana Santillan
Repetido
Emperatriz Reales
Loco, enfermo, psicopata, cial amor, maltratps, violencias, en nombre del amor se cometen las peores cosas
Emperatriz Reales
Mi pregunta es q le dio ese malvado psicopata, a si, golpes, maltratos, abusos eso es lo q le dio
valeska garay campos
hermosa historia
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