Fui Lyra, la escritora que escribió historias de terror con palabras afiladas como cuchillas. Pero ahora, soy Zephyr, la última víctima de mi propia pluma, condenada a un destino cruel y despiadado. Mis ojos, antes llenos de vida y curiosidad, ahora reflejan el terror que me rodea, la certeza de un final inminente, si no cambio el rumbo de la historia que yo misma escribí.
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Capitulo 22
La llegada anticipada y sorpresa de mi prometido, me mostró que mi corazón no estaba muerto al deseo, sino esperando. Connan, con su mirada que seduce y su toque que domina, me hace anhelar su posesión. La espera de nuestra boda es una tortura dulce, el preludio de una noche de entrega total. Cuando Connan me contó por qué adelantó su regreso, la furia me cego. Esa mujer caprichosa lo quiere, ¡a mi fiera! Pero él es mío, y lo haré adicto a mi sabor, para que ninguna gata en celo se atreva a acercarse. Si él es posesivo conmigo, entonces yo soy el doble de posesiva que él.
El tiempo se escurrió entre nosotros, y la despedida se hizo inevitable. El bosque, peligroso al caer la noche, no es lugar para encuentros con bestias, menos aún cuando mi magia sigue siendo un misterio para mí. Nuestro beso de despedida fue una danza de poder, un intercambio donde la sangre se convirtió en un recordatorio de nuestra conexión salvaje. Jadeamos, al borde del precipicio, pero antes de caer, le puse fin, sacando a Connan del carruaje. Le pedí a Leonor que subiera, dejando a Connan con una sonrisa que augura noches de pasión. Se que su mente ya está planeando cómo romper mis defensas.
__Señorita Zephyr, me pregunto si su prometido tendrá alguna afinidad con los vampiros? He notado ciertas marcas... peculiares en sus labios y otras zonas__. El rubor me invadió al escuchar a Leonor. Sus ojos, llenos de preocupación, me hicieron sentir expuesta. Las marcas del encuentro fogoso con mi prometido, quedaron palpables en mi piel, como un recuerdo de mi falta de prudencia. ¡Demonios! Debí haber sido más cuidadosa, y decirle a Connan que sus mordiscos fueran más discretos.
__Leonor, no hay de qué preocuparse. Connan no es un vampiro, sino un hombre lobo, mi hombre lobo. Y estoy segura de que nuestro matrimonio será... muy interesante__. El pensamiento de ser suya me hizo suspirar. ¡Connan, mi esposo! Imaginarme entregada a él, sin reservas, me hace arder de deseo. Si no fuese por la amenaza de lo desconocido y la inestabilidad de mi magia, me deleitaría en la dicha de casarme con un hombre tan perfecto: ardiente, rudo, sexy y serio, tal como me gustan.
__Señorita, con todo respeto, le sugiero que modere un poco sus juegos con su prometido. No querrá que un pequeño lobezno se una a ustedes antes de tiempo, ¿verdad?__. ¡Uf! Casi escupo el alma al oír a Leonor. ¿Madre? ¡Aún no, gracias! Soy demasiado joven, y además, Connan y yo nos estamos guardando para el matrimonio... y para cuando yo sea mayor de edad, claro.
__Leonor, relájate. Connan y yo somos pacientes. Esperaremos al matrimonio para... bueno, ya sabes. Mientras tanto, nos divertiremos un poco, pero sin pasarnos de la raya. No queremos que un pequeño lobezno nos adelante la boda__. Admito que 'lobezno' no es el apodo más tierno del mundo, pero con un padre lobo, es lo que hay. Supongo que tendré que acostumbrarme a llamar así a mis futuros cachorritos. Mientras divago sobre cómo llamarán a mis futuros hijos, Leonor me mira con una mezcla de incredulidad y sospecha. ¿Acaso tengo un letrero en la frente que dice 'pervertida'? ¡No pienso saltarme la boda!.
El camino al ducado transcurrió sin incidentes, pero al llegar, me escabullí a mi habitación. No estoy de humor para los celos de mi hermana hacia Brenan. Afortunadamente, logré escabullirme sin ser vista. Después de asearme y cenar algo, me desplomé en la cama. El día había sido agotador, y necesitaba reponer fuerzas para los entrenamientos y la supervivencia en este mundo caótico.
Una escena familiar se desplegó ante mí, sumiéndome en una inquietante sensación de irrealidad. ¿Estoy dormida de nuevo, atrapada en la pesadilla que me ha perseguido desde que la tuve?. La escena se repitió, un ultraje brutal a una joven indefensa. Sentí su dolor, su impotencia, su ira y su sed de venganza, todo amplificado en mi interior. Pero esta vez, algo es diferente. Vi su rostro, y el horror me paralizó. ¡Soy yo! o mejor dicho este cuerpo, el cual está siendo ultrajado por bestias. La confusión me abrumó. Yo nunca escribí esto. Jamás permitiría tal atrocidad contra una mujer.
El vacío me comenzó a succionar, una caída interminable que me arrancó un grito de la garganta. Desperté, el corazón lastimando mi pecho con sus latidos acelerados y violentos, empapada en sudor frío. La pesadilla, más real que cualquier recuerdo, me ha dejado con una pregunta clavada en la mente: ¿qué está sucediendo en este mundo que yo misma inventé? Desde mi llegada, todo se ha desmoronado, como si las reglas que yo establecí se hubieran roto. Y el dolor de Zephyr... lo siento, lo sufro, como si fuera mío. ¿Cómo es posible?.
Mi alma, arrojada a este cuerpo como penitencia por la creación de un mundo corrupto, se retuerce ante el recuerdo de la risa burlona del guardián de almas. Esa voz, un veneno que se filtra en mi poca cordura, me obliga a cuestionar todo. Hay un secreto, una conspiración oculta en esta pesadilla, y yo estoy atrapada en el centro. Pero la verdad se resiste, oculta tras un velo de misterio, impidiéndome comprender por qué el dolor de Zephyr se siente como mío, por qué sus recuerdos se mezclan con los míos. Somos almas separadas, entidades distintas, y sin embargo...me siento como si fuese ella.
El insomnio me ha secuestrado, dejando mi mente a merced de los fantasmas de la pesadilla. Busqué refugio en el agua caliente, un intento desesperado de purificarme, de borrar las imágenes que se aferran a mi piel como una segunda capa. Froto con furia, intentando desprenderme del dolor, el miedo, el asco y la furia que me invaden. Sentimientos ajenos, pero que resuenan en mí como si fueran míos, como si este cuerpo, este envoltorio, siempre me hubiera pertenecido. Una idea absurda, un delirio que, sin embargo, se siente terriblemente real.
La mañana me encontró con la sombra del insomnio marcada bajo los ojos, un tributo a los nervios y la ansiedad que me había mantenido despierta. Cada segundo que pasa, la pesadilla se convierte más en un recuerdo punzante, una verdad oculta que exige ser revelada. Debo llegar al fondo de esto, o la locura me arrastrará a un abismo de pesadillas recurrentes, un laberinto de confusión sin salida.