Mauricio Silva, un exitoso empresario de 38 años, se encontraba en una posición inesperada. Conocido en la alta sociedad por su inteligencia, carisma y atractivo, Mauricio había disfrutado de la vida de soltero por muchos años. Las cenas de gala, los eventos benéficos y las reuniones de negocios eran su hábitat natural. Sin embargo, su vida dio un giro radical cuando se convirtió en el tutor legal de Samanta Santos, la hija de su mejor amigo fallecido.Samanta, de 20 años, era todo un desafío. Conocida entre sus amigos y conocidos como el "demonio", no por maldad, sino por su espíritu indomable y travieso.
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Capítulo 22 : Escenas Románticas
La mansión de Mauricio se encontraba sumida en un aura de calma al anochecer, con la luna iluminando los jardines y las luces tenues del interior creando un ambiente íntimo. Samanta estaba en su habitación, repasando algunas notas de sus estudios, cuando escuchó un suave golpe en la puerta.
—¿Samanta? —La voz de Mauricio era un susurro, cargado de emoción contenida.
—Pasa, Mauricio —respondió ella, sintiendo un ligero escalofrío de anticipación.
Mauricio entró y se quedó en el umbral, observándola con una intensidad que hizo que el corazón de Samanta latiera con fuerza. Había una tensión palpable entre ellos, una mezcla de deseo y amor no confesado que ambos sentían, pero que ninguno se había atrevido a verbalizar.
—Quería hablar contigo —dijo Mauricio, acercándose lentamente—. Sobre todo lo que ha pasado y... sobre nosotros.
Samanta cerró su cuaderno y se levantó, sintiendo que sus piernas temblaban ligeramente. —¿Qué pasa, Mauricio?
—Creo que es hora de que hablemos honestamente —dijo él, deteniéndose a pocos pasos de ella—. He estado tratando de ignorar lo que siento, pero no puedo seguir así.
Primer Contacto
La proximidad entre ellos hizo que el aire se llenara de una electricidad tangible. Mauricio levantó una mano y la posó suavemente en la mejilla de Samanta, acariciándola con ternura.
—Samanta, desde que llegaste a mi vida, todo ha cambiado. Eres más que una responsabilidad para mí, eres... todo lo que quiero.
Samanta sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas, emocionada y abrumada por las palabras de Mauricio. —Mauricio, yo... también siento lo mismo. Pero es complicado, todo es tan... confuso.
Mauricio no esperó más. Inclinándose lentamente, capturó sus labios en un beso suave pero lleno de pasión contenida. Samanta respondió inmediatamente, sintiendo que todo su ser se derretía ante el contacto. Fue un beso que hablaba de amor, deseo y promesas no dichas.
Escena en el Jardín
Después del beso, Mauricio tomó la mano de Samanta y la llevó al jardín, donde una suave brisa nocturna los envolvió. Se sentaron en un banco bajo una pérgola cubierta de jazmines, el aroma dulce llenando el aire.
—Aquí es donde siempre vengo a pensar —dijo Mauricio, rompiendo el silencio—. Es mi lugar de paz, y quería compartirlo contigo.
Samanta sonrió, apoyando la cabeza en el hombro de Mauricio. —Es hermoso. Gracias por traerme aquí.
—Quería que supieras lo importante que eres para mí, Samanta. —Mauricio la miró a los ojos—. No quiero que sientas que tienes que estar con alguien solo por cumplir con un testamento. Quiero que elijas estar conmigo porque me amas.
Samanta levantó la cabeza, mirándolo con determinación. —Mauricio, no quiero a nadie más. Pero necesitamos tiempo para nosotros, para entender qué significa todo esto.
Confesiones Bajo las Estrellas
Pasaron la noche hablando de sus miedos, sus sueños y su futuro. Mauricio confesó sus dudas y su deseo de protegerla, mientras Samanta compartía sus inseguridades y su anhelo de ser independiente, pero también su amor por él.
—Quiero que seamos felices, Samanta —dijo Mauricio, tomando sus manos entre las suyas—. Quiero construir una vida contigo, pero también respetar tu libertad y tus sueños.
—Y yo quiero lo mismo, Mauricio. Pero también quiero que sepas que te amo, y que quiero estar contigo porque eres el hombre que he elegido, no por ninguna otra razón.
Se miraron a los ojos, sellando su promesa con otro beso, más profundo y cargado de emociones. Era como si el mundo desapareciera a su alrededor, dejándolos solos en su burbuja de amor.
Momentos de Intimidad
Los días siguientes estuvieron llenos de momentos íntimos y románticos. Mauricio la sorprendía con desayunos en la cama, paseos por el campo y cenas a la luz de las velas. Samanta, por su parte, encontraba pequeñas formas de demostrar su amor, desde notas cariñosas hasta canciones dedicadas a él.
Una noche, mientras estaban acurrucados en el sofá viendo una película, Samanta sintió la necesidad de hablar más abiertamente sobre sus sentimientos.
—Mauricio, a veces me asusta lo rápido que han cambiado las cosas entre nosotros —confesó, jugando con los dedos de él—. Pero al mismo tiempo, nunca me he sentido tan segura de algo en mi vida.
Mauricio la miró con ternura, acariciando su cabello. —Lo sé, Samanta. Yo también he tenido mis dudas, pero cada vez que te miro, sé que todo vale la pena. Quiero que sepas que estoy aquí para ti, siempre.
El Primer Fin de Semana Juntos
Decidieron pasar un fin de semana en una cabaña aislada, lejos de las preocupaciones y las miradas inquisitivas. Fue un tiempo solo para ellos, donde pudieron explorar su relación sin interrupciones.
La cabaña estaba rodeada de un bosque denso, con un lago cercano donde pasaron las tardes remando y nadando. Las noches las pasaron frente a la chimenea, compartiendo historias y susurrando promesas.
Una noche, después de un día agotador de caminatas, se acurrucaron bajo las mantas, disfrutando del calor del fuego.
—Esto es perfecto —dijo Samanta, acurrucándose más cerca de Mauricio—. No necesito nada más que esto.
—Y yo solo necesito verte feliz, Samanta. —Mauricio la besó en la frente—. Haremos que esto funcione, lo prometo.
La Primera Vez.
La relación entre ellos se profundizó, y llegó el momento en que ambos se sintieron listos para llevar su relación al siguiente nivel. Fue una noche llena de ternura y pasión, donde cada caricia y beso hablaba del amor profundo que compartían.
Se tomaron su tiempo, explorando cada rincón de sus cuerpos con una mezcla de deseo y reverencia. Fue un acto de amor puro, donde ambos se entregaron por completo, confiando el uno en el otro.
Después, se quedaron abrazados, sintiendo la cercanía y la conexión que ahora los unía aún más.
—Te amo, Samanta —murmuró Mauricio, acariciando su espalda.
—Y yo a ti, Mauricio. —Samanta sonrió, sintiéndose completa y feliz.
Una Relación más Fuerte
El amor entre Mauricio y Samanta siguió creciendo, fortalecido por la honestidad y la pasión que compartían. Superaron juntos los desafíos y disfrutaron de cada momento, construyendo una relación basada en el respeto y el amor mutuo.
Samanta continuó persiguiendo sus sueños, con Mauricio a su lado, apoyándola en cada paso del camino. Juntos, enfrentaron el futuro con confianza, sabiendo que, mientras estuvieran juntos, podían superar cualquier obstáculo.