Siendo Esa Princesa

La duquesa Levrina parecía respirar con dificultad después de casi abofetear a Diana en la mejilla. Afortunadamente, su marido aún pudo cogerle la mano antes de que la mujer pudiera hacerlo.

-¡Cuida tus modales, Levrina! ¡Recuerda! Dónde estamos- dijo enfáticamente el Duque Hendrick.

Después de eso, el hombre hizo una reverencia, dándole a Diana el respeto que merecía según su posición actual. Una Reina.

-¡Lo siento si mi esposa ha actuado de manera descortés con Su Majestad!- dijo el duque Hendrick con sus amables palabras.

Diana intentó reprimir sus emociones. Las tres personas frente a ella ahora eran las tres personas que fueron los autores intelectuales detrás de la muerte de la verdadera Diana Emerald.

Y, sabiendo eso, Diana estaba lo más tranquila posible. Sin embargo, eso fue lo único que pudo hacer sobre los malvados planes que estas tres personas llevarían a cabo contra ella.

Según la novela, estas tres personas veian a Diana una vez a la semana. La duquesa Levrina, que actuaba y hablaba, insultaba constantemente a Diana, el duque Hendrick, que hablaba en voz baja pero siempre le traspasaba el corazón, y Lady Verónica, que se burlaba abiertamente de Ashlan delante de ella.

Debido a su comportamiento ese día, el estado mental de Diana cayó aún más. Su confianza en sí misma quedó completamente destruida. Su entusiasmo simplemente se evaporó.

Sin embargo, parece que el escenario podría cambiar porque la trama de repente da un giro de lo que no debería ser. Sí, la escena de darle una paliza a Lady Verónica nunca debió haber sucedido.

Y Diana también se dio cuenta de que toda la historia hasta ahora se había alejado demasiado de la trama real desde ese incidente. Ahora todo parecía estar fuera de control y el cerebro de Diana se vio obligado a pensar en los planes de las tres astutas personas fuera de los eventos que había leído en la novela.

-¿Por qué deberías ser tú quien se disculpe? ¿Por qué no lo hace su esposa directamente?- Diana sonrió mientras miraba a su tía, quien inmediatamente la miró con desaprobación.

-¡No seas grosera, Diana!- Lady Verónica gritó con desaprobación.

Diana casualmente cruzó los brazos frente a su pecho. Hizo todo esto para disimular la tensión que ahora la envolvía. No por miedo sino porque sentía demasiada ira explosiva.

-¿A su hija nunca le enseñaron modales, Lord?- Diana le preguntó al duque Hendrick.

El hombre cuyo cabello se había vuelto blanco en varias partes de su cabeza parecía tener la mandíbula apretada.

Sin embargo, al segundo siguiente volvió a sonreír.

-¡Perdón por el comportamiento de mi esposa y mi hija, Su Majestad!- él dijo.

-Pero, ¿vamos a seguir hablando formalmente así? ¿No somos familia?

-¿Familia?- Diana se rió suavemente.

-¿Desde cuándo me considera familia, señor Duque? ¿No soy una chica inútil? ¿Una desgracia para la familia? ¿Traigo mala suerte? ¿Una criatura que no debería vivir?- Mientras contenía la respiración, la bella mujer le recordó cada palabra hiriente que su tía y su prima habían dicho alguna vez.

Aunque el duque Hendrick nunca maldijo abiertamente las mismas palabras, Diana sabía que en secreto el hombre siempre sonreía y apoyaba cada palabra de su hija y su esposa.

-¡Olvídese de lo que pasó la última vez, Su Majestad! ¿Por qué es tan vengativa? Muy diferente de la reina Alesha. Es como si usted no fuera su hija- respondió el Duque Hendrick, quien comparó a Diana con su propia madre.

-Sí, mi madre probablemente fue demasiada amable. ¿Y no fue por su buen carácter que murió?- Diana miró al duque Hendrick.

-¡Alesha murió al darte a luz, maldita niña!- espetó la duquesa Levrina.

Diana volvió a sonreír sarcásticamente. Su corazón le dolió aún más cuando escuchó las acusaciones infundadas de la duquesa Levrina.

Si nunca hubiera leído la historia de la novela, por supuesto Diana también pensaría lo mismo que Diana Emerald de que ella fue la culpable de la muerte de su madre.

En realidad, esa suposición es completamente errónea. De hecho, Alesha murió debido a una hemorragia abundante.

Inmediatamente después de que Diana naciera, la duquesa Levrina, que acompañó a Alesha en el parto, le dio una poción.

El pretexto fue que se trataba de una especie de poción para restaurar la energía de Alesha que había sido drenada. Pero, en realidad, fue la poción lo que provocó que Alesha sangrara y muriera repentinamente.

Este hecho fue firmemente encubierto por la duquesa Levrina con la ayuda del duque Hendrick. Porque, unas horas después, el curandero que ayudó a Alesha a dar a luz fue encontrado asesinado. Además, con varios sirvientes que ayudaron.

La forma en que mataron a esas personas también fue bastante inteligente. Argumentaron que un intruso había entrado al palacio para robarles. Y, como estas personas se enteraron, fueron asesinadas.

Para que el emperador Sean no sospechara, no fueron sólo los curanderos y sirvientes que ayudaron en el nacimiento de Diana los que fueron asesinados.

Varias personas que no sabían nada también se convirtieron en víctimas. Además, el emperador Sean estaba fuera del palacio en el momento del incidente.

Estaba luchando contra piratas en los mares del Este que mantenían como rehenes a 5 de los barcos mercantes de su reino.

-Si murió al darme a luz, o fue porque le obligaron a beber veneno, ¿quién sabe, duquesa?- Diana respondió enfáticamente.

La duquesa Levrina parecía nerviosa. A la anciana le costó mucho ocultar su nerviosismo delante de la gente. Esto es diferente de su marido, quien fue entrenado para actuar normalmente en cualquier situación.

-Fui testigo de ese incidente. Un triste incidente que tu le quitaste la vida a mi hermana- La duquesa Levrina señaló el rostro de Diana.

-¡Tú eres la desafortunada que mató a mi hermana!

Diana agarró el dedo índice de la duquesa Levrina que apuntaba justo delante de ella. Bajó su dedo índice lentamente mientras plantaba su uña con bastante firmeza. La anciana hizo una mueca de dolor pero aun así trató de ocultarlo.

-¡Actúa cortésmente, tía! ¡No dejes que tu dedo índice se vaya y termine convirtiéndose en comida para gatos en este lugar!- Amenazó a Diana en voz baja.

Por reflejo, la duquesa Levrina retiró la mano. Diana estaba empezando a provocar a la mujer de mediana edad.

-¿La tía olvidó con quién esta hablando en ese momento?- Diana arqueó las cejas.

-Soy la Reina que podría ser el ángel de la muerte, si me sigues provocando.

-Maldita niña. ¿Me estás amenazando?

-Señor, ¿debería enseñarle modales a su esposa o quiere quedarse viudo?- Diana se volvió para mirar a Duque Hendrick.

El viejo sonrió. En el siguiente segundo, una poderosa bofetada atravesó muy rápidamente la mejilla de la duquesa Levrina.

Sin importarle los gemidos de dolor de su esposa, el Duque Hendrick volvió a inclinarse frente a Diana.

-¿Es esa bofetada suficiente para satisfacer su corazón, Su Majestad?