Samantha es una chica que ha estado enamorada desde que era una niña de su vecino, James Él siempre la ha visto como a una hermana menor. Dejarán de verse por varios años, ella ha dejado de ser una niña y se ha convertido en una hermosa mujer. ¿Será que él comenzará a verla con otros ojos? ¿Ella aún seguirá enamorada o ya lo habrá superado?
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Capítulo 22
Hace más de un mes que Samantha me habló de su relación con Pierce O'Connor. Me costó aceptar que había perdido la batalla sin siquiera dar pelea.
Justo ese día por la mañana, Antonella me propuso hacerse cargo de los negocios aquí para que me fuera a Londres.
...Flashback...
- James, no me gusta verte así. Es claro que lo que sientes por Samantha es genuino y si de verdad quieres conquistarla no puedes seguir aquí perdiendo el tiempo.
- Hay mucho trabajo Anto y tú mejor que nadie lo sabe.
- Sí, pero los últimos años te has dedicado solo a trabajar. ¿Cuándo vas a dedicar un tiempo para ti? No puedes convertirte realmente en un ermitaño.
- Quizá ese es mi destino.
- No, el destino lo forjas tú mismo. Si de verdad amas a Samantha como dices, lucha por ella.
Las palabras de Antonella hacen eco en mi cabeza y decido tomarle la palabra.
- Es cierto, debo luchar por ella. ¿Estás segura de poder hacerte cargo?
- Claro, y si necesito algo para eso existe el teléfono.
- Compraré mi boleto de inmediato y más tarde hablaré con ella.
- ¡Bravo! Ya era momento de que despertarás y comenzarás a actuar.
Tengo todo listo para viajar, decido llamar a Sam.
Prácticamente, desde que nos saludamos noté que hay algo que quieres decirme. La animo a hablar y ojalá no lo hubiese hecho.
Ha comenzado una relación con él tal Pierce y eso me deja fuera de combate. Prometí respetar su decisión y así lo haré.
Ala mañana siguiente Antonella se sorprende al verme en la biblioteca trabajando.
- ¿Qué diablos haces aquí? Deberías de estar en un avión rumbo a Londres.
- Las cosas cambiaron. Samantha ha iniciado una relación con Pierce O'Connor, mi viaje ya no tiene sentido.
- Lo siento mucho, James- me abraza intentando darme consuelo- de una vez te advierto que no voy a permitir que te hundas en la depresión. Hay miles de mujeres que estarían felices de tener un hombre como tú a su lado y entre todas ellas está la indicada para ti.
- Mejor pongámonos a trabajar, ya habrá tiempo después para el romance.
...Fin del Flashback...
Y desde ese día me he enfocado en el trabajo, es lo único que me permite dejar de pensar en ella.
Al medio día recibo una llamada de Stephanie.
- Hola, Steph. Que gusto saludarle.
- Hola, James. Te llamo porque necesito un favor.
- A ver dime de que se trata.
- A fin de mes se casan Thomas y Lance y para variar no tengo pareja. Quiero invitarte a que vayas conmigo. Por favor.
- No lo sé, Steph. No estoy de ánimo para fiestas.
- Por favor, siempre voy sola y a ti te servirá para despejar tu mente.
- Eso lo dudo, tendré que ver a Sam con el tal Pierce y eso no me ayudará a despejar la mente.
- Mira, no puedo darte detalles, pero estoy segura de que esa relación no va a prosperar y puede que estés en el momento preciso para contener al amor de tu vida.
- Prometo pensarlo y darte mi respuesta la próxima semana.
- Por favor, amigo. No me dejes sola y deprimida en una boda.
Ambos nos reímos por el dramatismo de mi querida amiga.
No estoy seguro de querer asistir a esa fiesta, será un golpe duro para mi ver a Sam con ese hombre.
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Llegó puntual a la cita con mi terapeuta, sé que recibiré un regalo de su parte porque siempre dejo la terapia a medias.
- Hola, Samantha. Dime, ¿qué ye trae de vuelta?
Le explico sobre mi relación con Pierce y los recuerdos que me impiden avanzar en la misma.
- Sabíamos que esto podía suceder, llevo años insistiendo en que debes ahondar en esos recuerdos para por fin superar el abuso del que fuiste víctima.
- De verdad lo creí superado, fue hasta esa noche que me di cuenta lo equivocada que he estado.
- Necesito que te comprometas con la terapia o de lo contrario seguirás estancada. Como podrás haberte dado cuenta esto ya está afectando tus relaciones afectivas y si no lo superas jamás podrás relacionarte emocionalmente al cien por ciento con ningún hombre y a la larga te va a condenar a la soledad.
- No quiero eso y me disculpo contigo por todas las veces que he dejado la terapia, esta vez no lo haré.
- Quizá debamos recurrir a la hipnosis para desbloquear por completo esos recuerdos y poder trabajar en ellos.
- Eso me da miedo, lo poco que puedo recordar me aterra. ¿Qué va a suceder cuando lo recuerde todo?
- Entiendo tus temores; sin embargo, es parte del proceso para tu sanación.
- Ok, tú eres la experta.
- El objetivo de la hipnoterapia es que mientras estás en ese estado yo puedo guiarte para que dejes esos sentimientos de impotencia y de dolor atrás. Te ayudaré a verte como lo que fuiste una víctima, pero también a que dejes de culparte y lo más importante que le quites a ese hombre el poder que aún tiene sobre ti y tus emociones.
- Entiendo, ¿tendré tarea esta semana?
- Claro, quiero que reflexiones sobre las sensaciones que te provoca la cercanía física de tu novio y que trabajes en entender que una relación necesita de ese contacto físico para fortalecerse.
- Me cuesta no verlo como una agresión.
- Ese es otro punto, debes comenzar a conocerte. Saber lo que te gusta y lo que no y sobre todo a decir no, basta o detente cuando algo te hace sentir incómoda. Él ya sabe lo que sucedió y eso lo debe ayudar a ser más paciente y más delicado contigo.
- Me da miedo pensar que nunca voy a poder sentir placer.
- Eso no va a pasar, te lo garantizo. Llegará el día en que podrás disfrutar de una vida sexual plena, pero para eso debemos de trabajar en ello.
- Muy bien, nos vemos la próxima semana.
Salgo de ahí con temor por el tema de la hipnosis, pero convencida de que no puedo seguir evadiendo mi realidad.
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Hoy tengo una importante cena de negocios. No estoy feliz de tener que asistir, preferiría estar con Samantha.
La semana ha sido complicada y sabía que no podríamos vernos. Después de la confesión que me hizo tuvimos días muy difíciles, no me sentía seguro de acercarme a ella. De a poco recuperamos la cercanía que teníamos hasta antes de esa noche.
Estoy en el restaurante cenando con mis clientes y a lo lejos puedo reconocer al imbécil de Johnson. El tipo es de lo peor y siempre que lo topo está bebiendo en exceso.
Por lo que me contó Samantha el muy estúpido se atrevió a insinuarsele y ella lo mandó a volar. No es la primera vez que no lo encontramos, antes de viajar a Roma coincidimos en un restaurante y pude notar como la miraba. Es evidente el coraje que tiene al haber sido rechazado por ella.
Mi cena termina y me dirijo a la salida, ahí me detiene Johnson que se tambalea por lo borracho que está.
- Pierce O'Connor, qué casualidad encontrarte aquí y sin tu reina de hielo. ¿Será que ya te cambio por alguien con más dinero?
- Estás ebrio Johnson, mejor vete a casa. Seguramente tu esposa te espera.
- Parece que la reina de hielo sabe bien a quien abrirle las piernas. Y dudo que seas el único.
Esa frase terminó por sacarme de mis casillas y le propinó un puñetazo que lo deja en el suelo sin reacción. Los empleados del lugar y la gente que ahí se congregaba se acercan a ver lo que está sucediendo.
- Espero que lo pienses mejor la próxima vez que quieras decir algo de mi mujer- le digo lleno de ira y me marcho del lugar.
Conduzco mi vehículo a alta velocidad, estoy furioso. Las palabras de ese tipo resuenan en mi cabeza.
Y si ella me mintió y no es verdad que no haya tenido intimidad con nadie más, quizá solo está jugando conmigo.
Sacudo mi cabeza para sacar esas ideas, la manera en como reaccionó no pudo ser fingida.
Llegó a mi apartamento y me sirvo un whisky, necesito dejar de pensar. De pronto recuerdo lo que ocurrió hace años en Nueva York. Ella se besó con ese tal James y ahí no noté que tuviera miedo de su cercanía.
Esta mujer me está volviendo loco, la deseo tanto y es muy difícil mantener la distancia cuando en lo único que puedo pensar es en hacerla mía. La quiero solo para mí. La deseo en cuerpo y alma.
No descansaré hasta tenerla en mi cama, gritando mi nombre y suplicando por más. Derribare todas sus barreras y se entregará a mí y será mía, solo mía.