Las Tentadoras Curvas De Nico

El espacio se hacía cada vez más pequeño, el oxígeno era escaso, y el ruido de cuerdas que amenazaban con romperse parecía intensificase

-No puedo respirar-

Todo estaba en la cabeza de Camila, que comenzó a soplarse con las manos.

-Ey Leoncita- Dante inclino la cabeza. Estaba preocupado.

Los ojos azules miraban a todos lados en busca de una salida, pero todo parecía estar sellado.

El sonido de esa voz profunda, diciendo que se calmara atrajo su atención

-Cálmate, ya toqué el botón de emergencia, enseguida abrirán- acarició la cabecita de Cami que se encogió.

En ese momento se sentía pequeña y él mucho más grande de lo normal.

-Tengo calor- dijo sintiendo como su piel comenzaba a sudar y a calentarse.

Dante abrió los ojos al ver como esta arrojaba la cartera y se sacaba caer el bléiser estampado que cubría parte de su vestido.

-Deja de mirarla como un pervertido, está asustada- se reprendió al escanearla de pies a cabeza.

Camila era tan bella ante sus ojos, que un pedazo de tela parecía un diseño exclusivo y ese vestido siendo uno, le quedaba precioso.

-¿Tu no tienes calor?-hablo agitada, con labios entreabiertos y la mirada brillante- hace calor.- insistió estirando la tirita de su vestido, estaba a nada de sacárselo.

-La verdad yo…—balbuceo, cuando las manos pequeñas le arrancaron la chaqueta.

-Sí, así te sentirás mejor, si, así, si- repitió nerviosa y acarició los pectorales sobre la remera. Dante la miraba incrédulo, lo estaban acosando y el feliz.

Se aguantó las ganas de reír porque sabía que estaba en crisis.

-¿Cuándo van abrir?- camino  por el pequeño cuadrado, seguida de la mirada de Dante- esto, Dios que calor- repito elevando con sus manos su largo cabello para soplarse

- ¡¡Ya abran!!- grito soltado su cabellera. No podía quedarse quieta

-Leoncita, respira- la tomo por los hombros, para que lo mirara – inhala y exhala- hablo calmado viéndola a los ojos, pero fue inevitable y sus ojos viajaron a esa boquita que se ponía en trompa con cada respiración.

-¡¡¡Abran!!- grito, olvidándose de respirar- que tanto puede tardar

-Preciosa- Dante noto, que cada vez se alteraba más y él era un muy buen samaritano.

- ¡¡Abrán !!\, ¡¡ab\, ….- sus labios fueron devorados de una manera indescriptible

Dante se inclinó un poco para abrazarla y profundizar, introduciendo su lengua para recorrer ese rinconcito dulce, que sabía bien, pero soltaba palabrotas cuando estaba molesta.

Camila pestañeo un par de segundos y luego se entregó como un corderito, bueno eso creyó Dante, que se alejó despacito luego de unos segundos

-¿te sientes… ahs -  exhalo cuando su espalda dio contra el metal.

Se vio sorprendido pues su boca fue maltratada de una forma sublime.

El sonrió mientras, esa loquita linda lo mordisqueaba.

La atrajo a su cuerpo al ver como de puntillas y jalando su cuello lo besaba ferozmente.

Esa mujer era una fiera en toda su extensión.

Camila estaba más que entretenida con ese mastodonte, más cuando sus pies quedaron en el aire porque el sostenía para comerla mejor. Tan entretenida se encontraba que se olvidó de donde estaba.

Peroooo…

-Cof, corf- la tos fingida atravesó el intercomunicador del ascensor interrumpiendo- señorita Altamirano van abrir las puerta- la voz avergonzada, hizo que los ojos azules se abrieran como platos

Dante quedo sin fuerzas y con una enorme sonrisa contra el metal

Ella se alejó y acomodo su vestidito- Julio, ¿eres tú? - sus ojos fueron a la pequeña cámara del rincón, esa que registro por miedo

-Si, señora- respondió el hombre con vergüenza.

-Borra la cinta y ten amnesia.

-Si señora- respondió el guardia, que monitoreaba las cámaras.

La carcajada resonó en el pequeño espacio y ella muy arrogante, bien al estilo Altamirano, levanto el bléiser y acomodo el bolso.

-Estaba alterada- explico girando para ver la puerta que estaba a nada de abrir

-Sí, se notó- respondió lamiendo sus labios e inclinándose para tomar su chaqueta del suelo. - por cierto- se aproximó, alejo el renegrido cabello y rozo con su nariz el cuello blanco y suave- cada que te encuentres alterada, estoy.

Camila cerro los ojos y respiró hondo mantenido su temple

-Escúchame bien- giro y lo señalo con el dedito- lo que paso aquí no va a volver a suceder, estaba alterada, fuera de mi- un piquito corto la callo.

-Rico- sonrió al ver las mejillas rojas

-Cavernícola- dejo salir y el rio.

Para su suerte la puerta se abrió y ella salió disparada.

En la puerta estaba Julio con otro personal, y al verla bajaron la mirada.

-¿Estas bien, Cami?- Bruno se acercó preocupado y detrás venia Alessandro que hizo un gesto  a Dante para que limpiara los rastros de labial.

-Sí, estaba…-observo a los empleados y estos comprendieron que debían huir- estaba…

-Estaba conmigo y la auxilie cuando más alterada se encontraba - aquel cometario hizo que la arquitecta imaginara las mil formas de matarlo y entre esas se coló una donde lo tenía atado a la cama.

-Camí, ¿está bien?- insisto Bruno al ver que no respondía y tenía la mirada perdida.

-Sí, estoy bien, Iré al baño a refrescarme- explico nerviosa y se alejó unos pasos, pero cierto Greco no perdería esta vez, le haría pagar el rodillazo

-Si es mejor que se refresque señorita Altamirano, ha de estar caliente.

-¿EH?- Bruno miro sorprendido al italiano

-Perdón acalorada, es que hacia mucho calor allí- señaló Dante y se aguantó las de reír, cuando la vio correr.

-Pobre, esta vez realmente le afecto- Bruno vio en la dirección en la que huía su hermana.

Alessandro aprovechó para darle un coscorrón al grandote que se quejó en silencio-

-Lo importante que están bien ambos- Dante asintió con una enorme sonrisa- En fin pasemos al despacho y hablamos de negocios, - señaló el camino y los Greco los siguieron.

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Los días pasaron y llegó el fin de semana, y con él una noche que prometía. Pero para que adelantarse, si el medio día también estaba interesante.

Bruno parecía gallo sin gallina, iba y venía en la sala de su pent-house, cada tanto miraba la pantalla de su celular.

Los últimos días intento, intento, e intento comunicarse con su exuberante italiana, pero nada, era como si esa mujercita estuviera evitándolo. Lo que no era del todo equivocado, y es que Nico estaba ensayando para este día, ese que soñó por años, no quería desconcentrase, además tenía el almuerzo familiar al otro día donde daría la noticia.

-No quiero repetirlo, pero si no te quedas quietos vas a dejar un surco- Jeremy lo observo, relajado en una de las sillas de la sala con sus piernas estiradas.

Ambos venían de una fuerte sesión de gimnasio, uno quiera sacarse el stress y otro el mal humor.

-No atiende, lo sabía, no tenía que dejarla ir- protesto y camino uno de los sillones donde se arrojó.

De mala gana seco el sudor de su frente y dejo caer su cabeza hacia atrás- voy a contratar un investigador, no sé, alguien que la localice.

El abogado rio por la ocurrencia – No seas exagerado, si fue a buscarte es porque realmente quiere...

Bruno levanto la cabeza- ¿Verme?,¿estar conmigo? - lo miro expectante y Jeremy arrugo la cara con pena- Ni lo digas, quiere la firma, pero no- retomo su postura y elevo la mano con el teléfono para marcar nuevamente

-El numero con el que desea comunicar…

-Maldición. - siseo y arrojo el teléfono en el sofá.

-Ey, hagamos algo, salgamos esta noche, - el moreno se puso de pie y camino en dirección de la cocina- ¿quieres que cocine?

-No, lo haces horrible, - grito cuando, su amigo se perdió por el pasillo, - Pediré comida china.

-Genial- respondió Jeremy a los lejos- ¿y salimos? -

- Te refieres al bar del que hablo Leo- Busco el teléfono y comenzó a escribir un mensaje.

-Tenemos que hablar, no puedes aparecer y luego no atender.

-Si- Jeremy apareció con dos botellas de agua fría y una la extendió en dirección de Bruno.

-No, - abrió la botella y le dio un trago- conociendo a Leo eso de seguro es un burdel.

Jeremy fue a su mochila y saco los pases vip- No parece, la calidad del papel y la exclusividad de su apertura.

Extendió la tarjeta y el arquitecto la tomo de mala gana .

-Tus deseos se harán realidad en una noche mágica, Italy Burlesque. Leyó cada línea con desgano

Observó el diseño y el papel con un imperceptible chip, le dejaba claro que ese lugar no era un simple bar.

-No se

-Anda, vamos, no sé porque, pero Leo insistió en que ambos debíamos ir, según él encontraríamos lo que buscamos- se sentó y dio un trago al agua.

-¿Y tu que buscas?- interrogo el arquitecto, observando detenidamente los gestos su amigo y es que cierto chismoso le paso data.

El abogado se encogió de hombros con la botella en la boca.

-Nada- mintió- son estupideces de Leo ya lo conoces, ahora que dice estar enamorado, inventa cosas.

El pobre de Jeremy no podía contar que asistió a las clases de Tami, con la intensión de encontrarse con una descarada argentina, que para su mala suerte no aparecía, o lo hacía justo los días que él no asistía.

Lo cierto es que Magy era muy exigente en su profesión y ensayar para la apertura del Burlesque se trasformó en su prioridad.

-En fin, no importa el motivo de Leo, me parece que te haría bien salir, y prometo ayudarte a buscar, por todos Los Ángeles a esa mujer.

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