Intentos desesperados para recibir amor fue lo que condenó a la joven señorita Vertron y un intento de asesinato fue el motivo de su ruina, de su muerte y del dolor más profundo que pudo recibir; la realidad de que no fue amada por nadie. Pero... ¿La muerte fue el final para la que era Villana para todos?
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Otro día más...
Parpadeo varias veces antes de abrir mis ojos. Analizó mi situación y aquí estoy... otro día más desde que regresé. Otro día más intentando contradecir mi trágico destino.
Siento que podría caer en cualquier instante, pareciera que estuviera en una capa fina de hielo a punto de quebrarse. La angustia, la desesperación, la ansiedad, el tormento y la incertidumbre me inundan sin dejar salida. Quiero irme lo antes posible de aquí...
Me levanto e inmediatamente varias sirvientas llegan a ayudarme a arreglarme. Cuando terminan, salgo de mi habitación y me dirijo rápidamente al carruaje; hoy no deseó desayunar con ellos.
Hans me ayuda a subir al carruaje sin dudarlo y cierra la puerta rápidamente para ponernos en marcha.
El camino al colegio es pacífico, silencioso y agradable. No hay nada que perturbe mi humor por la mañana, espero que sea así durante estos días.
—Ya llegamos, mi señorita.— Indica Hans mientras abre la puerta del carruaje y me brinda su mano.
Me bajo con su ayuda y observó el inmenso instituto que parecía terrorífico cuando ingresé por primera vez en estas puertas. La abrumadora sensación no desapareció en mi vida pasada hasta que decidí tomar mis clases en el ducado; no logré soportar la soledad y la envidia, ni porque me desquité con todos los que me molestaban y me hacían recordar mi agonía.
Camino hacia al salón que me corresponde y en el transcurso, llegó a notar miradas nerviosas y asustadas de varias señoritas. —"¿Me temen? ... No me importa."— Mnn... por extraño que parezca, me han sacado una sonrisa.
Entro al aula y veo que no soy la primera en llegar, ni porque llegué temprano. Me siento en mi asiento que está de último y observó mi alrededor.
—¡Hoy habrá una competencia de esgrima! Me enteré de que el joven Arian también participará, ¡Qué emoción!— Exclama una niña.
¿Una competencia? Que aburrimiento... espero que este día termine pronto.
—Sí, creo que también participará el joven Alioth ¿No crees que es muy apuesto? Parece un príncipe.— Exclamó otra niña entusiasta.
Después de unos minutos, el profesor Alonso quien siempre recuerdo que nos da clases temprano. Llegó con su expresión que delataba su decepción hacia nosotros, parecía que no le agradaba este trabajo tan poco prometedor.
Empezó rápidamente sus clases después de saludar y yo simplemente me quedé recostada en el escritorio que por ahora era completamente mío, ya que aquel joven apue... peculiar no había asistido. Creo que se debe a la "famosa" competencia, pues veo que la mayoría de los chicos no se encuentran.
El timbre sonó tan rápido que ni logré sentir mi supuesto descanso. Pero justamente mi estómago pide urgentemente algo para saciar su vacío, así que sin perder tiempo, me dirijo al comedor del instituto.
Suplicando que no me encuentre con molestias, caminó con paso apresurado y compró la comida que más me parece apetecible. Salgo a como puedo de los numerosos estudiantes que desean comprar su refacción y voy al lugar más apartado del ruido.
Desafortunadamente...
—¡Hermana!— Grita animada el individuo que claramente es Alice.
—Comamos juntas, Anya.— Sugiere sin darme opciones a elegir a lo que simplemente camino a sentarme, con ella siguiendome por detrás.
Con la personalidad de Alice, inesperadamente el silencio parece dominar mientras comemos, y eso no me parece mal. Sin embargo, preferiría no estar acompañada.
Alice parece muy callada hoy, ¿Será que se siente mal? Bueno, la verdad, eso no me importa en absoluto. Pero parece como si la estuviera intimidando... hay muchos ojos observándonos. Que molesto, si no fuera Alice ya la hubiera...
Unas jóvenes señoritas pasan de lado y saludan a la pequeña Alice como si fueran cercanas, algo de esperar de la adorable Alice quien atrae extrañamente a las personas a su alrededor con su encanto.
—¿Irás a ver la competición de esgrima, hermana?— Pregunta sonrojada la tierna niña.
—No, no me interesa.— Respondí mientras terminaba de tomar mi batido de ¿mora?.
La pequeña Alice sonríe mientras juega un poco con las pequeñas migajas de dulces en su plato, se nota que le encanta lo dulce.
—Creo que yo tampoco iré... Escuché que el joven Arian no participará ¿Te dijo algo...?— Preguntó Alice.
—"Qué molesta."— Pensé en mis adentros. —No, Alice. ¿Por qué no le preguntas directamente? Seguro te lo dirá y si no sabes, puedo decirte dónde queda su salón.— Dije mientras me levantaba para retirarme, ya era hora de que me fuera.
Al no escuchar repuesta de ella, decidí irme y justamente el sonido del timbre se escuchó avisando que ya debíamos ir a nuestro respectivo salón.
Llegué y la profesora cuyo nombre no recuerdo, empezó a leer los párrafos de un libro que no recuerdo.
—Los gobernantes han mantenido la paz y la justicia en su reino por los años...— Leía la profesora mientras caminaba por el salón con un libro abierto en su mano.
Tomé mi pluma y tracé líneas en una de las hojas de mi cuaderno. Recosté mi cabeza en el escritorio y seguí dibujando cosas sin sentido para entretener el tiempo innecesario en este estudio de niños.
—...por ello hay ciertas reglas que tenemos que seguir como...— La voz casi incompresible de la profesora se escuchaba constantemente por el salón; sí que habla mucho.
Cuando la página en donde manchaba mi aburrimiento quedó sin espacio en donde dibujar, una palabra resonó en mi cabeza como un eco terrorífico que se repetía una y otra, y otra vez.
—... Eso se castiga con muerte.—
"Muerte" "Muerte" "Muerte" "Muerte" "Muerte" "Muerte" "Muerte" "Muerte" "Muerte" "Muerte" "Muerte" "Muerte" "Muerte" "Muerte" "Muerte" "Muerte" "Muerte" "Se castiga con MUERTE"
aburrida
Alguien que me responda porfa