EL AMOR DE LA CEO

-          Parece que por fin se está tomando su trabajo enserio. – Dice Sergio al ver a Franco cerca de la oficina de Luciana y toda la seguridad de los alrededores incluso en la puerta.

Franco quisiera evitar responderle algo a ese hombre que de por si le cae como una patada, pero debe guardar la compostura.

-          Director Ruiz agradezco su preocupación, créame no cometeré ningún otro error. Pero me sorprende verlo por aquí, tengo entiendo que su trabajo aquí ya termino y su presencia es totalmente innecesaria – Responde Franco con una sonrisa burlona, haciendo acopio de la mayor cordialidad de la que es capaz, pero Sergio no se lo deja fácil.

-          Eso espero, creo que ya cometió suficientes errores, lamentaría que pierda su trabajo, y respondiendo a su comentario efectivamente profesionalmente ya no tengo nada más que hacer por aquí, pero personalmente sí, creo que, si no lo despiden antes, nos vamos a estar viendo bastante seguido. – Sonríe altanero Sergio y eso casi hace que Franco le quiera romper la cara, pero Olga percatándose de que a su jefe le queda muy poca cordura interviene.

-          Director Ruiz, buenos días, imagino quiere ver a la señorita Alame, ella esta abajo en el salón, para revisar la decoración allá. Permítame acompañarlo. – Ofrece Olga para llevarse de ahí a Sergio antes de que la puerta de las oficinas se convierta en un ring, donde habría un claro ganador, pues a su parecer Sergio no parece muy instruido en artes marciales como su jefe.

-          Señor, ¿está bien? – Se acerca Marco, que escucho todo lo sucedido y sabe que ese arquitecto está tentando la muerte.

-          Estoy bien, ¿Qué sucede? – Pregunta Franco respirando un poco para calmarse.

-          Señor, el vicepresidente avisa que tiene nueva información, que por favor en cuanto pueda se reúna con él, parece importante. – Sugiere Marco.

-          Ok, dile que iré cuando la señorita Luciana ya esté en casa. – No se confía de dejarla en manos de nadie, con lo testaruda que es, el ya aprendió de sus errores.

-          Si señor.

-          ………..

-          Señorita Alame, Buenos días. – Saluda Sergio como todo un caballero, dejando un pequeño beso en la mano de Luciana.

-          Director Ruiz, buenos días, pensé que ya no lo vería por aquí. – Responde Luciana con una sonrisa, Sergio se ha ganado su confianza.

-          Efectivamente ya terminé aquí, pero quería ver que usted estuviera bien, me quedé muy preocupado ayer. – Responde Sergio con clara muestra de preocupación por toda la situación vivida el día anterior.

-          No tienes nada de qué preocuparte, como puedes ver mi jefe de seguridad ya se está encargando del tema, por otro lado, de nuevo quiero disculparme y agradecerte, es un alivio que nada paso a mayores. – Dice Luciana con una sonrisa apenada y agradecida con Sergio quien le parece un gran tipo además de un caballero.

-          Como ya le dije no tiene nada que agradecerme, para mí fue un alivio estar allí y poderle ser de ayuda, por otro lado, disculpé mi indiscreción. Pero confía en su jefe de seguridad, la verdad creo que su labor ha dejado mucho que decir. – Comenta Sergio en voz baja y aunque Luciana entiende la razón por la cual el piensa así, es la más consciente de que en realidad todo ha sido su responsabilidad.

-          Confió en el créame, que lo sucedido ha sido por mi imprudencia, pero Franco en realidad es el mejor en lo que hace. – Afirma Luciana con una sonrisa, pero con absoluta confianza, por lo que Sergio ya no dice más.

-          Si es así, no diré nada, imagino está muy ocupada, por lo que solo pase a saludarla y expresarle mi anhelo de llevar a cabo nuestra interrumpida comida.

-          Así será, aunque lo más probable es que tenga que ser después de la inauguración, a la cual obviamente esta cordialmente invitado, pronto recibirá la invitación formal. – Indica Luciana.

-          Estaré más que encantando de asistir, de antemano muchas gracias por la invitación, la vere allí entonces, por ahora me retiro para dejarla continuar su arduo trabajo, adiós. – Se despide Sergio tomando la mano de Luciana y depositando un cálido beso allí, acto que no pasó desapercibido para Franco que solo puso los ojos en blanco mientras se acercaba, para su buena fortuna cuando llego hasta donde ella estaba, Sergio ya se había alejado lo suficiente para no cruzarse.

Luciana que lo vio llegar como con cara de Fastidió no pudo evitar preguntar.

-          ¿Pasa algo?, pareces molesto.

-          Para nada, siempre es que existen molestias, pero nada importante, quería preguntar, si saldrá a almorzar. – Pregunta Franco, quitándole importancia a lo anterior.

-          No, planeo decirle a Bibi que pida a domicilio, por favor cuadra con ella, si quieres pedir para ti y quienes aún se quedan, imagino que los demás ya están en cambio de turno.

-          Bien así lo hare.

Después de comer Luciana siguió con su trabajo hasta muy tarde, tenía muchos asuntos que atender y poco tiempo por lo que ese día y los que siguieron, llegaba muy temprano y salía muy tarde, pero logro tener listo todo para la inauguración, lo cual ya seria en dos días.