Renacer Entre Telas

Camila conducía hacia la casa que compartía con Leonardo. La información que Daniel había revelado aún resonaba en su mente. Leonardo había estado vinculado a Nexus en el pasado, pero ¿hasta qué punto? ¿Y por qué había mantenido ese secreto durante tanto tiempo?

El plan original era esperar, analizar los datos y luego decidir cómo proceder. Pero la incertidumbre la estaba consumiendo. No podía continuar viviendo bajo una mentira, ocultando su verdadero ser a quien compartía su vida.

Cuando llegó a casa, Leonardo estaba en el estudio, revisando unos papeles. Vestía de manera informal, con una camisa blanca y jeans, pero su semblante estaba tenso, como si también cargara con el peso de algo que no podía compartir.

—Isabela —dijo al verla entrar—, llegas temprano. ¿Todo bien?

Ella forzó una sonrisa mientras cerraba la puerta detrás de ella.

—Sí… bueno, no del todo. Necesitamos hablar, Leonardo.

Él dejó los papeles sobre el escritorio y se acercó a ella, notando la seriedad en su expresión.

—¿Ocurrió algo en la empresa?

—No es eso —respondió Isabela (Camila), sentándose en el sofá del estudio—. Es algo más personal.

Leonardo se sentó a su lado, con una mezcla de curiosidad y preocupación en sus ojos.

—Dime.

Camila respiró hondo, buscando las palabras adecuadas. No había una forma fácil de decirlo, pero sabía que debía hacerlo.

—Leonardo… hay algo que no sabes sobre mí. Algo que he ocultado desde que desperté en este cuerpo.

Él frunció el ceño, confundido.

—¿Despertaste en este cuerpo? ¿De qué estás hablando?

Camila bajó la mirada por un instante antes de fijar sus ojos en los de él, decidida a enfrentar la verdad.

—No soy la verdadera Isabela Valle. Al menos, no la que tú conociste hace años.

Leonardo permaneció en silencio, procesando lo que acababa de escuchar.

—¿Qué quieres decir con que no eres la verdadera Isabela?

Ella tomó su mano, esperando que ese contacto lo anclara a la realidad que estaba a punto de revelar.

—Reencarné. La verdadera Isabela… falleció en un accidente hace dos años. Y, de alguna manera, mi alma fue traída a este cuerpo. Desde entonces, he estado viviendo su vida, tratando de entender por qué sucedió esto y cuál es mi propósito aquí.

Leonardo se levantó lentamente, caminando hacia la ventana, como si necesitara aire para procesar lo que acababa de escuchar.

—¿Reencarnación? —preguntó, sin volverse a mirarla—. ¿Me estás diciendo que mi esposa… la mujer con la que he compartido estos últimos dos años… no es realmente ella?

—Así es —dijo Camila con voz suave—. Pero todo lo que he hecho desde que desperté ha sido para protegerte, para protegernos a ambos.

Leonardo permaneció en silencio, su mente luchando por encontrar una explicación racional a lo que acababa de escuchar. Finalmente, se giró hacia ella.

—¿Y quién eres realmente?

Camila sintió un nudo en la garganta, pero sabía que debía ser completamente honesta.

—Antes de reencarnar, mi nombre era Camila Villagran. Era CEO de una empresa textil en Europa, especializada en la creación de telas especiales. Falleció en un accidente aéreo.. Y luego desperté aquí, en la vida de Isabela Valle.

Leonardo se acercó nuevamente, con una mezcla de incredulidad y comprensión en su mirada.

—Eso explica muchas cosas…

Camila lo miró, sorprendida.

—¿Qué quieres decir?

Leonardo suspiró, pasándose una mano por el cabello.

—Siempre noté que algo había cambiado en ti después de ese accidente. Tus gestos, tu forma de hablar, incluso tu enfoque en los negocios. No era la misma mujer que conocí, pero… pensé que el trauma del accidente había sido la causa.

—¿Por qué nunca dijiste nada? —preguntó Camila.

—Porque me enamore de ti y te amo —respondió él, con sinceridad en sus ojos—. No importaba cuánto hubieras cambiado, comencé amar a la persona que estabas siendo.

Las palabras de Leonardo hicieron que el corazón de Camila se estremeciera. Durante tanto tiempo había temido que su verdad los separara, pero en lugar de eso, parecía haberlos acercado.

—Leonardo… —dijo con voz temblorosa—. Si esto es demasiado para ti, lo entenderé. Pero necesitaba que lo supieras.

Él tomó sus manos, mirándola a los ojos.

—No es demasiado. Pero ahora necesito saber algo más… ¿por qué Nexus? ¿Por qué te involucraste con ellos?

Camila le explicó todo: la fórmula robada, el peligro que representaban Montenegro y Víctor, y cómo Santiago y Daniel estaban ayudándola a desmantelar esa red de corrupción.

Leonardo la escuchó con atención, asimilando cada detalle.

—Entonces, también estás luchando contra ellos —dijo finalmente—. Igual que yo.

Camila abrió los ojos con sorpresa.

—¿Tú?

Leonardo asintió.

—Sabía que Nexus estaba haciendo algo turbio desde hace años. Por eso me alejé y creé mi propia empresa. Pero siempre he estado recopilando información para exponerlos. No sabía que tú estabas haciendo lo mismo.

Un silencio cargado de emoción se instaló entre ellos. Dos almas, unidas por el destino y una lucha común, ahora compartían la verdad que ambos habían ocultado.

—Entonces… —dijo Camila con una leve sonrisa—. Tal vez, juntos podamos acabar con ellos.

Leonardo la miró con determinación.

—No tal vez. Juntos, lo lograremos.