Una Familia Para Mi Hija

Yarin está nerviosa; después de aceptar el viaje con los hermanos Novak, su mente se volvió un caos de tanto pensar en cómo hacer que su hija la ame más a ella que al padre. El examen estaba listo y comprobó que Yelena es hija de Elijah. Él prefirió hacer los cambios en los documentos de Yelena de inmediato, lo cual dejó a Yarin muy insegura, ya que sabe que ahora él tiene derechos sobre su hija.

— Oye, amiga, viajaremos a las Maldivas en pocas horas… ¡No deberías estar llorando!

— ¿Cómo no? Ahora está comprobado que ese iceberg con dos piernas y un cerebro es el padre de mi hija… ¡Va a intentar quitármela!

— Elliot me manda muchos mensajes; le pregunté si existía esa posibilidad y dijo que no. ¡Eso es solo tu miedo gritando dentro de ti! Ahora suelta a nuestra princesita, que está dormida, y ve a dormir tú también; tenemos que levantarnos temprano.

Yarin suelta a su hija y se prepara para dormir, pero sin éxito. Al amanecer, va a la cocina a preparar el desayuno. Su maleta ya está lista, y Elijah dejó claro que no necesitaba hacer una maleta para Yelena, pues quiere comprar ropa para ella cuando estén en las Maldivas, ese tiempo padre e hija que Elijah tanto desea para conocerse mejor.

— Sentí el delicioso aroma de café en mi sueño; tuve que despertar para saber si era real. La mesa ya está lista… Amiga, ¿hace cuánto estás despierta?

— Lo suficiente, amiga.

Yelena se va rápidamente a la cocina, emocionada; la pequeña nunca ha visto el mar de cerca y está ansiosa por saber cómo se sienten sus pies en la arena y el agua fría del mar en su piel.

— Mamá, tía, vamos ya… ¡Papá y tío nos están esperando!

— Tranquila, rayito de sol, necesitas desayunar.

— Creo que es mejor no tardarnos. Elliot acaba de avisarme que ya están en camino.

— ¡Pero qué fastidio! ¿Cuál es la prisa?

Yarin mira a Yelena, y antes de que su hija diga algo, ella va hasta el tarro de las malas palabras y coloca un dólar.

— Creo que voy a llevarme este tarro en el viaje… Tal vez sea necesario.

Ingrid y Yelena se ríen, y en ese momento suena el timbre. Yarin va a abrir la puerta, ya que Ingrid aún se está arreglando y Yelena espera que su tía le peine el cabello con su peinado favorito.

— ¿Yan? ¿Qué haces tú…? — Antes de que Yarin termine de hablar, su hermano la sujeta del cuello y la empuja hacia afuera.

— ¡Por tu culpa mi vida es un desastre! ¡Por tu culpa mi esposa me dejó, y por tu culpa no pude despedirme de nuestros padres!

Cada palabra que Yan dice va acompañada de una bofetada mientras le aprieta el cuello a Yarin. Ella intenta darle una patada a su hermano, y sus uñas rasguñan el brazo de Yan para que la suelte, pero sin éxito. Yan la suelta de repente, y ella cae al suelo tosiendo y sintiendo el rostro adolorido. Cuando siente que alguien la levanta, implora:

— No, Yan… ¡Para, por favor!

— No sé quién es ese tipo, pero Elijah va a dejarlo muy lastimado — dice Elliot mientras ayuda a Yarin a levantarse del suelo.

Yarin mira hacia donde están los dos, y Elijah le está dando golpes en la cara a Yan mientras lo sujeta por la camisa. Hay sangre en el rostro de Yan y en las manos de Elijah; en los ojos de Elijah solo hay furia.

— Elliot, por favor, ¡Elijah va a matarlo! No vale la pena… ¡Yan no vale la pena! ¡Haz que Elijah pare!

— Mi hermano no tolera a hombres que golpean a mujeres, ancianos o niños. Se sale de sí… Pero como dijiste, esa basura de ahí no vale la pena.

Elliot va hacia su hermano y, con mucha dificultad, logra quitarle al hermano de Yarin de las manos de Elijah. Luego mira a los guardias y ordena:

— Lleven a esta escoria humana a la entrada de algún hospital y déjenlo allí — dice Elijah mientras se acerca a Yarin.

Ella está nerviosa y no puede evitar pensar en el hecho de que no hubiera sido rescatada por los hermanos Novak y lo que su hermano podría haberle hecho.

— Tu rostro… ¡Necesitamos llevarte al médico! ¿Quién es ese desgraciado?

— No se preocupe, Señor Novak. Puedo lavarme la cara y cubrir los moretones con maquillaje… Ese desgraciado es mi hermano.

— Yarin, ya está comprobado que soy el padre de Yelena… Llámame por mi nombre. No estamos en la empresa y pasaremos quince días juntos.

Ingrid aparece en la puerta con la pequeña Yelena, y Elijah, para evitar que la niña vea el rostro de su madre, abraza a Yarin y mira a Ingrid mientras dice:

— Lleva a Yelena al coche y dile a Elliot dónde están las maletas. Yarin y yo necesitamos unos minutos.

Elliot lleva a la pequeña, que se emociona al ser llevada al auto, pero Ingrid quiere saber qué le pasó a su amiga. Al mirar el rostro de Yarin, Ingrid se lleva las manos a la boca, horrorizada.