Objetivo: Venganza

ELISA

Tomo un respiro y regreso mi mirada al intruso. -¿Qué haces aquí Rodrigo?- pregunto rígidamente, mientras mi mente corre a toda velocidad, tratando de descubrir qué es lo que pretende. 

-Quería conocer a tus padres, por supuesto. Pero ven, siéntate amor- dice, señalando la silla a su lado. 

-No gracias, prefiero quedarme de pie- le respondo, ahora pensando en la mejor manera de hacer que se vaya.

-Siéntate amor- repite, más duramente en esta ocasión, claramente dándome una orden. 

-Creo que deberías irte- digo, en lugar de hacerle caso.

-¿Por qué habría de irme, cuando por fin puedo conocer a mi suegra? He estado esperando mucho por este momento. También me gustaría ir a la empresa de mi suegro…- dice, pero lo interrumpo. 

-No, no puedes. No sé si lo olvidaste, pero nosotros terminamos. Así que quiero que salgas de mi casa y no vuelvas a acercarte a mis padres. 

-Estás equivocada, nosotros no terminamos. Una relación es de dos y ambos tienen que estar de acuerdo para cortarla y yo nunca estuve de acuerdo- responde, con una bizarra manera de pensar. 

-Según eso, nadie podría terminar una relación si uno de ellos no quiere- digo, incrédula. 

-Por supuesto. Nosotros vamos a estar juntos hasta que la muerte nos separé- declara y no puedo más que recordar cómo una vez ya me mató. 

-Rodrigo, creo que es hora de que te vayas- dice mi madre, con una expresión sombría. -Si mi hija terminó contigo, deberías aceptarlo. Sobre todo cuando fuiste tú quien la engañó. 

-No hice tal cosa. Todos malinterpretaron la situación y la culpable ya fue despedida. Deberíamos dejar eso atrás- responde, relajadamente. 

-Rodrigo, vete antes de que llame a la policía- amenazo. 

-Si quieres hazlo, pero estoy cómodo aquí y quiero conocer a mi suegro. ¿A qué hora llega? ¿Alrededor de las siete?- pregunta, sin alterarse. 

Inmediatamente se me hiela la sangre. No tanto por lo relajado que está después de nombrar a la policía, sino más bien porque a esa hora llega mi padre generalmente y eso significa que ha estado observando la casa y la rutina de mis padres y quién sabe qué más. 

Una idea aterradora cruza mi mente en ese momento. Una que nunca antes había considerado y esa es, ¿Podría ser que Rodrigo me eligió de antemano? ¿Investigó mi familia? ¿Nuestra economía? Y si lo hizo, ¿Fue incluso antes de entrar a trabajar conmigo? 

A la empresa de mi padre le va bien, pero tampoco somos una empresa tan grande como para representar una amenaza considerable para él, si decidimos demandarlo o tomar represalias. 

Por un momento, nadie dice nada después de esa clara amenaza y cuando estoy a punto de tomar mi teléfono y llamar a la policía, aunque no parezca tener ningún temor, sólo para que se vaya de nuestra casa, alguien toca el timbre. Mi madre y yo saltamos y Rodrigo achica los ojos hacia la entrada. 

-No contestes. Estamos ocupados conversando- advierte Rodrigo, pero el timbre suena otra vez, insistentemente, como si alguien estuviera golpeando con su dedo una y otra vez sobre él.

Sin importar las palabras de Rodrigo, voy hacia la puerta y abro. Allí hay un hombre rubio y de ojos azules, al que nunca antes había visto. 

-Pensé que no abrirías, mi querida Eli- dice, abrazándome, antes de que pueda detenerlo. -Me manda Mateo- susurra suavemente en mi oído y sólo con eso, un enorme peso se levanta de mis hombros. ¿Cómo supo que Rodrigo estaba aquí y que necesitaba ayuda? 

Él hombre me suelta, lo dejo entrar e inmediatamente va hacia mi madre. 

-Hola tía ¿cuánto tiempo?- saluda él y mi madre, aunque debe estar confundida, lo saluda de vuelta, seguramente confiando en mi expresión de alivio. 

-Hola hijo, me alegra verte- sigue ella. Inmediatamente después, el hombre pone una mano sobre su hombro, como si quisiera calmarla.

Luego de eso, traslada su brillante mirada hacia Rodrigo, como si fuera la primera vez que lo ve.

-Tenemos visitas. ¿Tú eres?- pregunta él, estirando la mano para saludarle.

-Soy Rodrigo. Soy el novio de Elisa ¿Y tú?- responde, tratando de tirar de su agarré, pero el hombre no lo deja libre y sólo sonríe amablemente. miro sus manos y veo como la mano de Rodrigo se empieza a poner roja. -Suéltame ¿quieres?

-¿En serio?- pregunta, ignorando a Rodrigo -¿Es tu novio, Eli?

-No. No lo es- respondo firmemente.

-Entonces, permíteme mostrarte la salida. Odio a los mentirosos- dice, dándole un tirón a la mano con la que sostiene a Rodrigo y poniéndolo de pie.

-¿Qué mierda? ¿Quién eres tú y porque interrumpes?- intenta resistirse Rodrigo, pero el otro hombre ya lo ha arrastrado hacia la puerta, una que sostengo abierta.

-No quiero decirte. Ahora desaparece- responde y luego lo lanza hacia afuera con fuerza, haciendo tropezar a Rodrigo y por poco caer. Un segundo después, cierra la puerta de golpe.

Me traslado hacia la ventana y veo por el visillo hacia afuera. Rodrigo está un momento más allí, frente a la puerta, antes de darse la vuelta e irse.

-Debe haberse sorprendido por esta variable- susurro.

-¿Se fue?- pregunta mi madre, llegando a mi lado.

-Sí. Finalmente- digo, volviéndome hacia el hombre rubio para descubrir quién es y porque Mateo lo envió.

Él está llamando por teléfono, preguntando una dirección. Corta casi de inmediato.

-Tía, cierre las puertas con seguros y no abra sin antes revisar quién es. Elisa ven, vamos. Mateo necesita ayuda.

Inmediatamente lo sigo fuera, asustada de que Meteo esté en problemas.