Amor En La Mentira

Camila llegó a casa de sus padres y antes de entrar respirò profundo para tratar de calmarse, pero cuando entró escuchò a su padre discutiendo con German, hablaban de una mujer y de un secreto que ellos le habían obligado a guardar.

Su madre estaba como siempre apoyando a su esposo, ya que lo importante para ellos era siempre guardar las apariencias y las cosas debian seguir asì.

-Hola, ya veo que la familia perfecta sigue escondiendo su basura bajo la alfombra ¿y ahora que es lo que la sociedad no debe saber? – hubo un silencio y un intercambio de palabras bastante notable

-Creo que lo mejor es que pasemos a la mesa – dijo su madre y todos la siquieron

-¿Se puede saber que sucede ahora? – le pregunto Camila a German en voz baja

-No se puede, es algo que no tiene que ver contigo y no preguntes màs – era la primera vez que German la trataba de esa manera y prefirió dejar las cosas asì

La comida transcurrió con una tensión evidente, pero nadie dijo nada y eso no le gustaba nada a Camila, por que le hacia sentir que todo giraba alrededor de ella.

Al terminar de comer su madre les dijo que pasaran a la sala, querìan hablar con Camila y que German estuviera presente, al parecer le tenían una propuesta.

-Camila tenemos entendido que lo de tu divorcio es casi un hecho y no vamos a opinar al respecto, pero ahora seràs una mujer soltera… en realidad, divorciada y creemos que lo mejor para ti será que cases de nuevo – Camila quedó con la boca abierta, sus padres volvían a intentar mover los hilos de su vida a su antojo

-No, no me voy a casar de nuevo – dijo ella

-Ya sabemos que ahora sales con el abogaducho ese que te está separando de Daniel, perteneces a una de las mejores familias de este país y no permitiremos que te relaciones con un cualquiera, por muy abogado que sea – su padre la miraba molesto, aunque no decia una sola palabra

-Entonces eras tu quien había mandado a ese hombre a seguirme, me hubieras preguntado y te hubiera ahorrado ese dinero – Camila intentaba sonar tranquila

— Harás lo que te diga o si no.

-O si no, qué? - Camila sentía que no podía perder nada más

-Perderás los beneficios que tienes por ser parte de esta familia - le gritó su padre

-Padre... - intento hablar Germán, pero Camila no lo dejó

-No entiendo de cuáles beneficios hablas si me estás entregando al mejor postor, un padre ni debería ser así, no soy una moneda de intercambio y no voy a casarme con nadie, soy una mujer adulta que puede valerse por sí misma, lo creas o no, no necesito tu dinero - Camila se sentía decepcionada de sus padres

-Llevas mi apellido y ya ese es bastante privilegio, ya que no eres mi hija - Camila se quedó con la boca abierta

-¡Eso es mentira!, hace años hice una prueba de ADN y dio un gran porcentaje de que eres mi padre, aunque fue negativo para mi madre, o creías qué nunca pensé que no fuera parte de esta familia - todos se quedaron asombrados con esa revelación

-Todos están muy exaltados Camila, creo que lo mejor es que te vayas y yo hable con el - Germán se acercó a ella tratando de calmarla

-No voy a seguir cayendo en manipulaciones y quiero que lo sepan, de ahora en adelante voy a vivir mi vida como mejor me parezca - Camila dio media vuelta y tomo su bolso y se fue

Al salir escuchó a Germán reclamarle a su padre lo que había dicho, por primera vez veía a su hermano tan alterado, se suponía qué él era el foco de calma y tranquilidad en la familia, pero a pesar de que quería quedarse escuchando una tristeza en su corazón hizo que saliera rápidamente de esa casa.

Se subió a su auto y arranco a gran velocidad haciendo que los cauchos chillaran, llegó a la autopista y se sumió en sus pensamientos, por lo que comenzó a aumentar la velocidad sin darse cuenta hasta que el sonido de algunos cláxoneses la sacaron de su ensimismamiento y se dio cuenta de que iba como una loca.

Estacionó el auto a un lado de la vía y con el volante agarrado y la frente en él dejó salir toda esa tristeza y esa rabia que tenía contenida.

Sus lágrimas caían como torrentes, se sentía como si hubiera vivido en una burbuja y de pronto se hubiera roto, cada aspecto de su vida era una mentira y cada pequeña duda se estaba convirtiendo en una realidad latente.

El sonido de unos golpes en el vidrio de la ventana hizo que recordara donde estaba, así que bajó en vidrio pensando que era algún policía.

-Mily, ¿estás bien? - había solo una persona en el mundo que la llamaba así

Por lo que al escuchar esa voz tan varonil hablarle, quiso que la tierra se abriera y se la tragara, ¿cómo había llegado él allí?, de todas las personas que podían encontrarla debía ser precisamente el quién la viera en ese estado tan deprimente.

Ella solo negó con la cabeza, no podía pronunciar ninguna palabra, ni siquiera se atrevía a mirarlo a la cara, ella siempre había sido una mujer fuerte y ni siquiera el que conocía tantas cosas de ella había conocido su debilidad.

-Pásate al asiento del copiloto, no creo que puedas conducir en ese estado - sin decir nada ella le hizo caso y no se atrevió a mirarlo

-¿Quieres contarme qué sucedió? - ella negó nuevamente

-¿Quieres que llame a tu hermano para que te pase buscando? - ella volvió a negar

-¿a tu amiga? ¿A cualquier persona? - las lágrimas comenzaron a salir de nuevo sin poder retenerlas

-Todo va a estar bien, no hay tormenta que dure mil años, ni que opaque al sol eternamente - encendió el auto y lo puso en marcha

Cuando Camila se dio cuenta iba saliendo de la ciudad.

-¿A donde vamos? - su voz casi no se escuchaba

-Yo debí ir a una reunión con un posible cliente y creo que podrás acompañarme, digamos que tu abogado se ha dado cuenta de que necesitas alejarte de todo y te va a ayudar en eso - Fabricio le dio una sonrisa

Ella lo miró y por primera vez le sonreía genuinamente, no era la sonrisa prefabricada qué le daba a todos, había visto un poco del antiguo Fabricio qué se había quedado atrás y eso le daba miedo, ya que no se sentía con las fuerzas para comenzar a amar de nuevo.