Los primogénitos de Luriel y Anahí deberán tomar decisiones que afectan a sus corazones y a las leyes de su pueblo. El amor en la Aldea representa el vínculo que los une y los protege de todo el mal que los acecha. Podrán prevalecer sus corazones para mantener la paz o deberán elegir sacrificar el amor por la Aldea.
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Se parece mucho
Iván estaba realmente confundido… esta gente lo hacía sentir inseguro. No creía en Dios… en realidad de niño si creía, pero cruzarse en la vida con tanta gente sin escrúpulos y valores, lo habían hecho pensar que Dios era muy injusto para castigarlo tanto. ¿Qué había hecho de malo en realidad? porque desde que tenía uso de razón se había comportado bien, primero para que lo eligieran para ser adoptado y luego cuando desistió de la idea de tener una familia, siguió siendo bueno porque era lo único que le daba sentido a su vida.
Cuando conoció a Daniel en el ejército y a Adrián en la universidad, recién sintió que le importaba a alguien y realmente los consideraba como familia de alguna manera. Él se convirtió en el nexo de esa amistad, era lo único bueno que tenía en su vida, sobre todo al no poder seguir siendo soldado. La probabilidad de llegar justamente al pueblo de donde era esa chica, era tan remota como inexistente. No creía en Dios, tampoco creía en el altruismo de ese padre… ¿A cambio de que quería ayudarlo a conquistar a su hija?
- Perdone Señor – dijo sin bajar la vista – todavía no me dijo ¿por qué estaría dispuesto a ayudarme…?
- Eres desconfiado… - comenzó a reír – pero solo te puedo decir que es por algo que me contó mi hija… ni siquiera ella sabe la importancia que tiene para la gente como nosotros…
- ¿No me lo va a decir? – no pudo evitar mirarla cuando Luriel le negó con la cabeza
Guaci tenía a su hermana sentada sobre sus piernas y Araí no dejaba de mirarlo mientras hablaba con su hermana en voz baja y con risitas de complicidad. No pudo evitar imaginarse que hablaban de él… no sabía si eso era bueno o malo.
Cuando pensaba que la situación se estaba poniendo muy rara, Luriel nuevamente llamó la atención…
- Camila – dijo más fuerte para llamar la atención de la chica - ¿Por qué enfrentaste a ese yaguareté? – vio como ella miraba rápidamente a Karai – no me lo contó él… yo mismo lo vi…
- ¿Usted estaba ahí? – se enrojeció de pronto – habrá pensado que soy una loca…
- Al contrario… - le sonrió con afecto – te considero muy valiente… además si no hubieras intervenido, lo hubiera tenido que hacer yo para salvar a mi hijo… - agregó con una sonrisa extraña
- ¿Ninguno de los dos pensó en que yo podría con ese animal? – Karai no podía disimular la sonrisa – es un viejo gato… más metiche que peligroso en realidad…
- ¿Gato viejo? – recalcó Luriel mientras que sus hijos comenzaron a reír a carcajadas
- En realidad es cierto… - agregó Mario también riendo - ese animal anda por acá desde antes de mi casamiento con Irupé…
- No deberías hablar así de él… - Luriel trataba de mantenerse serio – te perdonó la vida hace 40 años…
Y como sus invitados comenzaron a reír, Mario se abrió la camisa para que vieran sus cicatrices… entonces todos se callaron y se hizo un silencio total…
- ¿Cuántos años vive un yaguareté? – preguntó Camila sin despegar la vista de las cicatrices
- Unos 15 años - contestó Karai aun riendo – este debe ser el nieto del que lastimó a mi abuelo… - la miró y sonrió encantadoramente – a mi papá le gusta exagerar para asustar a los visitantes con una leyenda… que es un animal mágico…
- A mí me gusta más decir que Tupá lo eligió para cuidarnos… - dijo Guaci sonriendo cómplice
- ¿Y si nos cuida, por qué me atacaría de tal manera que Camila me tuvo que defender…? - habló remarcando las palabras – piénsalo bien…
- Tienes razón… - siguió riendo – no me di cuenta de eso… tal vez lo podamos ver uno de estos días…
- Nos vamos mañana… - dijo Iván sin mirarla mientras comenzaba a ponerse las medias – hay que volver y enfrentar la realidad…
- Lo que quieres es volver para buscar a tu Pocahontas – dijo riendo Adrián
- Es cierto… - sonrió con pesar – voy a quedarme en el bar hasta que ella regrese…
- ¿Quién es Pocahontas…? – preguntó con temor Guaci
- La chica con la que él te confundió cuando te vio en la plaza – contestó Luriel mirando a su hija con toda la ternura que sentía su corazón en ese momento y volviéndose a mirar a Iván agregó – si no la encuentras y algún día regresas… sigue en pie mi ofrecimiento de enseñarte nuestras costumbres… - como todos los miraban alternando entre los dos agregó mirando a todos – el pueblo guaraní es un pueblo ancestralmente guerrero y eso lo aprecia un verdadero militar como él…
Iván no pudo evitar mirarla, se veía un poco tímida, con su vista fija en el suelo, el siguió mirándola por lo que pareció una eternidad, y cuando se convenció que a ella realmente no le importaba que él se fuera, ella levantó su rostro y se encontró con su mirada.
Esos ojos decían tantas cosas, la vio inspirar profundamente pero no apartó la mirada, parpadeó un poco confundida por esa manera de mirarla cuando momentos antes hacia todo lo posible para ignorarla.
- Va a ser mejor que nos vayamos antes que mis amigos no puedan caminar por tanta chicha – quiso sonar gracioso, pero la voz le salió ronca
- Va a ser difícil salir del monte – corrigió Karai – pero podemos seguir charlando en la casa de mi abuelo y luego los llevo en auto si hace falta…
- Así pueden conocer a mi mamá y a mi abuela – dijo contenta Araí
- ¿Por qué ellas no vinieron…? – preguntó inocentemente Camila
- Una larga historia – se apresuró Mario en contestar – pero fue mi culpa…
Comenzaron a reír nuevamente y se pusieron manos a la obra para recoger lo poco que quedaba de comida. Cuando Guací terminó de juntar todo en la gran fuente en la que había traído las tartas, Iván le detuvo por el brazo al intentar ella alzar el recipiente.
- Permíteme que yo lo haga – la miró a los ojos y luego a la boca sin querer – han hecho demasiado por nosotros…
Al acercarse tanto a ella fue imposible no sentir ese aroma nuevamente. El atravesó su brazo por delante de ella para poder tomar de los dos bordes la fuente y ella aprovechó para inspirar profundamente… Menos mal que se iría… no podría disimular mucho si lo tuviera todo el tiempo dando vueltas…
Cuando por fin Iván se separó de ella, Guaci buscó con la mirada a su padre y lo encontró sonriéndole con ternura. Él sabía perfectamente lo que ella estaba sintiendo.
- Hija acompaña a Iván para indicarle el camino… - se giró y miró a Karaí – hijo protege a Camila para que no se lastime con los troncos… - miró a su propia hija – tu mi princesa ven conmigo y el resto en fila uno detrás del otro hasta que salgamos al camino
Parecía muy autoritario pero nadie discutió sus indicaciones. Guaci e Iván comenzaron a subir la pendiente y Luriel le hizo señas a Karai para que esperara un momento con la excusa de seguir juntando las jarras. Luego él y Camila también comenzaron a salir, en cuanto empezaron a adentrarse en la espesura, Karai le tendió la mano para que se la tomara y Camila no dudo en tomarla.
Desde el momento en que habían llegado a ese lugar, sus miradas se encontraban una y otra vez y siempre ella bajaba la vista avergonzada. Pero ahora nadie los podía ver y no pudo evitar pensar que el cacique lo había hecho todo a propósito.
Luriel fue el siguiente en encaminarse y le dijo al oído a su hija
- Camina despacio princesa… así le damos tiempo a tus hermanos para que estén a solas…
Araí solo asintió y realmente caminaba como si nunca lo hubiera hecho en un lugar como ese. Mario se acercó a ellos y no pudo evitar decirle también bajito…
- Como suegro eres muy permisivo… - reía nuevamente
- Aprendí de mi suegro – contestó Luriel riendo también – solo quiero que mis hijos sean felices…
- ¿Crees que ese chico es bueno para Guaci…? – preguntó preocupado
- No puedo explicarte ahora – señalo con la cabeza a su hija – pero creo que si… me gusta ese chico...
- A mí también me gusta papá – dijo Araí que había estado escuchando atentamente – es muy lindo y valiente… – y reflexionando agregó – Camila también me gusta… es muy linda y Karai no deja de mirarla…
- Veamos qué opina mamá cuando los conozca… - sonreía complacido
- Guaci cree que no hay ningún hombre que sea como tú… - agregó pensativa – pero yo creo que Iván se parece mucho a ustedes dos…
- Yo soy más lindo… - dijo Mario riendo
- Aunque te quiera abuelo… - dijo riendo también – Iván es más lindo…