El Tiempo No Importa

Camilo respiraba profundamente mientras conducía a casa de Estefanía. Sabía que lo que iba a hacer no sería fácil, Pero era necesario. Estaba decidido a terminar las cosas correspondientes con Estefanía antes de empezar su plan de conquista con Mariana. El sabía que si no ponía en orden su vida amorosa, ella jamás le daría una oportunidad.

Al llegar a la puerta de la casa de Estefanía, se detuvo un momento y repaso en su mente lo que iba a decir. Finalmente, tocó el timbre, la espera se le hacía eterna por los nervios. Después de unos momentos, Estefanía abrió la puerta, estaba sorprendida de verlo.

- Amor!!! ¿Qué haces aquí? Acaso ¿Quieres una noche apasionada? Hace mucho tiempo que no la pasamos rico - le dijo coqueta, mientras lo jalaba por la corbata para que entrara en la casa.

Camilo se aclaró la garganta antes de responder. Y se soltó del agarre, se acomodó la corbata y continuo.

- No Estefanía, no vine por eso. Necesitamos hablar, Hay algo importante que tenga que decirte.

Ella frunció el ceño, evidentemente intranquila por el tono serio de Camilo.

- Amor, ¿pasa algo malo? - pregunto Estefanía con ansiedad.

- No, no es nada malo - aseguro Camilo rápidamente, aunque sabía que lo que iba a decir no sería fácil de escuchar para Estefanía. - Es solo que... Necesito hablar sobre nosotros.

Estefanía lo miro con atención, sus ojos buscaban alguna pista sobre lo que estaba por venir.

- ¿Sobre nosotros? ¿Qué pasa con nosotros Camilo?

Camilo inhaló profundamente, reuniendo toda su determinación antes de continuar.

- Estefanía, creo que es hora de que seamos sinceros el uno con el otro. Lo nuestro... Ya hace mucho tiempo no está funcionando. Y quiero terminar esta relación.

Los ojos de Estefanía se abrieron de par en par, su rostro reflejando una mezcla de sorpresa y angustia.

- ¿Ter... Terminar? ¿Por qué? Dime ¿Por qué?

Las lágrimas comenzaron a brotar en los ojos de Estefanía, mientras trataba de asimilar Lo que Camilo de le decía. Ella era una niña caprichosa, mimada y malcriada, así la habían criado sus padres. Sin límites, y soberbia que pensaba que el dinero y el estatus valía más que cualquier cosa, pero a pesar de eso ella amaba a Camilo.

- ¿Hay... hay otra mujer? ¿Quién es la zorra que cree que puede quitarme a mi Estefanía Villalba, mi hombre?

Camilo respiro hondo.

- Estefanía contrólate, entiende está relación no avanza. Yo no siento amor por ti. Tus continúas visitas a la empresa me tienen lleno de estrés, tus constantes demandas están afectando mi trabajo.

- Esas son puras excusas - decía Estefanía con el ceño fruncido y los puños apretados de rabia. Su mente bullía con pensamientos y emociones tumultuosas.

¿Cómo se atrevía Camilo a dejarla por otra mujer? Y esa mujer... ¿Quién se creía que era para quitarle lo que era suyo?

- ¿Es... Es esa zorra vieja con la que te encontré en el restaurante? ¿La que y que es tu socia?

- No te permito que hables así de Mariana. - le dijo Camilo con tono de amenaza.

- Ah, con que si es esa - le dijo Estefanía con voz llena de rabia - Pues, no te va a ser tan fácil quitarme de tu camino para estar con esa vieja zorra, ¿Qué, acaso te embrujo? Que no puedes ver la diferencia entre ella y yo.

Camilo, por más que intentaba explicarle sus sentimientos y razones a Estefanía, ella parecía que estaba decidida a no escuchar. Ya estaba agotado de discutir con ella, sabía que no iba a lograr que ella entendiera.

Tomo su saco, y se dio la vuelta para salir de la casa. Atrás dejo a Estefanía que lo miraba con indignación, sus ojos chispeando de rabia y gritándole que se las iba a pagar. Que regresaría de rodillas pidiéndole perdón y que regresarán.

Camilo sacudió la cabeza. "Lo siento Estefanía, Pero ya está decidido, no te amo, y no voy a perder la oportunidad de ser feliz".

Al día siguiente, Camilo llegó a la empresa temprano, con la determinación palpable en cada paso que daba. Sabía que conquistar a Mariana y que ella le diera una oportunidad no sería fácil, pero estaba dispuesto a hacer todo lo posible para ganarse su corazón.

Se dirigió a su oficina, y comenzó a planificar meticulosamente cada paso de su estrategia. Quería impresionar a Mariana, demostrarle que era el hombre adecuado para ella, que no importaba la diferencia de edad, aunque Mariana se veía muchísimo más joven, él estaba dispuesto a hacer todo lo posible para ganarse su corazón.

Primero, decidió que necesitaba mostrarle su lado atento y considerado a Mariana. Planeaba empezar con pequeños gestos, como enviarle café por la mañana de su cafetería favorita. Con una notita.

Además, tenía planeado invitarla a almorzar más tarde en el día. Había encontrado un nuevo restaurante que pensaba que le encantaría a Mariana y quería aprovechar la oportunidad para hablar con ella, en un ambiente más relajado.

Con su plan trazado, Camilo se sumergió en su trabajo, Pero su mente seguía enfocada en Mariana y en como iba a conquistarla. Estaba decidido a hacer todo lo posible para que ella le diera una oportunidad, y estaba dispuesto a trabajar duro para lograrlo.

Llamo a la cafetería y pidió el café favorito de Mariana, toda esa información la había conseguido de la secretaria de Mariana. Y pidió que llevará una nota que dijera: "En cada mirada tuya, encuentro un universo de belleza y sinceridad." ¿Quisieras almorzar conmigo hoy?" Firma C

Y ordenó que todos los días de la semana laboral le enviaran el mismo café, a la misma hora y que él llamaría para dictar lo que diría la nota.

Mariana entró a su oficina con la mente llena de pensamientos sobre el proyecto y la gala, que cada día estaba más cerca. Ella y Natacha estaban trabajando como locas, ella en el corporativo y Natacha en las oficinas de ambas. Y luego que se encontraba en el departamento seguían trabajando.

Se sentó en su escritorio y apenas tuvo tiempo de acomodarse cuando de secretaria entro con el café humeante y un pequeño sobre.

- ¡Buenos días, jefa! Aquí tienes tu café favorito y también viene acompañado de este sobre que acaban de llegar para ti - dijo la secretaria con una sonrisa amable mientras dejaba los objetos sobre el escritorio.

Mariana, asombrada le pregunto a su secretaria

- ¿Para mí?

- Si, jefa para usted. - dijo y salió de la oficina.

Mariana tomo el sobre con curiosidad, lo abrió y saco la nota que estaba dentro. Sus ojos recorrieron las líneas escritas en la nota, y una sonrisa se dibujó en su rostro mientras leía cada palabra. Pensaba, en qué era verdad Lo que Camilo le había dicho la noche anterior, cuando fue a su departamento. Que iba a conquistarla.

Justo en ese momento, el teléfono de Mariana sonó, miro el identificador de llamadas y vio que decía Presidencia, parpadeo, con el corazón latiendo un poco más rápido de lo habitual, contesto la llamada.

- ¡Buenos días! - dijo Mariana con una voz suave, llena de emoción.

-¡Hola, Mariana, buenos días! ¿Recibiste el café y mi nota? - la voz de Camilo, del otro lado de la línea, sonaba cálida y animada.

Mariana asintió, aunque Camilo no podía verla.

- Sí, acabo de leerla, gracias. Fue un gesto muy bonito de tu parte.

Camilo sonrió al escuchar sus palabras.

- Me alegra que te haya gustado. Y dime, ¿Aceptas ir a almorzar conmigo?

Mariana se sintió conmovida por la consideración de Camilo.

- Si, claro que acepto.

La conversa continuo entre risas y confidencias. Mariana se dio cuenta de lo agradable que era hablar con Camilo. Mientras colgaba el teléfono, sintió un cosquilleo en el estómago y una sensación de anticipación por lo que el día les deparaba.

Mariana salió del corporativo junto con Camilo, el sol brillaba en el cielo y una suave brisa primaveral les acariciaba el rostro mientras bajaban del auto y caminaban a la puerta del restaurante que Camilo había elegido. Durante el trayecto, compartieron risas y conversaciones animadas, Mariana se daba la oportunidad de disfrutar la agradable compañía de Camilo.

Al llegar al restaurante, fueron recibidos con una cálida bienvenida y los guiaron hacia una mesa junto a la ventana, con una vista impresionante de la ciudad. Se sentaron y comenzaron a revisar el menú, discutiendo las opciones y compartiendo recomendaciones.

Después de hacer el pedido, Camilo se armó de valor y tomo la mano de Mariana con delicadeza y la miro a los ojos con determinación.

- Mariana, hay algo que quiero decirte - comenzó, su voz ligeramente nerviosa.

Ella lo miro con nervios y curiosidad, sintiendo un cosquilleo en el estómago.

- Dime Camilo.

Él inhaló profundamente antes de continuar.

- Sé que aún no me aceptas. Y no quiero presionarte, Pero quisiera que fueras mi pareja en la noche de la Gala.

Mariana se quedó momentáneamente sin palabras, sorprendida por la inesperada propuesta de Camilo. Sin embargo, una sonrisa se extendió lentamente por su rostro mientras sus ojos brillaban en emoción. Pero de repente recordó a Estefanía.

- No creo que Estefanía y las demás personas vean con buenos ojos que llegues con otra mujer que no es tu novia. - le dijo mientras quitaba su mano de la mano de Camilo.

- Maríana, no te preocupes por eso, te dije que iba a poner en orden todo, para poder conquistarte, anoche terminé mi relación con Estefanía, yo soy un hombre de palabra, y quiero todo contigo.

Mariana lo miraba con sorpresa, luego de pensarlo un poco, le respondió.

- Si, acepto ser tu pareja en la Gala. Será un honor para mí.

La alegría iluminó el rostro de Camilo al escuchar su respuesta.

- ¡Genial! Estoy emocionado, haré que esa noche sea inolvidable para ti.

El resto del almuerzo transcurrió en medio de una atmósfera de felicidad y complicidad. Mientras discutían de los avances de la gala, también compartían sus sueños y aspiraciones.