La Novia Sustituta

Petra entra a la habitación de Bryan rebotando de felicidad, estaba vestida con su abrigo nuevo. Bryan, quien estaba seriamente sentado en su cama mientras usaba su laptop, mira a Petra y termina sonriendo al ver la felicidad de la mujer.

— ¿A qué se debe tanta felicidad? — pregunta Bryan, dejando el laptop a un lado.

— ¿Me estorbo? — pregunta Petra.

— No, estaba leyendo algunos documentos de la empresa, pero no te interpones en tu camino, nunca te interpones en tu camino. — dice, mirándola fijamente.

Petra sonríe tímidamente y se acerca a la cama, deteniéndose a su lado. Se da la vuelta y señala el abrigo nuevo.

— ¿Qué te parece mi abrigo nuevo? — Pregunta sonriendo, sus ojos brillaban, y eso dejó a Bryan hipnotizado.

— Es guapo, te queda bien. — dice con una hermosa sonrisa.

— También pensé que me quedaba muy bien. — dice emocionada mientras se sienta a su lado. — sin embargo, la vendedora no fue muy amable conmigo cuando entré a la tienda para ver más de cerca el abrigo.

— ¿Qué hizo ella? — pregunta Bryan, frunciendo el ceño y sosteniendo la mano de Petra.

Ella comienza a hablar desde el momento en que vio el abrigo, hasta el momento en que la vendedora se lo quitó y Rebekah apareció para ayudarla.

— Me alegro de que apareciera mi madre. — dice Bryan. — Demandaré a esa tienda.

— No tienes que hacer eso, se acabó. — dice Petra.

— Por supuesto que sí, Petra. — dice Bryan. — te trataron mal y pensaron que no tenías dinero solo porque no vestías ropa cara. Mi madre estaba allí, y no le hicieron lo mismo.

— Está bien, Bryan. — dice Petra, tocándole la mejilla y dándole una caricia. — ¿Vamos a dejar ir a este? Está bien, se acabó.

— Si sucede algo más como esto, verán mi furia. — dice Bryan. — y no me detendrás.

— Está bien, ahora olvidémonos de eso. — dice Petra. — ¿Recibimos tu masaje?

— Me encanta cuando me masajeas. — Bryan dice, sonriendo.

— Realmente te encanta, te pones todo… emocionado. — dice, refiriéndose a la excitación que le provoca en cada sesión de masaje.

— No es mi culpa que seas genial en lo que haces. — dice Bryan sonriendo maliciosamente.

— Travieso. — dice Petra, dándole una palmada en la pierna. El reflejo de la bofetada hizo que Bryan hiciera un movimiento rápido. — moviste la pierna.

Petra lo miró emocionada y rápidamente se subió a la cama tocándole el muslo.

— Calma. — dice Bryan.

— Cálmate, Bryan. — dice Petra. — ¿tú no estás feliz? Está recuperando sus movimientos.

— Estoy contento. — dice Bryan acercando a Petra, ella se sube a su regazo y él sostiene su rostro entre sus manos. — Estoy feliz, pero dejemos esto entre nosotros, no quiero que le cuentes a nadie sobre esto.

— ¿Por qué no? — ella pregunta. — volverás a caminar.

— Porque tal vez no recupere completamente mis movimientos, y no quiero que nadie se emocione demasiado con mi pequeña recuperación. — dice, y ella asiente, entendiendo lo que quiere decir.

— Todo bien. — dice ella con una hermosa sonrisa. — Me alegro de que empieces a moverte, aunque sean pequeños movimientos, reflejos. Estoy contento.

Bryan lleva su mano a la nuca de Petra y la atrae hacia sí, sus respiraciones se mezclan debido a la proximidad de sus rostros. Sus bocas se acercan lentamente, sus miradas se encuentran y transmiten una sensación de indescriptible intensidad. Sus corazones parecían latir al unísono, la respiración se aceleraba y el nerviosismo llenaba el aire.

El beso fue suave y delicado. Sus bocas se mueven armoniosamente, explorando lentamente las sensaciones que proporciona el contacto. Los cuerpos se acercan cada vez más, intensificando la pasión que los une. Las manos se entrelazan y el beso se vuelve más ardiente y caliente, con los labios encajando perfectamente entre sí. Las emociones se mezclan y los corazones laten rápido, mientras que el mundo que los rodea parece desaparecer. Ese beso se convierte en un momento mágico e inolvidable, capaz de hacer que el tiempo se detenga y las estrellas brillen aún más en el cielo.

Todo entre ellos era mágico e intenso, cada momento era único.

— Vos me dejas loco. — dice Bryan susurrando, ahora ya no se besaban, solo estaban con las frentes juntas mientras disfrutaban el momento.

— Tienes el mismo efecto en mí. — dice Petra, levanta los ojos y mira a Bryan. — Me estás gustando, Bryan.

Bryan contiene la respiración justo cuando Petra confiesa sus sentimientos.

— También me estás gustando Petra, aún no sé la intensidad de este sentimiento, pero no es poco. — dice Bryan.

— Me he sentido atraída por ti desde el momento en que te vi despierto en ese hospital. — dice Petra. — Sentí una atracción tan fuerte por ti, esos hermosos ojos azules profundos tuyos me conquistaron.

— Me alegra saber que sientes lo mismo por mí. — dice Bryan. — Yo también me he sentido atraído por ti, desde el primer momento que te vi cruzar la puerta del hospital. Estoy aún más feliz de que fueras tú, que te casaste conmigo.

— El destino es realmente sorprendente, incluso tomando un camino que no queríamos, llegamos al destino correcto. — dice Petra. — ahora entiendo cuando dicen que Dios escribe derecho con renglones torcidos.

Bryan besa a Petra, quien rápidamente le corresponde. Sus corazones ya se pertenecían el uno al otro, cada toque, cada declaración, se pertenecía el uno al otro, y poco a poco se estaban dando cuenta.

Mientras se alejan, Petra sonríe y se baja del regazo de Bryan, él hace un puchero, pero Petra lo niega, diciendo que necesita masajearlo para que se mejore lo antes posible.

Entonces Petra comienza a masajear a Bryan, quien roba un beso en cada oportunidad, o dice algo que hace que Petra se sonroje. Le encantaba la forma en que ella reaccionaba a cada uno de sus comentarios. Y estaba aún más ansioso por ver la expresión que haría cuando tuviera su primer orgasmo. Bryan estaba deseando escuchar el dulce sonido de los gemidos de Petra. No podía esperar este momento.