La Archiduquesa Y El Plebeyo

Aunque David se encargó del problema no pudo dormir en la misma habitación que esa mujer así que durmió en el cuarto de sus hermanas en el piso, pero no dejaba de pensar en ella, en esa hermosa mujer, también fue lo mismo para Dayanna, no pudo dormir de lo feliz que estaba y jamás había sentido como su corazón se aceleraba demasiado rápido. Tomó su anillo y lo apretó demasiado fuerte, sabía que su abuelo lo iba a querer, el pensamiento de David es similar a su abuelo así que era más fácil que ellos se llevaran bien, aunque tenía miedo que su abuela fuera el problema ella estaba dispuesta a enfrentar cualquier situación, pero, comenzó a ser negativa, David no sabía que ella era la archiduquesa, la nieta de los emperadores y hermana de la princesa heredera. Ella no sabía como él podría tomar esa noticia, quizás él la acepte o tal vez no. Ahora la felicidad pasó y su corazón comenzó acelerarse de Ansiedad, recordó lo que David dijo en la comida sobre lo que pensaba de la archiduquesa.

- Aghs… no tengo la imagen manchada como la princesa heredera pero aún así, si regresamos a la capital, Dios, me lo llevaré al Norte rápidamente - Ella estaba preocupada que él la rechace pero también estaba la situación de la Marquesa Buenrostro, como planeaba desasearse de esa mujer que anhelaba lo que le pertenece.

- David si decides quedarte en mi mundo, no podrás salir, no te dejare ir pero tampoco quiero que sufras, si un día ya no quieres estar a mi lado, yo… - Dayanna comenzó a patalear, parecía niña pequeña haciendo berrinche.

A la mañana siguiente en el desayuno ambas personas estaban muertas, sus rostros estaban pálidos y al aparecer ninguno de los dos pudo dormir, las niñas a cada rato le decían mapache a David pero cuando vieron a Dayanna salir los tres se asustaron.

- Buenos días - Su mirada parecía asesina y tenía una expresión sombría, eso era lo peor para ella, no poder dormir.

-

El día transcurrió normal, las noticias de la archiduquesa desaparecida seguía sonando en el imperio, en el Este aún más, Dayanna bajo al pueblo con una capucha que se había comprado anteriormente, ella parecía una mercenaria así que la gente la evitaba pero traía un pañuelo cubriendo su rostro, a compañaba a Louis a comprar alimentos para los días siguientes, al cortar leña y vender las flores junto a hierba medicinal eso había traído más dinero para la bella familia. La leña era muy bien vendida ya que los árboles de esos bosques eran duros y se podrían construir muchas cosas o servían para los carruajes, pero al ser de tan alta calidad cortarla era demasiado difícil, se necesitaba cortarlo con demasiada fuerza, así que ese era el trabajo de Dayanna.

- Buen día Roger - Louis había entrado a una tienda, el dueño era su mejor amigo, ese hombre siempre le daba la mano, él tenía una panadería pero también vendía cosas a los compradores de los comerciantes.

- Louis mi buen amigo, como has estado estos días - El fue directo abrazar a su amigo. Ellos se conocieron cuando Louis llegó al Este a vivir, él estaba perdido porque no conocía el pequeño pueblo así que casi lloraba y entró a la tienda pidió un pan y se sentó cerca de la ventana, ahí estaba trabajando Roger, su diferencia de Edad son 5 años, entonces él al ver que estaba ese pequeño apunto de llorar se acercó a él y le pregunto que le sucedida, él dijo que estaba perdido así que le contó que venía del Oeste, Roger suspiro y cerró la tienda, lo ayudó a buscar su casa, antes ellos vivían en una casa más grande así que al llevarlo él le agradeció, después Louis le llevo una canasta bordada perfectamente en modo de agradecimiento así que él la conservo como un regalo especial. La esposa de Roger, Imelda ella era una comandante importante en el Este que siempre luchaba por la justicia y buscaba la manera de como luchar contra los nobles corruptos, ella no participó en la guerra pero si tuvo un encuentro con Dayanna, a pesar de que ella llevara cubierto el rostro, quien habló esa vez fue Eva, ella solo hizo acto de presencia con la guardia del Este, todos tenían miedo, tener a la archiduquesa de frente y sentir su aura es como si fueran a morir asfixiados. Imelda siempre dijo que jamás olvidaría los ojos de esa fuerte mujer.

- ¿Donde está Imelda? - preguntó Louis.

- Mi esposa está en la frontera, con el hecho que la archiduquesa desapareció tiene a todo mundo ocupado, como esa princesa desapareció en nuestra tierra la emperatriz mandó a más gente a buscarla en la frontera - Roger estaba molesto, él creía que todos los nobles eran iguales como la Marquesa Buenrostro, él tuvo que mandar a sus hijos a la capital con temor de que ella se los quitara, solo se quedó con su hija mayor.

- No te preocupes, Imelda va a regresar - Dijo Louis.

- Lo se pero como puedo estar lejos de mi amorcito - Dijo Roger mientras hacía puchero.

- Bueno veo que alguien te acompaña - Dijo Roger.

- Asi es, ella es Day y traemos más leña para venderte- Dijo Louis, Roger se emocionó demasiado porque su pan sabía más bueno también si utilizaba esa leña.

- Gracias Pequeño Louis, donde encontraste a esta persona tan fuerte - Dayanna era más Alta que Roger y comenzó a mirarla por todas partes, pero Dayanna no hablaba solo tenía mirada seria. Al escuchar que su esposa era de la guarida se puso tensa, no podía dejar que descubrieran su identidad.

- Es una mujer que mi hijo ayudó, aunque puedo decir que ella nos ha ayudado más - Louis sonrío tiernamente mirando a Dayanna así que ella asintió.

- Ya veo pero querida deja aquí la leña porque debe ser muy pesada, me da gusto que siempre piensen en mí cuando ella la corta, escuche que varios comerciantes quieren contactarte para que les vendas leña - Louis estaban muy contento así que dijo que si, mientras más personas hubieran más dinero llevaría a su familia, pero recordó que era Day quien la cortaba y no quería abusar de su amabilidad.

- Day, ¿Querida tu puedes seguir cortándola? -

- Si, no te preocupes yo puedo cortar mucho más y bajarla de la montaña - Ambos hombres estaban felices porque era un buen negocio para ambos, así que Roger le dio un pan a Dayanna para que ella lo probara así que lo hizo y sus ojos brillaron.

- Sabe demasiado bueno -

- Tiene mi receta secreta - Dijo Roger. Depronto la puerta se abrió y una mujer alta entró, tenía un cuerpo muy musculoso y dijo:

- Amor ya llegue - Quien había llegado era la esposa de Roger, Imelda Tomas pero Dayanna se puso tensa porque recordó esa voz.

- [ Es la mujer con la que Eva habló cuando recién pisamos el Este ] -