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Caoba

Caoba

Status: Terminada
Genre:Completas / Malentendidos / Reencuentro / Matrimonio arreglado / Juego del gato y el ratón / Amor-odio / Viaje a un mundo de fantasía
Popularitas:173.6k
Nilai: 4.9
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

Cuarto libro de la saga colores.

Edward debe decidirse entre su libertad o su título de duque, mientras Daila enfrentará un destino impuesto por sus padres. Ambos se odian por un accidente del pasado, pero el destino los unirá de una manera inesperada ¿Podrán aceptar sus diferencias y asumir sus nuevos roles? Descúbrelo en esta apasionante saga.

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LA PROPUESTA VENTAJOSA

...DAILA:...

Roguina entró en mi habitación.

— Tus padres ya están aquí.

Me levanté del sillón y empecé a caminar de un lado a otro.

— Diles que no estoy.

— Ya hablamos de esto.

Me detuve en seco.

— Me retracto, voy a esconderme mientras les dices que no estoy — Caminé rápidamente hacia la cama, para meterme debajo de ella.

— Daila, les dije que estabas aquí.

Me levanté — ¿Qué? Pero, Roguina...

— Me diste tu palabra de que ibas a enfrentar a tus padres. Bastante tuve que soportar que me acusaran de haber influido en tus decisiones.

— ¿Ellos dijeron eso?

Asintió con la cabeza.

— No me sorprende — Resoplé — Si cuando fuiste a buscar refugio a mi casa te trataron tan pésimo, debiste echarlos, hacerles lo mismo.

— Ganas no me faltaron, pero son tus padres y es mejor que aclares todo esto — Mantuvo la puerta abierta — Nunca fuiste una cobarde, Daila.

— No, no lo soy, pero los conozco bien y no saldrá nada bueno de esto. No tendrán contemplaciones a pesar de que soy su hija.

— Yo estaré contigo y te defenderé como tu lo hiciste la vez que acudí a ti — Me tranquilizó, tomando mi mano — Ve al salón, los voy a guiar hacia allá.

Acomodé mi vestido color rojo y asentí con firmeza.

Me dirigí al salón y esperé de pie junto a la chimenea, con los nervios de punta. Siempre fui valiente y decidida, tenía un temple de acero, pero no fue gracias a mis padres. Cuando tenía quince años pasé una temporada con mi tía, una mujer mayor, viuda, pero de espíritu libre. Ella era impresionante, a pesar de ser mujer hacía todo lo que quisiese, practicaba todo lo que estaba prohibido para las damas, su voz tenía fuerza, cuando llegaba a un sitio los hombres tomaban en cuenta sus opiniones y era ella quien tenía amantes, tenía un talento para las apuestas y solía dejar a los hombres sin habla cuando hacían una crítica hacia ella.

Yo la admiraba fervientemente y quería ser como ella, por eso cuando estuve a su cuidado me empeñé aprender de eso y ella me enseñó a ser valiente, a no intimidar mi postura ante nada, ni ante nadie, a dar mi opinión sin importar si no era del agrado de nadie y me habló de los temas tabús que estaban prohibidos para las señoritas, quitándome así la ingenuidad y la inocencia, ella decía que si una mujer era demasiado inocente sería engañada más fácilmente por los caballeros, así que por eso me había aclarado mucho sobre el matrimonio, pero también las mañas a las que recurrían los supuestos caballeros para engatusar a las señoritas. Mi tía Estela era la causante de mi supuesta rebeldía, pues la adolescente sumisa y dócil que se había marchado a la casa de su tia jamás volvió, en su lugar llegó una chica con voz, desafiando a sus padres y aplastando las intenciones de los malos pretendientes. Mis padres le echaron la culpa a mi tía, como era de esperarse y jamás me dejaron volver con ella. Así que Estela se marchó, para viajar por el mundo como solía a ser siempre y no la volví a ver, fue tal el insulto de mis padres hacia ella, que no quiso tener contacto con mi familia, pero sus enseñanzas permanecían en mí y se mantendrían siempre, así les pareciera escandalosa, impertinente y rebelde a los hombres y mujeres de la alta sociedad, eso a mí no me importaba en lo más mínimo.

Por eso estaba soltera, porque ningún hombre soportó mis modos y mi supuesta falta de cordialidad. No me arrepentí de haberles hablado sin tapujos, me había librado de viejos, gordos, machistas y egocéntricos. No quería tener ningún marido de ese tipo, prefería estar sola a soportar toda la vida con un hombre que me quisiera pisotear.

Salí de mis pensamientos cuando mis padres entraron, observando todo como si fuera una pocilga, con expresiones de desagrado.

Roguina iba detrás, haciéndole gestos grotescos a mis padres. Quise reír, pero me mantuve seria cuando sus ojos se posaron en los míos, severos y disgustados.

Se detuvieron frente a mí.

— Padre, madre — Saludé.

— Vaya, vaya, pero que sin vergüenza te has vuelto — Gruñó mi padre, observándome detenidamente, como si pudiera hallar algún indicio de suciedad — Me haz causado miles de problemas, eres una deshonra.

— ¿Cómo se te ocurre perseguir a tus amiguitas hasta acá? — Reclamó mi madre, abanicando su rostro maquillado con la mano.

— Estoy bien, gracias por preguntar — Dije, con sarcasmo.

— Sabía que tus supuestas amistades serían un mal ejemplo para ti — Le echó una mirada desdeñosa a Roguina, ella cruzó sus brazos.

— Señora, está en mi casa, le sugiero respetar — Gruñó ella.

Mi madre chasqueó la lengua — Usted es la causante de todo esto, por eso no es bueno socializar con gente de sangre común.

— A mis amigas las respetas, ni que sangraras azul, madre — Dije, elevando mi barbilla y mi padre enrojeció de la ira — Tengo mi propio criterio y mis propio razonamiento, yo vine aquí por voluntad y no por influencia de ellas.

— Deberías estar pidiendo perdón, arrodillada por el grandísimo error que has cometido — Gruñó mi padre, señalando el suelo — No rebelde y contestona, pero claro, desde que tu tía te metió esas ideas en la cabeza eres un caso perdido.

— No tengo la cabeza hueca, por eso soy como mi tía, lo único que hago en defender mis deseos y sueños por encima de sus imposiciones — Perdí la paciencia y sentí como me ardían las ojos por el enojo — Si vinieron acá para reclamarme entonces perdieron el tiempo.

— ¿Tienes idea del gran desastre que has causado con tu huida? — Preguntó mi padre, apretando los puños — ¿No se te pasó por la mente los daños que ibas a causar con tu libertad malsana?

Los observé, calmando mi respiración.

— Ustedes siempre ponen por encima el que dirán.

— Somos nobles, todo lo que hagamos repercute en nuestras vidas y tú comportamiento, señorita, no pasó desapercibido, arruinaste nuestra reputación — Dijo mi madre, observándome con decepción — Nadie nos habla, nos rechazan y tu padre está perdiendo muchos clientes.

— Lo siento, pero eso no tiene que ver conmigo.

Soltaron gemidos de indignación.

— Eres tan irresponsable — Las fosas nasales de mi padre se dilataron — No estás en boca de todos por ser una señorita de intachable comportamiento.

— No tengo la culpa de que la sociedad sea hipócrita y éste llena de prejuicios.

— Eres la hija de dos condes, sabías en que mundo creciste, tenías total conciencia de que una mala decisión puede hundir nuestra familia completa — Mi padre estaba echando chispas — Pero, no, a ti no te importó en lo absoluto llevarte por delante a todos con tus ideas.

— ¡No, no puedo! — Jadeé, temblando por el enojo — ¡No puedo ser perfecta, ni tolerar a la gente que me rodeaba en Hilaria, estoy harta de tener que fingir algo que no soy y de que tenga que actuar sin libertad solo para mantener una imagen intachable! — Elevé la voz — ¡Si, huí, porque no soportaba más la vida que tenía y tampoco sus imposiciones, me estaba ahogando! — Derramé dos lágrimas — ¡Ustedes solo querian moldear mi vida a su antojo!

Mi padre elevó una mano, haciendo ademán de pegarme, pero no lo hizo, porque mi madre lo detuvo.

— Pegarle no hará que cambie de parecer, recuerda a lo que vinimos — Dijo mi madre y él suspiró pesadamente, bajando su mano.

— No permitiré ese tipo de situación — Dijo Roguina, colocándose a mi lado — Si usted le pone una mano encima a mi amiga, los echaré, ésta es mi casa y no permito que nadie venga a irrespetar a mi invitada. Créame no le gustará que llame a mi esposo.

— Señora Roguina, esto no le concierne a usted, le pido respetuosamente que se retire y nos deje a solas con nuestra hija — Demandó mi padre — Debemos tratar un asunto privado.

— Mi amiga no se va...

Roguina contuvo las ganas de soltarle unas cuantas verdades a mi padre.

— Estaré afuera por si necesitas algo — Dijo, observándome firmemente, apretando mi mano, volvió a observar a mis padres — Quedan advertidos.

— Descuide, no voy a pegarle.

Mi amiga se marchó.

Me crucé de brazos.

— Hija — Dijo mi padre calmando su respiración — Si vinimos hasta aquí fue para buscarle solución a todo esto.

— No volveré a Hilaria — Dije y fruncieron el ceño.

— Tendrás que volver — Insistió mi madre.

— ¿Para qué? ¿Para qué todo vuelva a ser como antes? ¿Por qué no me dejan ser yo? No quiero casarme por deber, quiero permanecer soltera, deberían conformarse con que mis hermanos estén casados, es suficiente con ellos, a mí, déjenme vivir a mi manera — Pedí, con una postura más calmada.

— Lo siento hija, pero te casarás con Lord Flitton — Ordenó mi padre y me sobresalté.

— ¿Lord Flitton? — Me espanté — ¿Qué rayos hicieron?

— Lord Flitton fue el único hombre dispuesto a pasar por alto tus deshonras, él es el único caballero que está dispuesto a casarse contigo para salvar a nuestra familia de la desgracia — Mi madre se aproximó e hizo ademán de tomar mi mano — Ya hemos arreglado todo, solo debes volver.

Me aparté de golpe.

— ¿Lord Flitton? ¿De todos los caballeros tenía que ser él?

— Fue el único que aceptó — Dijo mi padre y resoplé.

— ¡Tiene sesenta años, podría ser mi abuelo! — Gruñí, con indignación — ¡Nada de lo que acabo de decir tuvo valor para ustedes, jamás van a escucharme!

— Entiende, solo hay una forma de arreglar todo esto y es casándote con un caballero de sangre noble que tenga suficiente influencia para tapar todo el escándalo que has causado — Mi madre me observó con suavidad, claro, le convenía tratarme con mucho tacto para que accediera — Lord Flitton ha sido muy generoso al aceptarte, ya que tu reputación está por el suelo, la gente de Hilaria especula que te han deshonrado y que has huido con un hombre.

— No voy a casarme, no con ese viejo asqueroso.

— Hija, es lo mínimo que puedes hacer, si te casas con ese noble entonces todo volverá a su buen curso — Mi padre me evaluó detenidamente — Hazlo por tu familia.

— ¿Qué hay de mí? Ustedes no están dispuestos de dejarme ser como soy, no están pensando en mí, solo piensan en sus intereses y si creen que voy a consentir casarme con un viejo decrépito están muy equivocados, váyanse y déjenme en paz — Gruñí, dándoles la espalda.

Era increíble, mi familia era tan hipócrita, pensé erróneamente que podían haber cambiado de parecer, que habían venido por preocupación y no para que les resolviera su situación.

Era una tonta, mis padres jamás cambiarían de parecer.

— ¿Quieres seguir siendo una recogida? — Cuestionó mi madre — Estoy segura de que ya no te quedan piezas y que estás aquí viviendo de la caridad de tu amiga. ¿Por cuánto tiempo crees que va a soportar mantenerte? Tengo entendido que tienes dos hijas ¿Crees que es justo para ella?

Me giré — Mi amiga no me ve como un estorbo, a diferencia de ustedes, conseguiré trabajo, puedo valer por mí misma sin ningún problema. Dejen de manipularme.

— No nos iremos de aquí, no vamos a permitir que tú sigas actuando así. Te casarás con Lord Flitton y punto.

No había forma de zafarme de ellos, si escapaba, me iban a encontrar, yo no conocía Floris, solo las casas de mis amigas, pero nada más y tampoco sabía como conseguir trabajo, no quería molestar a Roguina, ya era suficiente que me diera asilo, pero tampoco iba a casarme, no con ese anciano.

Se me ocurrió una idea.

— ¿Si me caso, dejarán de imponerme cosas?

Mi padre observó a mi madre.

— Ya no serás de nuestra incumbencia, sino la de tu esposo.

— Dijeron que mi esposo debía ser un lord, con riquezas e influencias — Sopesé.

— Lord Flitton para ser exactos.

— ¿Y si no me caso con Lord Flitton sino con otro noble? — Sugerí.

Mi padre negó con la cabeza.

— Ningún noble de Hilaria querrá casarse contigo.

— De Hilaria no — Me llevé una mano a la barbilla — Pero de Floris, sí.

— Hija, no quieras salirte con la tuya.

— No me saldré con la mía, piensen bien, aquí en Floris hay muchos nobles con muchas más riquezas que en Hilaria, hay un montón de opciones — Dije, usando las armas que me había dado mi tía, observando a ambos a los ojos, sin ceder a mi dea, sonriendo y agitando mis pestañas, algo para convencer a los hombres, pero también funcionaba en otras personas — Mejores prospectos que Lord Flitton y mucho más jóvenes.

— Pero eres una señorita en deshonra.

— Sí, pero la ventaja es que aquí nadie me conoce, que no he asistido a eventos públicos y que los tengo a ustedes para formar una cuartada perfecta — Agité mi mano, mis padres se quedaron sopesando mi idea — La nobleza de Floris se sentirá claramente curiosa al tener a una familia de Hilaria, a dos condes con su adorada hija en edad casadera, seremos la atracción de los bailes.

— Nadie nos invitará a eventos.

— Padre, dijiste una vez que tenías un conocido aquí en Floris, usa sus contactos, convence al hombre para que nos consiga invitaciones y riegue el rumor de que unos condes de intachable reputación de Hilaria están en Floris.

Mi padre insistió en alejarse, tomando a mi madre del brazo para hablar con ella.

Oculté mi sonrisa, habían mordido el anzuelo y agradecí en mi mente a Estela por pulir mi don de convencimiento.

Tal vez no tenía habilidades físicas como mis amigas, pero si una mente inteligente y maquiavélica, era un don poderoso que debía usar con sumo cuidado.

Así conseguí los boletos a un precio más bajo. Me reí internamente.

Mis padres volvieron.

— De acuerdo, pero tienes un mes — Accedió mi padre.

¿Un mes?

— ¿Para qué?

— Un mes para conseguir un esposo noble y con fortuna aquí en Floris, de no cumplirla en ese tiempo volverás a Hilaria y te casarás con Lord Flitton.

Vaya, no había tomado en cuenta que mi padre era un hueso duro de roer, pero un mes me daba el tiempo necesario para retrasar los planes de mis padres y tratar de encontrar alguna forma de escapar. Si tocaba con suerte de encontrar a un hombre con esos atributos y que me gustara, entonces sí me casaría, pero lo dudaba.

— Está bien, lo haré.

1
Mariela De Los Angeles Serrano
Es estresante cuando se hacen las dignas. El orgullo muchas veces no es bueno, porque al final terminas tragándose las palabras y mordiendo tu lengua
Eleonor Baker
Ella está bien, ella salvo a Lean y a su esposo...¿🤔Porqué no aceptar tantito que ella tiene razón?
Ness_Newt
Gracias por otra de tus historias. Recomendable toda la saga
Eleonor Baker
Que hermoso diálogo
Eleonor Baker
¡Esoooo carajo bien ahí! mínimo ya están parejos
Eleonor Baker
Uhhhh... Yo ahí, aviento la espada al suelo y le grito:Yo sola me desarmo ahí está, perdí porque quise y le quitas 1° El que el sea el que mande y establezca condiciones 2° Que no aceptas que no aclare y ojo eso aplica para todo
Eleonor Baker
¡Esoooo bien ahí! El ser rudo no quita que reconozca, esos son hombres
Eleonor Baker
Y la blusa que color era?
Gloria San Martin
pero si es la mamá de Edward y el viejo Delacroix la amaba,por qué al hijo lo odiaba? seguramente la esposa lo descubrió y tuvo que echarla y culpó al bebé.Cosas que a uno se le ocurren!!!
Gloria San Martin
que metáfora más linda !
laura valentina segura rueda
Excelente historia autora gracias
sandra martin
Autora no te olvides de la historia de los hijos por favor /Pray//Pray//Pray//Pray//Pray//Pray/
Dyjhons
jajajjajajajajajjajajaja muero
Stella Santabaya
Me encantó, me encantó,me encantó 😊💕🇦🇷
Noemi Alvarez
realmente la felicito autora, cada historia de la saga estuvieron maravillosas
Marleny Rodriguez
Normal
Marleny Rodriguez
Malo
SARITA carrasco ramos
tus cuatros historias lo máximo me mantuvo prendida /Kiss/
Blue 👻
Sinceramente ame todos los libros de esta saga, felicidades por tus historias✨❤️...sería genial ver una historia de los hijos de ellos djdjjdjd😂❤️✨
Blue 👻
buuu pensé que buscaba prometida para sus bebés sujddnjdd
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