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«Una Amante Por Contrato»

«Una Amante Por Contrato»

Status: Terminada
Genre:Completas / Amor prohibido / Dominación / Traiciones y engaños / Romance entre patrón y sirvienta / Esclava / Sirvienta / Venderse para pagar una deuda / BDSM / Romance de oficina / La mimada del jefe / Mujer despreciada / Casada con el millonario
Popularitas:1.3M
Nilai: 4.6
nombre de autor: Ana de la Rosa

Un deseo por lo prohibido

Viviendo en un matrimonio lleno de maltratos y abusos, donde su esposo dilapidó la fortuna familia, llevándolos a una crisis muy grave, no tuvo de otra más que hacerse cargo de la familia hasta el extremo de pedírsele lo imposible.

Teniendo que buscar la manera de ayudar a su esposo, un contrato de sumisión puede ser su salvación. En el cual, a cambio de sus "servicios", donde debía de entregársele por completo, deberá hacer algo que su moral y ética le prohíben, todo para conseguir el dinero que tanto necesita...

¿Será que ese contrato es su perdición?

¿O le dará la libertad que tanto ha anhelado?

NovelToon tiene autorización de Ana de la Rosa para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 3

Ella, al caminar, sintió una molestia en su zona íntima, pero no le dio importancia, sabía que en cuestión de horas desaparecería.

Noah la miró y sonrió satisfactoriamente. Para él era un placer verla adolorida.

Al salir de la habitación, se encontró con Beatriz.

— ¿Cuándo vas a pedir el préstamo para la operación de mi hijo? ¿Acaso no te importa que sea un impotente?

La señora Beatriz, siempre la escuchaba llorar, pero no intervenía. Decía que era su deber como esposa dejarse tocar. 

Muriel estaba dudando de si quería ver a su esposo caminar, de toda forma, él la seguiría maltratando. “¿Valdría la pena verlo de pie? ¿Dejará de abusar de mí?”.— se preguntó para sus adentros.

— Hoy voy a hablar con el gerente, pero dudo mucho que me preste esa cantidad de dinero. — le contestó a Beatriz.

— Inténtalo. Maldita, inútil.— resopló la señora, con una mirada aterradora.

Muriel omitió palabras, y se retiró.

Al llegar al banco, caminó deprisa para entrar al ascensor, antes de cerrarse la puerta, porque iba retrasada. Entró apresurada, y sin darse cuenta, la bufanda quedó atascada en la puerta, logrando que su marca en el cuello, quedara visible, antes los demás.

Su rostro se turnó pálido, no solo por su marca en el cuello, que había quedado al descubierto. Si no por las personas que se encontraban ahí. Era su jefe, y el asistente.— Buen día. Lo siento, señores.— dijo Muriel. ¡Santo Dios!— exclamó nerviosa.

Los dos hombres le dieron los buenos días, y la observaron mientras ella jalaba la bufanda con gran esfuerzo. El mayor de ellos le dijo; — Señora, le recomiendo esperar.

Ella hizo un gesto de rendimiento y dejó de jalar.

Yeikol Richardson le dedicó una mirada esquiva, pero la volvió a mirar de inmediato. Observó la marca en el cuello de la mujer, y sin saber si fue por placer, o dolor, se excitó. Se mordió el labio, y sacudió la cabeza, queriendo bloquear toda sensación de placer en su mente.

Salieron del ascensor, ella, rápidamente, se envolvió la bufanda, y se dirigió a su lugar de trabajo.

— Muriel, ¿por qué llegaste tan tarde? Sabes bien que al señor Pedro no le gusta el retraso, cuando viene el señor Richardson.— dijo Carlota, una de sus compañeras de trabajo.

Muriel, mientras organizaba sus herramientas de trabajo, susurró.— Espero que no se dé cuenta, porque se molestará conmigo, y eso no me conviene en este momento.

— ¿No me digas que quieres más dinero prestado?— preguntó Sofía. Al parecer su amiga tenía buen canal auditivo.

Muriel sonrió ligeramente.— Sí, mi esposo necesita esa operación.

Carlota se echó hacia atrás, en la silla reclinable, y la miró con una ceja levantada. ¿Por qué su amiga era tan tonta?.— Dios, ¿por qué eres tan buena? Ese hombre y esa señora, no merecen nada de ti.— comentó Carlota.

Muriel por un segundo le dio la razón a su compañera, ellos no merecían ningún sacrificio de su parte. Pero de toda manera era su familia.

— Carlota, Noah es mi esposo y como tal, debo luchar por él. — Ella no contaba nada su vida privada, pero un día sus amigas le hicieron la visita, y fueron echadas de la mansión como animales, por los Brown. Además, en algunas ocasiones veían los moretones en su piel, señales obvias de que era maltratada.

El señor Richardson, se presentaba a fin mes en todas las sucursales del banco. Le gustaba ver el reporte personalmente. Era un hombre muy respetuoso, jamás miraba a sus empleadas con insinuaciones, ni mantenía relaciones sentimentales con ninguna. Pero, después de ver la marca en el cuello de Muriel, se activó en él una necesidad enfermiza en todo su ser.

Yeikol tenía una oficina en todas las sucursales, para trabajar cómodamente. Entró al acogedor lugar, y se sentó en su sillón. Su mirada perdida en la pared, sus puños cerrados con fuerza sobre el escritorio, y sus mandíbulas apretadas, mostraban signo de ansiedad.

— ¿Qué le pasa, señor?— preguntó el señor Alfred.

— No aguanto más… Necesito saciar esta maldita necesidad.— contestó frustrado.

Alfred era un señor de cincuenta años. Una de las dos personas más cercana a Yeikol. Era su guardaespaldas personal, amigo, y confidente. Siempre estaba a su lado, a cada instante. Sabía todo acerca de su vida. Conocía cada detalle de la vida de su jefe. Le preocupaba ver a Yeikol intranquilo.

— ¿Quieres que viajemos a otro país?— preguntó Alfred.

Yeikol se quedó pensando por varios segundos. Era la primera vez que iba a tomar una decisión, dejándose llevar por su instinto. Miró a Alfred, y le contestó. — No, no vamos a viajar. Quiero que investigue todo acerca de esa mujer.

Alfred estaba sentado en el sofá, y se sorprendió al escuchar tal petición. Negó con la cabeza, era absurda esa orden.— ¿Habla de la mujer del ascensor? No, es una locura, con todo respeto, mi señor.

Yeikol se levantó y caminó hacia el ventanal. Su mente generaba pensamientos perversos. No podía controlar la sensación que le provocó ver aquella marca. Era la primera vez que algo así le sucedía y no sabía cómo reaccionar.

— Alfred, es una orden, obedece.— dijo Yeikol.

Yeikol Richardson, era uno de los hombres más millonarios del país, oh quizás si el más adinerado. Tenía treinta y dos años de edad. Sus únicas familias eran su asistente, Alfred, y su esposa, con quien llevaba cinco años de casado.

Su relación matrimonial era perfecta. Su esposa, una mujer excepcional. Modelo muy reconocida a nivel nacional e internacional, la señora Milena Pierre. Yeikol la amaba, era incapaz de hacerle daño, o de tratarla con brusquedad. Por esa razón, buscaba otras mujeres, para saciar sus más pervertidos deseos. Cabe destacar, que esas mujeres eran de otros países, y no conocían la vida de Yeikol Richardson, el multimillonario y dueño del Banco central. Solo eran contratadas y bien pagadas por sus servicios.

Alfred sabía la urgencia que tenía su jefe por una sumisa. Sin embargo, no podía dejarlo tomar una decisión que, en un futuro, sea una catástrofe.

1
Paula Merdech
la tipa que escribió eso es una nula que no entiende que es una novela espero la bloquee autora y deje de leer esta novela si tanto le disgusta
Flora Lopez
Excelente
Tulia Lozano Alvira
me hubiera gustado que hubiera un final mejor donde ella tuviera más hijos ..pero ese final me dejó sin palabras
Dy San
Excelente
Luz Maria Aucapoma Martinez
muy hermosa tu novela ☺️ me gusta
Luz Maria Aucapoma Martinez
Excelente
Luz Maria Aucapoma Martinez
eso está embarazada qué pasará?
Katia Josefina Morillo Jaime
Muy malo
MINNY@24💕
🙄🤦🏻‍♀️🤦🏻‍♀️
MINNY@24💕
hay no enserió si ya sabe quien es que es lo que querrá 🤔
Pamela PM
Me gustó la narrativa, buenos personajes y historia...
Carmen Morris
hay es triste 😞
Carmen Morris
yo sospeché que está embarazada
MINNY@24💕
hayy parece que habrá bebe no se cuidaron 🫣🫣🫣
MINNY@24💕
😲🤯😱😱😱 ahhhhhh
MINNY@24💕
la única diferencia mi querida Muriel es que el te trata con más delicadeza que el desgraciado de tu marido con el sientes más que con tu marido esa es la pequeña diferencia ,, así o te explicamos con manzanas🤷🏻‍♀️😉
MINNY@24💕
siiiii Muriel te estabas tardando ahora sacamos de tu casa
Carmen Morris
Malo
Carmen Morris
estoy intrigada en cada lectura veo cosas diferentes pero me gusta
MINNY@24💕
hay nooooo será que le.dijo Muriel dios que angustia
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