Una mujer despierta luego de estar en coma algunos días.
Sin recuerdos...
Sin saber quien es...
Edad y nombre no es algo que figura en sus recuerdos, ya que parece, los ha perdido todos.
Sin embargo, un hombre aparece delante de ella para recordarle que se llama Alma Rizzo, y que ambos, están casados desde hace cuatro años.
Él le promete ayudarla a recordar todo su pasado para poder encaminar su vida de nuevo.
Algo que a Alma, le parece irreal.
Sobre todo porque cuanto más aprende de si misma, más le aterra descubrir que tal vez no es la mujer que esperaba ser.
Ahora, componer su vida será su misión...
Cosa que no será sencilla cuando se tiene limitado los recuerdos y no sabes si convives con amigos o enemigos.
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Capítulo 19
—¿Estoy diciendo algo en falso? —siseó la peli negra —Alma nos arruinó la vida, me arruinó la vida. Y este accidente es parte de su karma.
—No puedo creer que te alegres de esta desgracia.
—¿Desgracia para quien? —gruñó —¿Para mi? ¡ME ALEGRO! —gritó —Esa perra se merece eso y más... ¡Me quito a mi hermana! —acusó —Se metió con mi familia, y tú lo sabes —le recordó con rencor —Tenias que mantenerla al margen hasta que el consejo la destituyera del cargo y te lo dieran a ti. Pero se ve que no puedes hacer algo tan sencillo.
—¿Yo? —miró con enojo a la mujer delante de él —Yo hago mi parte, el té, el descanso, las publicaciones, ¿y tú? —le riño —¿Acaso mantienes al margen a tu esposo? Porque lo he visto muy atento a la condición de mi mujer —bramo —Tú debías mantenerlo alejado dentro o fuera del trabajo pero parece que no puedes hacer algo tan simple, Olivia.
La mujer le fulmino con la mirada.
—Claro que hago mi parte... Yo no deseo que esa perra se vuelta a meter entre Alan y yo. —le recordó —Yo si se donde anda mi esposo y con quien, no necesito estar todo el día pegado a él como tú, que siendo su recepcionista no puedes siquiera saber su itinerario.
—Claro que se donde está. —murmuró con irritación —Ella me cuenta todo. Me tiene confianza...
—¿Confianza? ¡Ja! —se carcajeo la mujer —Quiero escucharte decirlo de nuevo cuando recupere sus memorias. Eres un cero a la izquierda para ella... Siempre lo fuiste y el divorcio que te iba a pedir es un claro ejemplo de como Alma Rizzo, se deshace de todo lo que ya no le sirve.
—Cállate. ¿Por qué no vas con tu esposo y tratas de averiguar que quiere con mi mujer?
La oji azul puso los ojos en blanco.
—Lo haré hasta que me asegures que eres capaz de mantener a tu mujer a raya, no puedo permitir que haga sufrir a Alan.
—¿Ahora vas de samaritana? —se burlo el oji verde
—¿Con él? Jamás... Sin embargo, no puedo dejar que eso afecte a Alan.
Valentín suspiro.
—No tengo ganas de pelear Olivia. Si, te prometo mantendré vigilada a mi esposa si tu prometes que Alan Conte, no se acercará a ella. Si lo hace y recupera sus recuerdos será porque él la está buscando para eso.
—Lo sé. —admito la mujer —Y es imperativo que ellos jamás estén solos.
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La tenía acorralada, la oji negra no podía salir de la prisión que sus brazos hacían con apoyo del escritorio.
—¿Es por eso que me buscaba? —preguntó el señor Conte muy cerca de su rostro, mientras alzaba una ceja con coquetería
—Ah... Si... ¿No es importante?
Él miró sus labios.
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—Me tengo que ir ya es casi la hora y veré a Alan en King.
—¿No le tocaba ir hoy a él? —pregunto el oji verde, mientras miraba el reloj de la pared
—Yo iré —siseo la mujer —Dijo que se reuniria con alguien importante hoy.
Valentín arrugó la frente.
—¿Qué? —inquirio la mujer
—Alma salio a una reunión... —balbuceo y miró con asombro a la oji azul
—Maldición. Llámala... ¡Ahora!
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—Si, tiene razón, es importante... —Alan se separó de ella —Tomaré en cuenta sus palabras señora Rizzo.
El celular de la peli negra resono en medio del silencio.
—¿Si, Valentín? —ella se alejo a un lado de la habitación y siguió con su platica —Si, salí... Ajá...
Alan la observaba sonreir con alegría.
—Si querido, nos vemos en la noche. Te amo... —colgó
El rubio apretó la mandíbula.
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—No me convence —siseo la oji azul —Me voy, iré a King a confirmar por mi misma que no esté ahí. —sentenció mientras tomaba el bolso del sofá
—Oh, por cierto... —murmuró el peli café —Al parecer, Anastasia Conde, está en el pais. Al menos eso es lo que se dice...
Olivia se estremeció mientras sostenía el picaporte de la puerta.
—Pues será mejor que ambos nos preocupemos por mantener alejados a nuestros esposos de ella, más que de ellos mismos. Anastasia Conde arruina todo lo que toca, y siempre lo hace a drede. —dicho esto, salió de la habitación
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—Se ve que lo ama. —la oji negra le miró con confusión —A su esposo. Me alegro... —murmuró, dirigiéndose a su escritorio —Bien, espero que en el futuro las cosas entre ambas empresas mejoren.
Alma asintió —En efecto, muchas gracias por darme de su tiempo señor Conte.
—Solo Alan.
—Eh... Lo voy a intentar.
—En el pasado... —se recargo en su mesa mientras se cruzaba de brazos —Éramos muy unidos... Espero que podamos serlo y arreglar nuestras diferencias incluso si recupera la memoria.
Alma asintió.
—Si la recuperó... Espero poder aclarar las cosas dialogando debidamente.
—Siempre y cuando no me arroje carpetas a la cara me doy por satisfecho.
La oji negra estalló en una carcajada.
Dos toques a la puerta callaron a la mujer.
—Adelante.
La puerta se abrió y la asistente de Alan asomo la cabeza.
—El expediente que me pidió está listo señor.
—Bien, iré en un momento.
—Bueno, creo que es la señal para que me retire.
—Que conste que no la estoy sacando —el rubio le abrió la puerta.
—Oh no, se que no lo haría. No después de nuestra reciente reconciliación. —comento ella con indiferencia
Alan levantó una ceja.
Ambos salieron al pasillo y fue la oji negra quien se dirigió al rubio.
—Me retiro CEO, que tenga un buen fin de semana.
—Gracias CEO. Igualmente...
Con una sonrisa, Alma se alejo del rubio y se dirigió a los ascensores.
Sin embargo, se detuvo cuando vio como los ventanales reflejaban un claro de la luz del sol.
Acercándose a las ventanas, miró el paisaje debajo de sus pies.
Queen tenía un total de 30 pisos. Y King, 50.
Narcisista
Se burlo.
Estaba en la cima del mundo... O casi.
Suspirando, se dio la vuelta y se congeló en su lugar.
Un niño corría en su dirección, tenía una paleta en la mano y la mirada con una sonrisa en los labios.
Cuando levanto la mirada, se petrifico en su lugar al verla.
Alan cerró la carpeta —Gracias, necesito que... —pero callo al ver que Alma aun no se había ido y había palidecio como la cera —¿Seño...
Alma dio un paso al niño.
—H-hola...
El pequeño guardo su paleta detrás de si.
—¿Estás solo? —murmuró mientras sentía sus manos sudar
El pequeño, sacudió la cabeza.
—En... Entiendo... —balbuceo —¿Dónde están tus padres? —le pregunto mientras se agachaba en un intento de no parecer amenazadora
El pequeño sonrió y corrió hacia ella deteniendose a solo dos pasos de llegar.
Era el mismo niño de la fiesta.
Con un brillo de emoción adornando aquellos ojos grises, el pequeño abrazo a la peli negra.
El corazón de Alma se agitó con fuerza y su cuerpo se estremeció. Una ola de calor y felicidad la inundaron de pronto, ¿Quién era este niño?
Separandose de ella, con rápidos movimientos de manos, el pequeño le respondió en lengua de señas.
—Lo siento, no...
El pequeño sonrió y se alejo de ella.
—¡Papá!
La oji negra se levantó rápidamente y girando sobre sus talones contuvo un jadeo cuando el pequeño se lanzó a los brazos de Alan Conte.
—Hola campeón... —le sonrió el rubio. Su hijo le mostró la paleta qué tenía en mano —¿Es tuya? —cuando el pequeño pelirrojo asintió, Alan sonrió con amplitud —Entiendo. —mirando a la peli negra, evitó suspirar, tarde que temprano, se iban a encontrar —¿Deseas un café? Estoy seguro de que a Konan le gustaría pasar tiempo con su tía.
—¿Tí-tia? —jadeo la mujer
Alan sonrió.
—¿Viene? —el rubio se alejo de ella con su hijo en brazos
Alma los contempló mientras se alejaban y como si una parte de ella tirara hacia ellos, los siguió.