¿Quién podría enamorarse de un misterioso hombre que solamente lo ve por las noches?
Rocío Martínez, una joven que se sacrifica día a día por su humilde familia. Con un primer amor que solamente le dejó inseguridades.
Sam Warren, un hombre que creció con todo el dinero del mundo, mujeriego y solitario. Que jamás a recibido afecto y amor de su familia.
Cómo estas dos personas tan diferentes pueden llegar a amarse incondicionalmente y enfrentarse a todos con tal de proteger su amor y a su familia.
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Solo pienso en Rocío...
(Sam Warren)...
No puedo con la culpa al saber que estoy engañando a Rocío de la forma más miserable que puede haber, ya qué fingir ser otro hombre es lo más vil que he hecho en toda mi vida y no me está gustando mucho este papel que me he inventado solo para divertirme, porque quiero que Rocío me ame a mí, en todas mis facetas, como Sam Warren, su jefe. Al hombre que ahora va sentado a su lado, mientras que la llevo a su casa en mi carro.
¡Pero no!, Rocío me habla con respeto y con una fría y dolorosa distancia, solo hablando para agradecer por haberla ayudado el día que la traje junto a su madre a casa, cuando le dieron el alta médica, también agradece por su nuevo empleo y porque la llevo ahora a su casa al no haber más autobuses.
Mientras que yo me siento como una basura al no saber qué y cómo responderle, sintiendo ganas de gritarle que soy yo el miserable vagabundo qué la visita y enamora a diario por las noches.
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Cuando la dejo en su casa, no supe qué decir y solo le ayudé a bajar mientras yo me subí al carro para luego recorrer solo unas cuadras para cambiar mi ropa por la ropa de Net, quien si puede cada noche platicar con ella, abrazarla y besarla.
Al llegar a su casa, me recibió muy contenta, escuché como le fue hoy en la empresa y lo feliz que se encuentra con el ascenso y su nuevo salario que de seguro le ayudará mucho a ella y a su humilde familia.
Cuando yá estábamos despidiéndonos afuera de su casa, le coloco el pañuelo sobre sus ojos para besarla como cada noche.
Esta vez me quedé observando lo hermosa y frágil que se ve. Mientras saco mi máscara para sentir mejor su aroma y besarla apasionadamente como hace días quería hacerlo. Cerrando mis ojos para dejarme llevar por el beso que quise darle hoy apenas la vi en la recepción del edificio, al verla vestida con ese vestido ceñido a su cuerpo que hacía notar su hermosa figura, pero que no pude ni siquiera acercarme, puesto que soy un gran cobarde.
Sus labios, su rostro, su aroma y su cuerpo hace que pierda por primera vez el control, haciendo que mi cuerpo reaccione y que mi entrepierna se endurezca, dando un paso atrás para que Rocío se dé cuenta.
_¡Necesito entrar ahora!, mi madre me espera _ me dice Rocío mientras se aparta de mí, sintiendo que sí notó mi reacción.
_ Dame un minuto _ le respondo para colocarme la máscara y acomodar mi amigo, tratando de disimular lo inevitable, ya que la gran reacción no se disimula con la delgada tela de mi pantalón. Luego le quito la venda de los ojos y la abrazo sin pegar mucho nuestros cuerpos. Y me despido para ir caminando hasta donde dejé mi carro escondido a unas cuadras de su casa.
Luego me fui al departamento de mi amigo Jonathan, quien de seguro tiene algo que me ayude a quitarme, estás ganas locas que tengo al no poder tener a Rocío como yo quisiera en mi cama. Puesto que llevo más de un mes saliendo con ella y solo la he podido besar con suerte una vez cada noche.
¡Al llegar no me equivoqué!, pues conozco muy bien a Jonathan y él se encontraba bebiendo en su departamento junto a dos exuberantes chicas, las cuales pedían a gritos ser atendidas, Jonathan después de saludarme se lleva de inmediato a una de ellas a su habitación y yo me quedo con una rubia con grandes atributos, la que me ofrece un vaso de Whisky junto a una línea de polvo blanco.
Luego de beber unas cuantas copas junto a esa exuberante mujer, quien me coquetea descaradamente, llevando de vez en cuando sus manos a mi rostro para acariciarme. Yo supe muy bien que debía hacer y como debo complacer a ese tipo de mujer. Sin preámbulos ni besos la tomo con fuerza de la cabeza dejándola frente a mi cuerpo que aún sigue doliendo desde que besé a Rocío.
Saco el botón y bajo el cierre de mi pantalón para dejarlo expuesto a ella mientras tomo con brusquedad del largo cabello de la rubia para dejarme caer en su boca. Ella de inmediato lo besa y lo acaricia con su lengua, mientras yo agarro su cabello con más fuerza para darle grandes estocadas que le causan arcadas al entrar por completo hasta el fondo de su garganta. Dándome vía libre para hacer lo que me plazca con ella si yo así lo quisiera.
Pero en ese momento por mi cabeza pasó Rocío y sentí que ella no merece lo que estoy haciendo, así que tomé con fuerza a esa mujer por los hombros y la aparté dándole un solo empujón para quitarla de encima.
Acomodo mi ropa, luego doy la media vuelta para salir de aquel departamento dándole la espalda a esa exuberante mujer, que si en mi vida no existiera Rocío de seguro me la estaría follad** toda la noche como acostumbro hacerlo.
¿Pero qué rayos me está pasando? ¿Qué rayos me pasó? (Pensaba) Cuando no pude seguir con esa mujer, ¿Por qué mi mente solo piensa y quiere a Rocío?.
Es a ella a quien quiero en mi cama y no a otra mujer. Me respondía mientras subo a mi carro para volver a mi edificio, peor que como llegué al departamento de mi amigo Jonathan, porque ahora me siento un miserable al haber estado con esa rubia solo para quitarme las ganas que tengo de tener a la mujer que amo en mi cama.
«Lo que más me molesta es que si Rocío se entera de lo que hice hace un momento, estoy seguro de que jamás me perdonaría y eso me aterra, puesto que estoy completamente seguro que ya no puedo vivir sin ella y sin su familia a la que he llegado a querer como si fuera la mía»