Después de encontrar a su hermanastra junto a su prometido en la cama. Lina Connor huye despavorida y mete a una habitación prohibida que le cambiará la vida al ser devorada por un extraño ardiendo en deseo.
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Te amo.
—Buenos días mi amor—Susurró Said al oído de Lina, mientras recorría su rostro con dulzura.
Lina abrió los ojos lentamente mientras sonreía, su voz era como una embriagante melodía a sus oídos, su corazón dió vuelcos al oírlo llamarla "Amor", esa sensación calentó su ser sintiendo una brizna de ahogo placentero. Uno de sus fuertes brazos le rodeaban el cuello y la otra la cintura.
—Said, dime que esto no es un sueño.
—Es más real que el aire que respiras mi musa.
Las mejias de Lina se sonrojaron al instante mientras sonreía tímidamente.... Al segundo instante su sonrisa desapareció y su hermoso rostro se vió invadida por muchas dudas...
—Pero, no comprendo......
—¿Qué es lo que no comprendes?. —Respondió Said con desconcierto, mientras fruncía el ceño.
—Que va a pasar con este matrimonio.
—Cariño, antes le temía al matrimonio, pero estar casado contigo me da seguridad y una felicidad que ni yo me explico, se que esto comenzó como un negocio....Pero no quiero divorciarme de ti.
Al oir esto, Lina sintió que una sensación caliente abrumadora la ahogaba, quemando su cuerpo mientras que su corazón golpeaba con fuerza.
—¿E-es en serio?—Lina estaba todavía incrédula sin poder asimilar la bomba de colores que estalló en su ser al oírlo hablar.
El se acercó a ella y la besó con dulzura por un largo momento mientras recorría su cuerpo con su mano, luego Said la apretó de la cintura contra el y sonrió sin dejar de verla.
—TE AMO, hasta que la muerte nos separe.
—¿N-no crees que es muy rápido? —Lina puso los ojos como plato.
—Cuando el amor llega, no se puede hacer esperar.
El se abalanzó hacia ella y la presionó contra sus sexys pectorales, mientras entrelazaban sus manos en la cama.
—Me vuelves loco, quiero más de ti.
Lina Jadeó por su respiración caliente entre sus oidos, mientras el agarre de el se volvió más fuerte, sus dedos calientes rasparon los pechos de ella, mientras abría su pijama, la tela se separó en dos pedazos antes de caerse de su piel.
—Te te harás tarde para el trabajo—dijo Lina agitada, mientras cerraba los ojos.
El sólo le dedicó una sonrisa antes de colocar su musculoso cuerpo entre sus muslos y luego rasgar la única tela que cubría la parte de abajo.
—Said ¡Ah!—Pero el mató sus excusas, presionando sus labios contra las de ella, mientras acariciaba su flor.
La sensación excitante se hacia presente una vez más mientras los intensos besos de Said encendían el deseo dentro de Lina. La extraña sensación de hormigueo se apoderó una ves de su cuerpo al sentir sus suaves labios recorrer su piel. El calor se apoderó mientas sentía su pecho desnudo contra el suyo, los atronadores latidos de su corazón ponieron una nueva vida en Lina.
Said se movió hacia atrás y se quitó el pedazo de tela que cubría su miembro. Lina pasó saliva mientras se lamía los labios, muy ansiosa por lo que iba a suceder.
Sin perder un solo segundo el se puso en su encima y la volvió a envolver con sus sabrosos besos, mientras sus manos recorrían cada parte de su cuerpo, deslizó su dureza entre los muslos de Lina empapándola en su humedad. El empujó su dureza haciendo que Lina de un gran grito de placer, pero Said la silenció presionando sus labios contra las de ella. Su flor se contrajo una ves mas enviando miles de decargas en todo su cuerpo. Después de unos largos minutos de esa bomba de placer se acostaron agotados, el la abrazó con ternura y le dio un beso tierno beso en la frente.
—Me encantas.
Lina sólo sonrió con timidez.
—Te voy a extrañar.
—¿Que?—Lina abrió la boca con asombro.
—No te asustes, no huire. Solo haré un viaje de negocios, estaré fuera por 3 días.—respondió el con una sonrisa sin dejar de acariciar su rostro.
Lina sintió que el aire volvía a sus pulmones y sonrió de alivio.
—¿Cuando viajas?
—Hoy a las 10 de la mañana.
—Entiendo. Debes de cuidarte ¿Si?.
—Claro, tu también querida. Te voy a extrañar mucho.
—Yo también.
Sus ojos se quedaron pegados mirándose el uno al otro con detenimiento sin dejar de mostrarse sonrisas cómplices.
—Bueno querido esposito, debes de alistarte, te vas a hacer tarde.
La palabra esposito calentó el corazón de Said, reflejándose en una hermosa y perfecta sonrisa. Lina se puso en pie pero justo cuando ella iba a dar un paso, Said la tomó de la cintura.
—Gracias.
Lina solo frunció el ceño.
—¿Por que?.
—Por existir.
Lina se giró hacia él y con una sonrisa llenando su perfecto rostro angelical respondió:
—Gracias a ti, por amarme como soy.—Mientras le acariciaba el rostro, dejando caer unas lágrimas de felicidad.
—No llores mi hermosa esposa.
El secó sus lágrimas y la abrazó con fuerza.
—Es que estoy tan feliz, esto es como un sueño para mi.—Balbuceó Lina sintiendo ahogarse.
—No es un sueño, eres mi amor y te protegeré. Cariño ya no llores, ven a ducharte conmigo.
—Está bien—Dijo Lina con una sonrisa mientras se secaba las últimas gotas de lágrimas.
Ambos entraron de la mano a la ducha, toda la habitación se lleno de risas mientras que ellos se divertían con el agua, como dos niños traviesos.