Cristal Herrera una joven que quedó bajo la tutela del doctor Aldo Galarza al perder a sus padres en un accidente, sufre de sonambulismo debido a ese trágico suceso que marco su vida. Su tutor la ayuda a superar ese trastorno del sueño. La llegada de Joaquín, el hijo mayor del doctor, despertó en ella un deseo sexual que solo lo complace en sus sueños o eso ella cree.
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Capitulo 19- Primera vez
Narra Jon
¿De verdad esto iba a pasar?, no podía creer que sea posible, aunque siempre había una mínima posibilidad, jamás tuve la oportunidad de intimar con una mujer, quien creería eso, pero en mi caso era así. Siempre fui muy cerebrito como me decía mi hermano menor, Daniel, tengo un atractivo que deja a más de una chica suspirando, pero no debo abrir la boca, porque cuando lo hago solo sé hablar de lo que estudio, de lo que investigo, es decir, todas se dormían cuando le hablaba, le resultaba aburrido a las chicas.
Me dedique a mi gran amor, que siempre ha sido la ciencia, siempre me ha cultivado y atraído, sobre todo la matemática, toda la vida está sujeta a simples fórmulas y ecuaciones que las entiendo y me siento cómodo con ellas.
En lo emocional jamás encaje, no me muevo por ellas, tengo la teoría que uno decide como sentirse o en mi caso no sentir.
Mi vida está siempre en orden, todo mis horarios, actividades tienen un tiempo y espacio en mi vida, bien acomodado cronológicamente. Cuánto tiempo debo dedicar a la interacción con mi familia, pares, para que no crean que soy un antisocial, pero la verdad es que mi pasion es la ciencia cuando estoy en medio de una nueva investigacion nada me desconcentra y puedo pasar meses y meses encerrado hasta conseguir resultados.
La última investigación me trajo a Cristal, fue sobre los misterios de los sueños, ,¿qué nos lleva a soñar?, ¿cómo el cerebro proyecta imágenes?, es algo increible que esa maza que es tan fragil al tacto tenga tantas funciones sorprendentes.
" ¿Qué es lo que nos quiere decir el subconciente con todo eso?", me preguntó al ver el caso de Cristal.
Al principio no estaba muy convencido, solo creí que con aplicar unos métodos mejoraría rapidamente, para ello firmaríamos un contrato de matrimonio, y porque precisamente de matrimonio, pues mi familia puso una condición para seguir aportando a mi investigación y era que me case, o al menos que lo intente un tiempo, para que paren los rumores que tienen un hijo enfermo que quieren ocultar.
Pero cuando Cristal tuvo ese episodio de sonambulismo quedé prendido, capto mi interés en saber que le hacía comportarse así, y poder tenerla cerca para estudiarla me daba una sensación en mi pecho que solo provoca cuando hay algo nuevo que descubrir.
Lo que nunca razone fue lo que ella cambiaría mi vida, su perfume que consiste en el aroma de las flores del durazno me hacía acelerar el pulso, su manera de ser enérgica, había algo en ella único que me impulsaba a hacer cosas que no accedería fácilmente.
Evitaba a toda costa pensar en ello, todo salía bien hasta que me beso cuando sellamos nuestra unión, me aceleró las pulsaciones, la alce en mis brazos al querer sentirla más próxima a mi, sentir su figura en mis brazos conjugado con el beso intenso que me dió fue el chispazo que encendió las emociones que crei no tenerlas.
Para hacer peor mi suplicio mis padres nos reservaron una estadía en una suit matrimonial.
Quería hablar con Cristal al respecto y decidí que lo mejor era dormir en cuartos separados, no me sentía cómodo sintiéndome así, que mi hombría saltará cada vez que ella solo me rozara.
Pero ella dejó en claro que no quería estar sola, que debíamos estar juntos si queríamos convencer de que éramos un matrimonio.
Tuvo la idea de que para que me relaje nos metamos juntos al jacuzzi. No sé cómo creía que me iba a relajar al ver su figura espectacular en bikini y por lo que ví, le gusta usar todas las variaciones del azul.
Me metí con ella solo para que no note que me puse firme más de lo que estaba y me concentre en enumerar la tabla científica y cuando ella consulto en que pensaba invente algo que me atraía de la espuma, no se que dije pero ella respondió "Que interesante" en un tono cómico.
Por suerte en ese momento llamaron a la puerta y ella salió a atender en bikini, aproveche a ponerme la bata.
Me enviaron mensaje mis colegas que nos querían agasajar por nuestra unión.
Al salir veo que ella tiene una caja de regalo enorme en las manos y sonríe al leer la nota que traía adjunta.
Al preguntarle ¿qué era? Solo respondió un regalo y corrió a la habitación.
Cuando fui a avisarle lo de la cena e ingresé a cambiarme ví que ella se fue con su enorme caja al baño, no se que ocultaba con tanto ahinco, pero al ver una caja de bombones en la cama entendí.
Probé uno de ellos y era dulce con una crema que se desasía en la boca, de fresas en el centro, probé otro que tenía una crema más consistente que parecía dura pero al entrar en contacto con el paladar hacía como burbuja, un cosquilleo a la lengua. Me embolsille unos cuantos y dejé la caja para alistarme e ir a la cena.
Durante la cena me sentí relajado, hablar con personas que entienden de lo que hablo al hacer referencias a fórmulas es agradable. Pero de repente un calor invadió mi cuerpo, empecé a sudar frío, sentía mi corazón acelerado. Cristal había ido al baño por lo que fui a avisarle que no me sentía bien, al verme no fue necesario que le dijera nada, se apresuró en regresar al hotel y me dió una botella de agua.
Sentía que mi hombría estaba por reventar, me palpitaba como si tuviera vida propia y fue entonces que Cristal me dijo que me ayudaría a relajar.
"¿Cómo?"
Y ví que se quitó el vestido, mis ojos saltaron de su órbita, ella no llevaba sostén, y me ordeno que me desvistiera, pero la duda, la inseguridad empezaron hacer estragos en mi.
¿Cómo le haría?
¿De verdad va a pasar?
¿Y si no le gusta?
Mientras trataba de poner pausa a mi cerebro ella me quito todo y se sentó sobre mi regazo, rodeando mi cintura con sus largas y bellas extremidades inferiores, su piel suave al toque, la tibieza de sus glúteos sobre mi regazo.
Me empezó a besar y el deseo que crecía en mi fue cada vez más palpable.
- Creo que estallare. Le susurré sobre sus labios.
-Ok... No te preocupes. Me respondió sobre mis labios, descendió a mi cuello con besos. -Hueles muy bien. Me dijo en la oreja y me la mordió de una manera que me recorrió un cosquilleo.
-No sabía que ahí también tengo cosquillas. Le dije con él aire saliendo a cascadas de mi pecho y ella me bajo los boxer.
-Es importante protegerse. Me dijo enseñando un paquete en su mano.
-Si... Es importante. Respondí expectante.
Ella lo extrajo del paquete y me lo deslizo delicadamente.
-Ves... Tienes un sombrero rosa. Me dice y se bajo a succionar.
Apreté los cogines del sofá donde estaba sentado y sentí su manera de hacerlo que me hizo ver estrellas y de mi garganta surgieron sonidos que nunca crei poder hacer.
Llegué llenando la protección.
"Grrr", exhale.
-Mmm... Fresa... Mi favorita. Dijo al incorporarse nuevamente, yo estaba rojo agitado sin poder decir nada.
-Este ya no sirve. Me dice quitando la protección.
-Tenia sabor. Pude decir al referirme a lo que me saco.
-Sip... Y ahora... Este es amarillo. Me señala otro.
-Vas a seguir toda la paleta de colores. Le digo.
-Hasta que te sientas relajado y puedas ponerte los pantalones de manera cómoda. Me dice extrayendo del paquete nuevamente y deslizando sobre mi hombría que a pesar de haber llegado seguía firme.
¿Cómo era posible eso?
-Cristal... Yo nunca estuve con una mujer. No pude seguir callando y ella me mira con una mueca en los labios.
-Voy a ser tierna. Me dijo besándome en los labios.
-Deseo que me partas en dos. Le dije, mi lado lujurioso hablo.
Ella sonrió y se sentó sobre mí, sentí como me deslicé en su interior, me tomo una mano apoyándola en sus lomas y otra me la llevo hacia sus glúteos.
-Apreta. Me ordeno y su mirada cambio, el iris del centro de sus ojos se expandió, se empezó a mover de manera enérgica mientras me besaba de una manera que me destapaba la tapa de los sesos, ella me guiaba las manos donde quería que le toque y me marcaba como.
Mi corazón estaba galopando a punto de salir de mi pecho, daba esa sensación aunque sabía que no era posible, escuchar su jadeo insensante me hizo olvidar todo los temores y las dudas la abraze apretando cada centímetro de su espalda. Ella puso su mano en mi pecho y me miraba a los ojos de una manera que no podía descifrar.
-Quiero que me tomes de atrás... Yo me pondré de espaldas. Me dijo con la voz agitada.
Ella se incorporo apoyando sus rodillas y manos en el sofá. Me arrodille atrás de ella sabiendo dónde ingresar y le tome sus caderas.
-Si ... Así... Muevete. Me dijo y lo hice de manera instintiva como si estuviera hecho para esto.
La experiencia era grandiosa, estaba gozando, me encantaba me animé a estirarme y aferrarme a sus lomas que me encantaba sentir en mi palma y la otra mano en su pequeño triángulo que nunca imaginé fuera tan suave y pequeño.
-SI... ASI... MAS RAPIDO. Me dijo jadeante y le hice caso.
-Ahhh...Si... Así. Gemía y ambos está vez llegamos al mismo tiempo.
Cuando sentí que llene otro protector me retire y ella se giro dándome un beso.
-Estuviste grandioso. Me dijo, me quito la protección y ya me sentía más relajado.
-Iré a tirar esto. Dijo ella encaminandose al baño.
Me recosté por el respaldo, estuvo de diez lo que experimente y me incorpore a ir al baño donde estaba Cristal.
-Me encanto. Dije al entrar y la veo a ella sentada al borde de la bañera sollozando. Me aproxime y la abrace acariciando su cabello.
-Lo siento... Tengo... Un lío aquí. Me dijo señalando su pecho.
La abrace más fuerte y le bese la frente.
-No hiciste nada malo... Me ayudaste... Fue muy bello todo... La mejor experiencia que atesorare siempre. Le dije besando su cuello y la guíe al jacuzzi, ahora ella me necesitaba, necesitaba que la consuele y no la invada de preguntas.
De seguro ese lío que dice tener en el pecho es porque alguien más ocupa un lugar ahí. Sabía que lo nuestro ha sido un arreglo. Por alguna razón envidiaba a quien vivía en su corazón.
La senté sobre mi regazo cubriéndola de espuma, eso que ella tanto disfruta, le acomode el cabello y deje que se me recostara en el pecho.
Terminamos de bañarnos hasta que se nos arrugó los dedos de las manos y los pies.
-Sabes que esto pasa cuando nuestro cuerpo se adapta para funcionar en otro ambiente. Le susurré enseñando sus dedos arrugados.
-En serio... Y ¿qué más?. Me preguntó, y ya no era con ese tono gracioso, sino que mostraba interés en lo que podía decir.
-Salgamos. La incentivé y cubrí su figura con una bata.
-No te molesta acostarte conmigo... Quiero usarte de almohada. Me dice y se que hace un esfuerzo para aparentar que todo está bien.
-No me molesta. Le dije y fuimos a acostarnos, ella se apoyó en mi pecho mirando hacia la ventana las luces de los otros edificios. Acaricie su brazo y su cabeza hasta que se durmió.
Me sentí relajado con ella entre mis brazos y me quedé dormido.
A media noche me despierto y veo que ella ya no está, miro hacia adelante, y ella esta parada al frente del gran ventanal muy próxima. Me levanto, me aproximó a ella y la abrazo de atrás mirando hacia donde ella miraba.
-¿Qué ves?. Le pregunto.
-No veo a mis padres. Me respondió.
Al escucharla me recorrió un escalofrío en la espalda, tenía un episodio de sonambulismo y estaba al borde del gran ventanal, por suerte no lo corrió o estaría a veinte pisos abajo, sobre el asfalto.
-¿Por qué los buscas?. Le pregunté con la voz calmada.
-Si yo viví... Ellos también... No me dejarían. Me respondió.
-No... Claro que no... Ven. Le dije retirándola de ahí y llevándola a la cama.
La recosté a mi lado y ya no dormí cuidando que no se levanté.