Prisionera Del Sultán

Dalia se encontraba de pie en el salón cuando las tres reinas entraron.

— Disculpara que pidiéramos esta reunión con urgencia, pero como comprenderá, las noticias sobre Jaddara afectan a la región dijo Amira.

— Es nuestro deber como mujeres árabes intentar limpiar esa imagen comentó Nabila Al-Halabi.

— Obviamente en nuestros países aún hay cosas que cambiar, pero la idea de que todavía en la región haya un harén no está bien visto, y esto lo digo más como empresaria. No es atractivo para una empresa tantas restricciones para la mujer comentó Katherine.

— Lo entiendo, y estoy de acuerdo hablaré con el Rey, seguramente ahora que acaba de tener una hija mujer, reflexione sobre el asunto...

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Durante meses los abogados de Akram mantuvieron conversaciones con los abogados de Aziza para poder acercarse a su hija como era de esperarse él no estaba dispuesto a ceder tan fácilmente a su hija.

Cada día Aziza temía que Akram apareciera y se llevara a Isra, los abogados no se ponían de acuerdo la postura de Akram era inflexible quería a su hija de regreso.

Finalmente habían llegado a un acuerdo un año estaba por cumplir Isra.

Akram viajaría a Brasil para ver a su hija por primera vez.

Aziza se ponía más nerviosa según pasaban los días.

— ¿Será seguro?, pregunto Aziza una noche.

— Tranquila todo estará bien, no dejaré que nadie las perjudique respondió Andrew.

— Gracias eres un buen hombre.

— No tienes nada que agradecer son mi familia dijo Andrew

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El avión descendía sobre el horizonte de Río de Janeiro, y Akram sentía un nudo en el estómago. Este viaje era el punto culminante de meses de angustia y deseo, el momento en que finalmente conocería a su hija. Había imaginado este encuentro una y otra vez, pero ahora que estaba a punto de suceder, las emociones lo abrumaban.

Aziza, había mantenido a su hija apartada durante todo un año. Una hija a la que él nunca había visto, cuyo llanto nunca había escuchado, cuyo rostro nunca había acariciado. Se preguntaba qué aspecto tendría, si tendría los mismos ojos oscuros que él, la misma sonrisa tímida de Aziza.

Mientras el avión tocaba tierra, Akram observaba todo a su alrededor. El aeropuerto era un torbellino de sonidos y colores, todo era tan diferente a Jaddara, un auto aguardaba por él y se dirigió directamenteal hotel.

A la mañana siguiente Akram desayunaba mientras esperaba la llegada de su hija.

Por su parte Aziza paseaba por su casa, con un gesto tenso y nervioso, sosteniendo a Isra en brazos.

Nazira llegó a buscarla, habían acordado que lo mejor era que Nazira llevara a la niña acompañada por Bahiya.

Akram se encontraba en su habitación cuando le anunciaron que tenía una visita.

El aguardaba la llegada en la sala cuando escucho voces.

Cuando finalmente estuvo frente a ellas, Nazira hizo una reverencia y lo miró muy seria Bahiya a su lado también habia hecho una reverencia y le miró con ojos llenos de temor.

Pero Akram no podía preocuparse por eso en ese momento. Era ella, su hija. Akram se acercó lentamente, con pasos temblorosos, sin apartar la mirada de la niña que llevaba en brazos.

 Extendió los brazos hacia su hija, sintiendo la emoción inundar cada fibra de su ser.

La niña lo miró con curiosidad, sus grandes ojos pardos lo examinaron con atención. Y entonces, en un momento mágico, extendió sus pequeños brazos hacia él, como si lo reconociera de alguna manera. Akram apenas podía contener la emoción mientras la tomaba en sus brazos por primera vez.

En ese instante, todo el dolor y la confusión de los últimos meses se desvanecieron. Lo único que importaba era el presente, la conexión instantánea que sentía con su hija. En sus brazos, la pequeña sonreía, ajena a todo el drama que la rodeaba. Tenía los ojos y cabello de su madre.

— Por favor tomen asiento.— Eres muy bonita hija mía, pero Isra no estaba prestándole atención su mirada estaba centrada en la cadena con medalla que su padre llevaba en el cuello tirando de ella.

— Es muy curiosa dijo Akram.

— Lo es y muy inquieta también dijo Nazira.

Akram guio a su hija hasta unos juguetes que le había comprado puso a la niña en el suelo y se sentó junto a ella observándola con total fascinación.