INJUSTA CONDENA

Cuando Olivia despertó, y no encontró a Alexandros en la cama, ni su ropa esparcida por el suelo, sintió una fuerte opresión en su corazón… no entendía porque sentía que esta sería la última vez que compartiría con él. Era cierto que habían pasado una noche increíble, pero eso no evitó que ella lo sintiera algo distante.

Se levantó de la cama, con la esperanza de encontrarlo en la sala o la cocina, pero nada, él no estaba, todo lo que encontró fue un vacío lleno de silencio, y la sensación de inquietud y preocupación aumentó en su pecho.

. - ¿Por qué siento que no te volveré a ver? – suspiro con tristeza - Dime, ¿Acaso eres de esos que cuando obtienen lo que quieren se van? - Preguntaba como si Alexandros estuviera allí para responderle…

. – No voy a pasar a creer que algo haya cambiado en tan poco tiempo, aunque es posible ¿Cierto? ¿Quizás tu percepción de mí? o ¿Tal vez no llené tus expectativas en la cama? – Este último cuestionamiento la golpeó fuerte, pues ese siempre fue su temor - En cualquier caso, debiste ser valiente para decírmelo, y no huir como un cobarde…

Olivia se sentía decepcionada, y tras asease y vestirse, bajó al lugar que la mantenía ocupada y distraída cuando más lo necesitaba… hoy le tocaba hacer postres para renovar el mostrador, así que estaría exclusivamente dedicada a eso en la cocina.

Se prometió no tratar de pensar más en lo sucedido, aunque era inevitable no sentir una sensación de perdida, pero ella era una mujer adulta y madura, que tampoco era que esperaba romanticismo de esa relación… ¡Ellos simplemente fueron dos personas que se atrajeron y ya!

. – Bueno, tampoco es como que no te hayas enamorado del hombre – Se increpaba a ella misma – Pero tú eres una mujer resiliente y valiente y podrás con esto también, así que nada… ¡Para adelante Olivia!

Con esas palabras se metió en la cabeza seguir adelante, sin Alexandros…

Alexandros por su parte, había emprendido el viaje que antes había hecho Olivia, necesitaba encontrar algo que lo ayudara a dejar de condenarla, si las había, estaba dispuesto a tomar las decisiones correctas y darle una oportunidad… pero nada encontró, al contrario, todo lo que encontraba, la sentenciaba más.

. – Buenas amigo, busco a Mónica Leith – Le comentó al sujeto que estaba atendiendo la gasolinera donde se había detenido Olivia aquella vez… al escuchar el nombre de Mónica, el hombre lo miró con cierta desconfianza…

. - ¿Quién pregunta? – Interrogó a la vez…

. – Caramba, disculpe mi descuido, Yo soy Alexius – Le extendió la mano – Soy amigo de ella, me dijo que cuando estuviera por esta zona y necesitara algo no dudara en detenerme…

. – Ah muy bien, pero ella no está – Le informó sin problema – Ella se asoma por acá es cada 8 días…

. – Ah caramba ¿Usted cree que podría ayudarme? – Insistió

. - ¿Cómo en qué seria? – Actuó el hombre ya más natural…

. – Es que de olvidadizo subí sin mi billetera – Hizo un gesto de torpeza con intención de convencer al hombre – Y pues, necesito combustible…

. – Bueno no creo que eso sea problema siendo usted su amigo – Dijo sonriendo y caminando hasta el dispensador – Además, ella es la patrona…

La patrona, repitió mentalmente Alexandros, ¡Carajos Olivia!

El hombre le contó que Olivia venia, se reunía con el administrador que casualmente también aparecía ese mismo día, daba instrucciones, recibía su dinero y luego se iba.

. - Eso es lo mucho que dura ella aquí – Culminó el hombre mientras retiraba la maguera que suministraba el combustible. Alexandro muy bien confirmaba lo que él sujeto decía… ¡Y dedujo que ese establecimiento parecía una fachada para el lavado de dinero!

. – Muchas gracias amigo, le contaré cuando la vea la amble atención que me ofreciste sin prejuicio alguno – Le dijo estrechando su mano nuevamente.

No siguió al otro pueblo porque sabía que el encuentro con aquel otro hombre era furtivo… ¡Y seguía con las manos atadas a favor de ella!

De vuelta al pueblo, se fue directo a su apartamento, donde al entrar recibió la llamada de su abuelo… frunció el ceño antes de contestar, justo en ese preciso momento, lo menos que quería, era escucharlo…

. - ¿Qué pasa? ¿Por qué no has llamado? – fue el saludo que recibió del viejo…

. – Estoy bien abuelo… - Le soltó con ironía

. – No estoy para tonterías, tu abuela cada día se aleja de este mundo, su estado de conciencia se pierde cada día, te estas demorando, no sé si logre…

. – Ya te dije que le dijeras que recuperamos la empresa – Lo interrumpió, se negaba a escuchar esas palabras que ya le sonaban a manipulación absoluta - También puedes decirle que ella pronto pagará…

. – Acaso quieres que le mienta a tu abuela en su lecho de muerte… ¿Eso es lo que estas proponiendo? ¿Qué tramas Alexandros? ¿te estas debilitando acaso? ¿Te dejaste convencer de esa mujer? ¡Dime! ¿O tendré que ir yo mismo a acabar con esto de una vez?

. – No tienes que venir a ningún lado, ya te dije que todo está a punto de terminar…

“Necesito pronto encontrar una salida a este loco laberinto de emociones y decisiones cruciales, ayúdame Olivia” pensaba Alexandro mientras escuchaba los improperios de su abuelo, quien dijera lo que dijera, él estaba decidido a tomar la decisión correcta, incluso si eso significaba desafiar las expectativas de su abuelo, y el resto de la familia…

. – Acaba con ella, cóbrale todo el sufrimiento que ha padecido la familia, especialmente tu abuela, sino Alexandros, te juro por la memoria de tu hermano, que yo mismo la buscaré y no tendré ninguna contemplación…

Alexandro escuchó el golpe a lo que supuso era su escritorio, antes de que el viejo colgara. Entendía la impotencia de su abuelo y su sed de venganza también, pero por lo visto, esta se ha incrementado desde que apareció Olivia, y más aún el deterioro de salud de la abuela…

Alexandros tomó una determinación, iba a enfrentar directamente a Olivia Hamilton, quería escuchar su versión cuando se viera descubierta, allí pondría en perspectiva lo que tenía en cada informe sobre ella, y su propia defensa…

. – Espero… - hizo una larga pausa – Deseo que no me vayas a fallar…

Era un anhelo de su corazón, que ya no podía negar…

Tomó su celular y se dispuso a escribirle un mensaje…

. – Hola, discúlpame por haberme ido sin despedirme… sé que quizás fue confuso para ti, pero quiero enmendarlo. Te espero en mi apartamento a las 6:00 p.m. Besos

Le dio enviar, y sin esperar respuesta entró al baño, afeitó su barba, duchó y salió de la habitación…

. – Alexandros… - Dijo sorprendido Ángelus al verlo así…

. – Ella vendrá más tarde – Le informó a su primo – Hablaré con ella…

El corazón de Ángelus se aceleró porque entendió que su primo estaba dando un paso al costado en su ciega venganza, dándose una oportunidad de actuar correctamente, y asintió apoyando su decisión…

. – Les dejaré solos, confió en que eres un hombre de bien – Empuñó su mano derecha con orgullo al decir esto último - Estaré en el hotel por si necesitas algo – Se acercó a él y lo tomó por los hombros – Esto es lo correcto hermano, espero que todo salga bien…

Alexandros esperaba lo mismo, si quería hacer lo correcto, si quería que ella al menos tuviera la oportunidad de defenderse y asumir sus errores, y por eso elegia enfrentar las consecuencias que todo esto traería, para ello, esperaba encontrar un curso de acción que estuviera basado en la verdad… ¡Y el amor!