Encerrada por un destino, libertad por un amor... que ya era suyo.
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Capitulo 18
Estaba segura de que él pronto empezaría a querer tener intimidad y yo solo pensaba en que haría para detenerlo, cuando lo escucho decir.
— Esclava, por favor no te sientas incómoda, solo soy sinceró con mis palabras y mis deseos, aunque eso no quiere decir que te vaya a obligar hacer algo que tú no quieras; voy a ser paciente hasta que te sientas cómoda a mi lado, la convivencia diaria lo hará fácil para ti.
Trata de no hacer más tonterías como las de anoche, tienes que cuidarte estar sana, la vida es importante y si me conoces bien te darás cuenta de que yo no soy un mal hombre, realmente quiero que me conozcas, para que logremos esa confianza de una pareja; creo que va a ser lo mejor para los dos, ya que tendremos que pasar toda esta vida juntos, cuidando de nuestros futuros hijos, no me gustaría que nuestra vida se vuelva un infierno.
No entendía por qué me decía esas palabras, pero rogaba porque fueran verdad y no me sometiera a su voluntad, pero sobre lo de conocernos, a mí la verdad no me importa, quiero salir de aquí, ir con mis amigas, ser libre de poder decidir con quien quiero tener mi familia, mis hijos.
Él no me soltaba seguía teniéndome abrasada, pegado a mí, era tan incómodo y yo solo pensaba a qué hora me soltará, sentí como sube una de sus manos y quitaba él cabella de mi cuello, como se acercaba más, su respiración agitada pegaba en mi cuello, se acerca más hasta pegar sus labios dejándome tiernos besos.
Sus palabras y sus actos eran tan contradictorias, un estremecimiento recorrió todo mi cuerpo haciéndome sentir insegura, solo quería que terminara, que me dejara en paz; podía sentir como él no quería parar, jala mi blusa un poco descubriendo mi hombro derecho empezó a besarme.
La mano que aún tenía en mi cintura la presiona con más fuerza pegándose más a mí, mis manos las apuño pensando en darle un golpe con todas mis fuerzas, tenía que detenerlo; estaba por dar la vuelta y darle un golpe en la cara cuando es cucho la voz alterada del ama de llaves.
— ¡Disculpe, señor!, no pensé que estuviera aquí.
Volteo para ver al ama de llaves se miraba tan nerviosa, su cara estaba roja, parecía avergonzada, sin saber qué hacer; al verla no pude evitar reírme de ella, era la primera vez que miraba alguna expresión en su rostro y se miraba tan divertido.
Lleve mis manos a mi boca para apaciguar mi risa, cuando escucho la voz molesta de Gael.
— ¿Cómo te atreves a entrar a nuestro cuarto sin anunciarte?
Este yo o no lo esté, no significa que mi esposa tenga que ser menospreciada, tienes que tratarla como si fuera yo, darle el respeto como la señora de esta casa. Dime, ¿piensas quedarte ahí parada?, ¿piensas observarnos mientras estoy con mi esposa? No tienes que vigilar cada paso.
Diles a mis padres que estoy cumpliendo, ya lo viste ¿verdad?, a hora lárgate antes que pierda la paciencia y termine echándote de la casa; recuerda que en esta casa el que manda soy yo y si estás que es porque mi madre pensó que serias a indicada para cuidar de mi esposa, pero por lo que me ha tocado ver creo que fuiste un error y si mi madre se entera de que como las has tratado ten por seguro que te echa a la calle sin pagarte un solo peso.
El ama de llaves se puso nerviosa y de manera suplícate la escuché decir.
— Discúlpeme, señor, me equivoque, por favor no le diga nada a la señora, le prometo que no volverá a pasar.
Después de decir eso, Gael le dijo que se fuera y ella sale torpemente, sin saber que hacer o decir, pero lo que más retumbaba en mi mente fue lo que le dijo, ¿nos vigilaban? ¿Sus padres lo estaban obligando a esto? Tenía tantas preguntas, quería saber que pasaba y eso de que me había tratado mal, ¿Qué no se suponía que esas eran sus órdenes?
Siento como me libera y se deja caer en la cama, volteo a verlo, tenía su mano en su frente y su rostro reflejaba su molestia; con mi voz insegura le digo.
— Puedes explicarme, ¿por qué dijiste eso? ¿Tus padres te obligan a estar aquí conmigo? Dime por favor ¿Qué pasa?
Me quedé mirándolo, esperando una respuesta, parecía que no pensaba decirme nada e ignorar mis preguntas; resignada, pensé en pararme y alejarme de él, sentía que tenía mucho que pensar y tratar de saber lo que pasaba por mi cuenta.
Estaba por ponerme las pantuflas, para ponerme de pie y salir de la habitación, ir al patio a pensar un poco en todo lo que estaba pasando, pero más que nada lejos de él cuando sentí los brazos de él rodeando nuevamente mi cintura; lo escucho que me dice con tristeza.
— Por favor no te vayas, no puedo explicarte todo en este momento, solo trata de ser paciente y hacer caso en lo que te diga.
Lo único que te voy a decir es que tú nunca podrás alejarte de mí, en mi familia no hay divorcio y aunque yo deseara dejarte ir no puedo, te prometo que más adelante te iré explicando las reglas de esta familia, que son un verdadero fastidio.
Independientemente de todo lo que ha pasado y a pesar de que al principio me negaba a conocerte, de que estaba molesto por la forma en que me casaron contigo, de que mis padres hicieran todo esto sin respetar mi opinión, creo que tú eres la indicada para tener mi hijo, para estar a mi lado, me gustaste desde el momento que te mire, pero lo que más me gusta de ti es tu inocencia, tu pureza.
Como te dije no te obligaré a cumplir con tu deber de esposa, seré paciente hasta que tú estés preparada, pero mis padres no son pacientes, nos estarán vigilando y exigiendo hasta que tengan el descendiente de la familia; si no quieres que las cosas se hagan de la manera que ellos lo piden.
Hazme caso, trata de aceptar tu destino, no me gustaría verte triste o que salgas lastimada con todo esto y mucho menos quiero hacer esto más difícil de lo que ya es.
Sus palabras eran tan inciertas, tan confusas, no lograba entenderlo, aceptar mi destino como su esposa y la madre de su bebe; yo no quería nada de eso, una condena más, un destino que mis padres decidieron para mí.
Yo no pregunte más y él no dijo más palabras, solo me hizo recostarme en la cama mientras él me abrazaba; estaba tan confundida, sus palabras eran tan confusas y contradictorias, haciendo que mi mente fuera un caos. Él acariciaba de una manera tierna y suave mi cabeza, dándome tiernos masajes, se sentía tan bien que no tarde en quedarme dormida.
Su voz hablándome me despertó, al abrir mis ojos lo miro sentado en la cama, aun lado mío, acariciando mi rostro de una manera suave y delicada; lo escucho decirme con una tranquilidad, hasta creo que se escuchaba amoroso.
— ¡Mi esclava bella! Despiértate, vamos a comer, ya son casi las 3 de la tarde y tienes que tomar tu medicina.
Me ayuda a levantarme y me sienta en el sofá que estaba alado de la mesita, ya tenía nuestra comida, puse mala cara al ver el plato, era lo mismo de la mañana, me hubiera gustado otra cosa como poyo o carne o algún guiso de mi amiga Mariela solo de recordarlos se me antojaba comerlos.
De mala gana empecé a comer, creo Gael, se dio cuenta por qué lo miré reír discretamente; divertido me dice.
— ¡Esclava! Aunque no te guste la comida, trata de comerla, te prometo que, ya que te recuperes ordenaras lo que tú desees comer, te compre el celular, me tome el atrevimiento de agregar los numero de Esmeralda, el de tus amigas y el mío.
Cuando hables con Esmeralda si no es mucho pedir dile que cumplí con lo prometido y si te invita a salir acepta ir con ella será bueno para ti salir un poco de casa, no te la pases tan encerrada, no es bueno para el cuerpo, mucho menos para tu bienestar mental.
Te dejaré una tarjeta de crédito, podrás comprar todo lo que tú quieras, no te preocupes por lo del dinero, eres mi esposa y tienes derecho de todos mis bienes, es un beneficio que tienes al estar casa conmigo.
Pone en la mesa el celular y la tarjeta para mí, pero por mi mente solo pasaba salir de la casa e ir de compras, eso sería divertido, yo quería hacer eso; tomo el celular y marco a Esmeralda, nuestra conversación fue breve, quedamos en salir el fin de semana, ella pasaría por mí.
Después de colgar la llamada le marqué a Lucy y a Paola, me emocione tanto al escuchar su voz que me quede hablando con ellas un buen rato, olvidando que Gael estaba ahí y que estábamos comiendo; después de colgar la llamada regrese a mi realidad.
Al voltear al frente de la mesa miro a Gael viéndome divertido; al momento lo escucho decir.
— Esclava, ¿Podemos seguir comiendo? O prefieres que te alimente yo mismo, algo que no me desagradaría. Kaia, dejando de bromear, sé que deseas ir con tus dos amigas, verlas y estar con ellas, pero no vayas a donde viven o dejes que te vean en público con ellas, cuando quieras verlas diles que vengan aquí o manda al chofer por ellas, no me gustaría tener que prohibirte que vuelas a verlas; espero hagas caso a mis palabras, no me gustaría quitarte algo que te hace ver tan feliz y poner esa sonrisa que me empieza a gustar.
Me le quedé viendo incrédula; por lo que dijo podía ver a mis amigas, pero solo en la casa, ¿qué significaba eso? Ya le había dicho que no volvería a escapar y haría caso a todo lo que dijera, no logro entender por qué no podía ir a la casa de mis amigas, tenía que darme una explicación ¿Por qué con la ginecóloga Esmeralda sí y con mis amigas no? ¿Cuál es la diferencia entre ellas? No pienso dejarlo pasar, tengo que saber ¿Por qué no puedo ir con ellas?
vamis querida tu puedes....
ahora más que nunca tienen que protegerlos y protegerse a Él mismo de sus familiares que los quieren ver muertos ..
espero que Gael entienda el mensaje de Kaia sobre su sorpresa....
por otro lado porque Él no se casó con Telma y porque se alejaron ???