Segunda Oportunidad

***Adrian ***

Han pasado 2 meses y mi empresa volvió a flote, no tuvimos que sacrificar a ningún personal, que era mi mayor temor.

Conseguimos firmar contratos grandes con empresas muy importantes, así como con negocios comerciales.

Gracias a ello, pudimos pagar la indemnización que habían pedido Compañía Automotriz Ortiz, aún seguimos pagando el préstamo, pero vamos por buen camino.

Se podría decir que todo ha salido a la perfección a excepción de un detalle y tiene nombre y apellido Lucía Noguera.

Sé que por el lío en el que me habían metido el nefasto de Robert y la egoísta de Mariela, no he tenido suficiente tiempo para buscarla como se debe y ahora que la empresa ha salido del apuro ya no tengo excusas.

- La debo encontrar. - en eso suena el teléfono que estaba sobre mi escritorio

----Inicio de llamada----

- Adrian es importante, necesito que vengas estamos en el negocio que te había mencionado.- al escuchar a Marta de inmediato me preocupe, ella siempre se encarga de todo, no entiendo que pudo haber salido mal, por eso la urgencia.

- Ya voy. - rápidamente, me levanté, me abotoné el saco y salí de mi oficina

----fin llamada----

Cuando llegue al local donde estaban instalando, me acerque junto a Marta y pregunté. - que es tan importante que debía venir con tanta urgencia. - Ella solo me sonrió y me señaló con la cabeza dentro de la boutique.

Al ver a quien Marta me había señalado no pide evitar, en mi rostro se dibujó una sonrisa.

-¡Lucía! - grité mientras entraba al lugar a pasos firmes. Ella que estaba ordenando las ropas se dio vuelta y me vio. Estaba tan distinta a la última vez que la vi, no pude evitar sentir alegría por ella. En cuanto me vio, dejo su trabajo y me alcanzó, estaba tan emocionada como yo al verla que no se dio cuenta de que saltó a abrazarme mientras me recibía.

- Lo siento. - me dice tímida y bajando la cabeza.

-No tienes porque.

- ¿Qué estás haciendo aquí?, digo; me alegra volverte a ver. - agrega Lucía y su mejilla se volvía rosa.

- Vine aquí por negocios, contrataron nuestros servicios y vine a supervisar que todo esté bien. -

-Oh que maravilla, ven entonces te presentaré a Rebecca quien es la dueña del local para que puedan terminar el contrato.

Me guió hasta donde se encontraba ella y me comentó que solo ayer entraron a saquear el lugar, así que se dieron a la tarea de poner más seguridad en la tienda.

-Me parece muy buena idea, la seguridad que le estamos instalando es una de las tecnologías más avanzadas. - Comencé a explicarles como funciona y como deben actuar en caso de algún peligro.

Ellas quedaron encantadas, al terminar todo lo relacionado con las instalaciones, pedí a Lucía hablar a solas y así entender por qué se había ido.

Salimos de la tienda e íbamos caminando muy lentamente por las aceras.

- ¿Estás bien? - inicié la conversación.

- Sí...

- Porque te fuiste sin haberte ni siquiera despedido.

- Lamento tanto haberme ido así, pero me has ayudado tanto que no quería seguir molestándote con mis problemas y quise hacerlo por mi cuenta.

- De donde sacas que me estabas molestando. Cuando te fuiste me preocupé mucho por ti.- Detuve mis pasos y me puse frente a ella, coloque una de mis manos en su mejilla suavemente y ella lo recibió, cerrando los ojos dando a entender que aprobaba mis muestras de afecto

- Te busqué por todas partes, no quiero volver a perderte. - pedí mientras le daba un tierno beso en la frente.

Hablamos toda la tarde, me contó todo lo que ha hecho durante este tiempo, estoy muy feliz por ella y más contento aun por mí, que la volví a encontrar.

Me hago la promesa de que esta vez haré lo imposible para no dejarla ir de nuevo.

La dejé descansar en su departamento y acordamos de volver a vernos mañana, de hecho estuvimos tan inmersos en nuestras conversaciones que se me ha olvidado comentarle que solo falta su firma en los papeles de divorcios y oficialmente es una mujer libre.

Así que mañana que la vuelva a ver, le daré los documentos. Oh y que los niños ya han comenzado a estudiar en una de las escuelas más importantes del país.

Estoy seguro que la haré feliz.

Al día siguiente después de un día de trabajo agotador, me decido ir a visitar a Lucía.

Tome mi maletín y me dirigía hacia el garaje a buscar mi auto, en el camino me encuentro con Julia.

-¿Cómo estás?, no coincidimos en todo el día, ¿Quieres salir a beber de nuevo? - me preguntó muy alegre como siempre.

- Estuve muy ocupado con la sección de finanzas, y después de tantos números necesito descansar. - rechacé su oferta, ya que ya había hecho planes.

Abrí la puerta trasera del coche y tire el maletín y luego rodee el auto para subir, mientras Julia se quedaba observando cada uno de estos movimientos.

Al pasar junto a ella me levanta la mano en señal de despedida y la siento algo decepcionada.

En realidad ella me ha ayudado mucho y yo la rechacé, siento algo de culpa. - Otro día la compensaré- pensé.

En cuanto llego a la dirección de Lucía, tengo un poco de nervios, hasta me siento como a un adolescente que va a ver a su novia, me río de mi mismo, me plancho la ropa con las manos y toco la puerta.

-¡Ho...la! - inicié mi saludo con entusiasmo, pero me di cuenta de que no era Lucía quien me recibía.

- Hola, guapo! - saluda la mujer que abrió la puerta mientras se recostaba por el marco de la puerta y una de sus manos se llevó a un mechón de cabello y empezó a jugar con coquetería.

- Busco a Lucía ¿Se encuentra?

- Así que te gustan juegos de roles, yo puedo ser quien tu quieras que sea. - muerde uno de sus dedos

- ¿Juegos de roles? - volvi a preguntar algo nervioso y la veo reír.

Algo más relajado pregunté otravez.

- Buscaba a Lucía Noguera, perdone que la haya molestado- me gire como para marcharme.

-¡Oye guapo! Es la puerta de a lado. - me volvió a llamar y con el pulgar me señaló el cuarto de a lado.

Le sonreí y agradeci.

De nuevo estoy llamando a la puerta y esta vez es Lucía quien me abre.

Al verla respiro aliviado, y Escuchamos exclamar a su vecina

- ¡Menuda suertuda!. - Lucía se dirige a mi sonrosada.

- Veo que ya conociste a Rocío.

- Si ya tuve el agrado de conocerla. - respondo en un tono que suene lo más sincero.

Rocío se acerca hasta nosotros y me extiende la mano.

- En cambio yo aun no se quien eres. - me mira a los ojos y se muerde los labios.

- ¡Ya suéltalo!. - Lucía separa las manos de la joven de la mía.

Veo que se acerca a oídos de Lucía y aunque le haya susurrado, pude escuchar claramente lo que dijo.

- Si no aprovechas tú, ¡lo haré yo!- me guiña un ojo y se va.

- Pasemos - me invita a pasar y aún sigue con las mejillas coloradas por lo que su amiga le acaba de decir.

- No le des mucha importancia a lo que acaba de suceder allá afuera, Rocío está un poco loca. - intenta disculparse.

- No te preocupes, no me molesta.

- Ah no? - se escucha algo decepcionada

- Entonces, ¿te gusta mi amiga?. Disculpa no debí preguntarte. ¿Ya cenaste?

- Todavía no he cenado y a lo otro. No, no me gusta tu amiga. - Respondí lo más cerca que pude y mirándola a los ojos.

- Hi...ce un po...co de pastas. Te sirvo- responde algo nerviosa y se va hacia lo que parece ser su cocina.

Observo el lugar, parece más pequeño que el lugar donde ella vivía con su marido, en la entrada mismo está colocado un pequeño living, detrás hay una puerta más así que debe ser su cuarto y a la izquierda que es hacia donde fue Lucía debe ser la cocina.

Mientras seguía curioseando ella sale con un par de platos y la ayudo a colocar sobre la mesa que está frente al sofá.

- Puedes ir empezando, nada más traigo de beber.

Segundos después ella vuelve a aparecer con la bebida, luego de haber tenido una cena muy agradable con ella estuvimos hablando.

- Se me olvidaba contarte Lucía. - le paso los documentos del divorcio.

-¿Qué es esto?. - ella lo abre y empieza a leer y mientras lo hacía sus ojos se empañaban con lágrimas que indicaban que lloraría en cualquier momento.

- ¿Qué sucede? ¿Te has arrepentido del divorcio?.- salta a abrazarme y el llanto que se hacía mostrar no demoró.

- Muchas gracias, ahora por fin puedo ser realmente una mujer libre. -

-Me alegra que no hayas cambiado de parecer, puedes firmarlo y todo acabará. - ella toma el bolígrafo que le estaba pasando y lo firma.

-Gracias, de verdad muchas gracias. -Me devuelve la pluma y se seca unas lágrimas de su mejilla y me regala la sonrisa más hermosa.

- No es nada, brindemos!. - guardo el plumón en mi bolsillo de nuevo y levanto la bebida que teníamos en frente.

- Hay algo más. Hace un mes aproximadamente los niños han comenzado con sus clases.

-¡De verdad!. - exclama con el brillo en sus ojos que tanto anhelaba ver.

- Así es, si estás libre mañana podemos ir a recogerlos de la escuela. Vendré por ti. -

- Por supuesto estoy de acuerdo. Ya deseo volver a verlos -

- Ellos también a ti, no han dejado de preguntar por ti durante este tiempo.

- Cuanto lo siento. -

-No tienes porque, has estado rehaciendo tu vida y eso está muy bien. - la tome de la mano y la lleve a mis labios.

-Me tengo que ir. Nos vemos mañana. - se levanta del asiento y me acompaña a la puerta.

-Nos vemos mañana- se despide y cierra la puerta.

Y yo me voy feliz a casa.