PROHIBIDO AMARTE

Narra Alex

Después de trabajar todo el día, llego a casa y me pongo a entrenar en el ring, pero cada golpe me recuerda lo estúpido que fui al dejarme llevar por mis deseos, esa maldita niña se cree mejor que yo, es una mujer engreída con ínfulas de poderosa, pero aunque me cuesta imaginarlo es la primera vez que no puedo dejar de pensar en alguien, siempre me he enorgullecido por ser un hombre frio y calculador que no se enamora o se deja llevar por emociones estúpidas y con esto no estoy diciendo que este enamorado de Samanta Jones, pero, sí que es la primer mujer que descontrola mi mundo, al terminar la pelea conmigo mismo y contra el saco de box, voy a mi cuarto, me doy una ducha y me acuesto completamente desnudo. Cierro mis ojos y sueño con ella desnuda sobre mí, pero al despertar es solo eso un sueño inalcanzable.

Estoy en el trabajo coordinando algunas cosas sobre el nuevo resort en Brasil donde esta papa, debo ir al hotel Gold por unos papeles que necesito, al pasar por el bar veo a samanta con un chico, las venas se me brotan y la cabeza me hierbe, así que me dirijo a donde están ellos

- Querida sobrina, no esperaba verte por aquí – saludo a Samanta al tiempo que le doy una sonrisa de medio lado a su acompañante, ella sorprendida me mira con furia

- ¿Qué haces aquí tío? – me habla con gestos de desprecio

- Trabajando ¿y tú?... – titubeo – no me digas déjame adivinar, conquistando tu nueva víctima, así como lo haces con Hugo Lord – le digo para sacarla de quicio, cosa que logro de inmediato

- Imbécil – me dice con fiereza

- ¿acaso no vas a presentar a tu familia a tu nuevo novio o mejor dicho juguete? – le pregunto molesto

- No hay necesidad, tu eres irrelevante en la familia, eres como un cero a la izquierda – me dice con ira

- Con que un cero…, no se te olvide que este cero puede cobrarle a tu otro novio el diseñador todo lo que tú le estas regalando del hotel, recuerda que soy el dueño y puedo hacer lo que me venga en gana – le digo con un beso en su mejilla que ella limpia con asco

Recojo los documentos por lo que vine inicialmente y me voy a casa agotado, me doy una ducha y me acuesto sin nada de ropa como siempre, cuando siento que estoy en mi segundo sueño, despierto con unos golpes en mi rostro, me levanto furioso y es ella

- Maldito infeliz ¿Qué es lo que quieres? ¿Qué te mate? – me grita lanzándome un puño que no logro esquivar porque apenas si estoy abriendo mis ojos

- ¿Qué te pasa? ¿estás loca? – le grito tratando de atajar sus golpes

- ¿Por qué dijiste eso en el bar y delante de él? – me grita

- ¿acaso no es verdad? – le afirmo

- ¿tú tienes pruebas? maldito tarado – me grita

- No las necesito, pero si lo demostraste el día que bailaste desnuda en la habitación del hotel, o acaso ¿no recuerdas como te me lanzaste para saborear mis labios? – le hablo con arrogancia

- Y por lo que veo quedaste con ganas, deja de hacerte ilusiones maldito idiota, tú no eres hombre suficiente para una mujer como yo, hombres como tú solo pueden aspirar a zorras o en su defecto a prostitutas, mujeres como yo solo podemos estar con hombres que de verdad estén a nuestro nivel – me dice con sus aires de grandeza

- ¿eso crees? Pues te voy a demostrar como un hombre como yo te puede llevar al cielo y luego bajarte al inferno maldita chiquilla – la sentencio

La tomo con fuerza y la acuesto en la cama quedando sobre ella, forcejea para zafarse mientras prolifera mil maldiciones, siento como su cuerpo se calienta antes de decidirme a atacarla con un beso, abro sus piernas con las mías y me posiciono en medio de ella y comienzo a mover mi miembr0 erect0 en su entrepierna, me acerco a su oído y le susurro

- Te voy a dar una oportunidad niñita, si después de lo que te voy hacer no te excitas, ni te mojas por mí, entonces te dejo libre y nunca más te vuelvo a molestar, es más, estoy tan seguro que te va a encantar lo que te voy hacer que te sumo más al reto, si no te escucho gemir entonces me dejo insultar todo lo que quieras y encima desaparezco de la vida de ustedes – le propongo pero sin esperar una respuesta porque igual le daré una lección a esta chiquilla remilgada

- Aléjate de mí maldito pervertido – me grita

- ¿temerosa de perder? – le pregunto con una mirada malévola y deseosa

Ella se queda callada y aprovecho su duda para besarla, pero ella me devuelve el beso con una mordida a lo que le respondo

- Ruda me gusta más – ella me lanza una mirada asesina – hoy puedes gritar todo lo que quieras princesa, nadie te va a escuchar, estamos solos, los pocos empleados no nos van a escuchar desde su dormitorios

con esas palabras la dejo callada, sin saber que decir, me sonrió con malicia de verla así de indefensa, esta vez no tomo sus labios y en cambio la inmovilizo con mis piernas y me muevo un poco para sacar de la mesa de noche unas esposas, ella grita al verlas y me rio en su cara por su enojo, sé que ella quiere todo lo que le voy hacer y se lo voy a demostrar, la esposo a la cama y ella hace fuerza para sacar sus muñecas pero no puede, me levanto y comienzo a desvestirla, desabrocho su camisa y veo que no trae sostén.

- Con que te gusta andar al aire libre con estas bellezas – le digo y ella me mira enojada

bajo por su cuello dejando suaves marcas por lo que quiero sea mi terreno, siento como ahoga su voz y me da risa, sigo con mi lengua por entre sus pechos, mientras que con una de mis manos tomo su cuello para levantar su cabeza contra la cabecera de la cama y de esta manera me apodero de sus deliciosos montes, paso mis labios por cada uno de ellos, mientras que mis dientes hacen pequeñas presiones en sus rosados pez0n*es, puedo ver como aprieta sus labios para no emitir ni un solo sonido, pero el baile retorcido de su cuerpo me lo dice todo, sigo alimentándome de sus apetitosos sen0s y con mi mano bajo a desabrochar su pantalón y posteriormente introducir mis dedos en su intimidad comprobando lo derramada que esta, hago suaves movimientos por unos segundos y luego voy hasta su oído y lo lamo con exquisitez para susurrarle

- Has perdido, estas empapada, ahora te voy a dar la mayor liberación de tu vida –

Me levanto y ella me observa intrigada pero con deseo, le quito sus jean y de paso sus pequeñas bragas, me acomodo para besar su delicado camino hasta llegar a su monte de venus, esta vez sus sonidos son como pequeños maullidos que no quiere dejar salir, voy bajando hasta llegar a su hermoso cl¡t0r¡s, el cual me saboreo de todas las maneras posibles, logrando que ella deje salir sus fuertes gemidos de placer, muevo mi lengua de arriba a abajo de su deliciosa intimidad probando su dulce sabor, nunca en mi vida me había sentido tan embriagado por la feminidad de una mujer, pero está en particular sabe a la mismísima gloria, quisiera comérmela sin dejar nada que explorar, siento como se retuerce y los espasmos se apoderan de ella al tiempo que su piel se eriza, posiciono mis manos en sus pequeños pezón*s y la escucho dejando salir todo su 0rgasm* para mí, no desaprovecho ni una gota, lamo y succiono todo lo que me da.

Me levanto y miro su rostro distorsionado de exc¡taci0n, no la dejo descansar y me acomodo encima de ella para invadirla con mi miembr0, esta vez mientras hago las estocadas ella busca mis labios y yo complacido la beso, pongo mis manos debajo de su espalada y así tener mejor fuerza para embestirla con rudeza, dejo salir mis gruñidos de éxtasis mientras ella me mira con ganas de sentirlo más adentro, hago unas estocadas más brío, luego me levanto y acomodo sus piernas en mi pecho para ir más profundo, siento el chocar de nuestra piel y ella me mira con pasión

- ¿Te gusta pequeña malcriada? – le pregunto antes de liberarme, sin esperarlo no alcanzo a salir de ella, antes de sacarlo, hago unas estocadas más para sentirla llegar a ella también

Me acomodo, le suelto las esposas y me dejo caer un poco cansado, ella se queda a mi lado sin decir nada, no sé qué hacer, ni que decir con este silencio tan incómodo, varios segundos después ella se levanta, la tomo del brazo y la tumbo a mi lado para abrazarla, siento que solloza y eso me hace sentir arrepentido, ella se aleja y me dice

- Esto no puede volver a suceder – me dice con lágrimas en sus ojos

- ¿Así de malo fue? – le pregunto dubitativo

- No tengo porque darte explicaciones – me dice

- Samanta tú me gustas – le confieso dejando mi corazón expuesto a ser lastimado

Ella no dice nada toma su ropa y se va, me deja desconcertado y con ganas de mas, maldita sea, sé que hice mal, pero ella siempre está provocándome, ahora me siento como un violador, si lo pienso bien, si lo soy.

Paso la noche en vela, me siento pésimo por lo que paso, ahora no sé cómo mirarla a la cara. Llega la mañana y con ella las decisiones, llamo a un amigo y le pido que me deje quedar con el mientras consigo un apartamento para vivir, salgo para la oficina y le pido a mi secretaria que me ayude a conseguir un lugar.