Patricia Silva una abogada intachable, decide llevar un caso que le puede traer problema en su vida, ¿qué pasará con esta abogada? les invito a leer la historia.
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Capitulo 17
Había llegado la noche, y Patricia quería dormir profundamente para olvidar lo que pasó. La imagen de sufrimiento del rostro de Víctor, se repetía constantemente. No podía dejar de pensar en él, ver devastado al imponente hombre era algo con lo que no cantaba.
Descansaba en el sofá de la habitación, tenía los ojos cerrados, pero un perfume exquisito, y una voz conocida, la sacaron de su pensamiento.
— ¿Cómo puedes estar tan relajada, después de lo que hiciste?—preguntó Víctor, recostado de la puerta.
— ¿Qué haces aquí, cómo entraste?—dijo ella asustada.
— No soy igual que tú, no puedo estar tranquilo.
— ¿Es que no te cansas? Al parecer no fui muy clara contigo, sal de mi habitación.
— Todavía no puedo asimilar que mi hijo no va a nacer, ¿no tienes sentimientos?
— Si no sale de aquí, voy a llamar a la policía.
— Hazlo, acaba con todo esto, maldita abogada.— dio un golpe en la pared.
— ¿Viniste a insultarme?
— No. No encuentro las palabras para definirte como mujer.
— ¿Tú me estás diciendo eso? Me secuestraste, me amenazaste con las vidas de mis papás, ¿y eso hay que aplaudirlo?
— Te pedí perdón. Soy un estúpido, llegué a pensar que podría sentir algo por mí.
— ¡Qué nivel de! — sintió un fuerte mareo—. Ignorancia.
— ¿Estás bien, o solo estás fingiendo?—preguntó él, sosteniéndola.
— Todavía no estoy recuperada totalmente del aborto, esto es normal.
Ella seguía con su mentira, ¿qué pasaría si él se entera de que el motivo del mareo es por el embarazo, que su bebé está ahí, creciendo en su vientre?
Él, la miraba con rabia, con disgusto, estaba deseando que dejara de existir. Siempre ha querido ser padre y cuando por fin existe una posibilidad, alguien acabo con sus sueños de una manera muy cruel.
— Abogada, eres lo peor que me ha pasado en la vida. Te amo como un loco, pero mientras respire voy a recordar lo que le hiciste a nuestro hijo. Joder, estaba dispuesto a todo por ti, te juro que no te molesto más, adiós.
Se fue aún más triste que cuando llegó. Patricia estaba conteniendo las lágrimas, se tendió en la cama y miró hacia el techo, hasta que sus pupilas se cansaron. Cerró los ojos y tocó su vientre, en ese instante se dio cuenta de que sentía algo por Víctor, no quería reconocerlo, pero había un fuerte sentimiento por él.
Siguiente día
Gloria y Patricia estaba en una cibercafé.
— No dormiste bien, tienes ojeras, amiga —dijo Gloria.
— Por Dios, ¿tanto se me nota?, ¡Ay! Víctor estuvo anoche en mi casa y en mi habitación.
— ¿En serio?, ¿Y cómo pasó, por qué estuvo ahí?
— Ayer le mostré la ecografía, eso le afectó severamente. Hubiera visto su rostro, su mirada, sentí pena por él.
— Él está enamorado.
— Todavía me cuesta asimilar que se enamoró de la mujer que quería matar, o sea, de mí, y eso me causa una tristeza inmensa.
— Paty, tengo una duda con respecto a tus sentimientos y quiero que me contestes con sinceridad. ¿Qué sientes por ese hombre? Antes de responder, relájate, respira profundo y deja salir lo que llevas dentro. — sugirió su amiga.
— Bien, la primera vez que lo vi me llamó mucho la atención. Su porte elegante, sus ojos, su mirada intimidante. Es uno de esos hombres que quieres tener en tu cama. Cuando estoy cerca de él, se aflojan mis piernas, mi corazón se acelera, no encuentro la manera correcta para expresarme sin parecer estúpida. No me gusta mirar sus ojos, me hacen perder el control y quiero estar con él.
El día que me di cuenta de mi embarazo, quería ir a darle la noticia y gritarle que íbamos a ser padres. Varias veces he soñado con él, en mis sueños somos felices.
— ¡Ay!, amiga, está enamorada de Víctor Torres.
— ¿Cómo crees? No. Simplemente, soy una estúpida que fue secuestrada y se acostumbró a su secuestrador, y para nunca olvidar la historia, vamos a ser padres.
—¿Sabes qué pasa contigo?, Tienes miedo, les temes a tus sentimientos por las circunstancias en las que se dieron las cosas.
— Sería absurdo decir que estoy enamorada de él.
— Absurdo es seguir negando que lo amas.
Después de su larga charla, ambas se despidieron, y Patricia volvió al bufete. Estaba sentada trabajando, pero no lograba concentrarse. En lo único que pensaba era en Víctor, fue tanta la necesidad de verlo que decidió ir a la agencia Torres a decirle la verdad.
En la agencia, le preguntó a la secretaria por él, ella le dijo que se encontraba en su oficina y antes de que terminara de hablar, ella se había dirigido al lugar. Su sorpresa la dejó atónita, él estaba acompañado de una presencia femenina.
— ¿Interrumpo?—preguntó.
— Abogada, ¿qué haces aquí? —preguntó sorprendido.
— Mira a quién tenemos aquí, Patricia Silva, ¡qué sorpresa! —dijo Carla.
— Carla Gil, mi fiel amiga —dijo ella con sarcasmo.
El ambiente era tedioso, parecía una película de terror, todos guardaban sus mismas posiciones, Víctor en su sillón, Carla parada al lado de él y Patricia parada en la puerta. El hombre, para romper con la tensión, se levantó.
— Abogada, ella es mi esposa, pero veo que se conocen. —dijo, arrancándose la nunca.
—¿Tu esposa? — sintió un dolor en el pecho.
— Sí, amiga, soy su esposa.— se mostró presumida.
— ¡Vaya!, Carla, estamos destinadas a compartir las cosas, como en los viejos tiempos.
—¿Qué quieres decir con eso, y qué haces visitando a mi esposo?—preguntó exaltada.
— Esposo, eso suena a falsedad, ¿cierto, Víctor?
— Abogada, ¿cuál es el motivo de su visita?
— Habla, Patricia, ¿qué está pasando?
— Ok, si es lo que quieres. Tu esposo y yo somos amantes, hemos pasado muchas noches juntos, ¿acaso no le preguntaste con quién dormías?