La historia de un Alfa que solo ansiaba la tan anhelada libertad
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Capitulo 16
Advertencia:
La siguiente historia no es apta para menores de 21 años puede contener; lenguaje vulgar, soez, momentos explícitos, eróticos, hasta subido de tono y hasta nopor-grafico, violencia física, mental, abuso, inc3sto, se recomienda leer bajo su propio riesgo. ~
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Al terminar de desayunar nos iríamos al prado a pastear las ovejas. Trataría de que Fernando no pasará ni un segundo solo, solo con sus padres.
Al salir de la habitación esos dos venían discutiendo entre ellos. Como dos víboras escupiendo veneno entre si, echándose la culpa de la supuesta desviación de su hijo, ninguno se hacía responsable de sus actos.
—Debiste ser mas recta, Beatriz, te ablandaste, mira ahora está volviendo con aquellas malas manias, todo por tú, "Es muy chico, no puedo darle con un látigo".
—No me fue mi culpa, fue la tuya tu solo aparecías cuando las cosas se ponían bravas; yo tenía que ver por él lo que restaba del dia. Por tu culpa saco ese gusto por lo salvaje.
El señor de la Vega apretaba el puño de la rabia para luego acusarla; —¿Cómo se que no lo heredó de ti? Crees que no se que andabas mirando algún salvaje con malos ojos allá cuando vivíamos en Lima.
—Pero como va ser mí culpa, si yo no lo he parido. ¿Cómo lo va a heredar de mí? — Beatriz estaba enojada y también sorprendida al igual nosotros que lo veiamos desde la puerta de la habitación. —No se, pero es tu culpa. —Para luego dejarla con la palabra en la boca —Ustedes que miran, par de indios. —Mostrando su desprecio, hacia mí y su hijo.
—¡Que no soy Indio, respeteme!
—No me importa, para mí eres un indio, y si Fernando sigue con ese comportamiento pues lo trataré como lo que es; un indio salvaje al igual que tú. —Indignado, metiéndose a la habitación para luego meterse su señora, y comenzar un griterio —Yo jamás mire un indio, porque dijiste eso, blasfemo.
(....)
Al rato María se despertó, y fue directo a abrazar a su padre, ella se había dormido ante la discusión del día anterior, acariaba el rostro de Fernando y le besaba la mejilla. —¡Papi ¿Por qué el abuelo te pego?¿Por qué te trato mal? ¿Por qué fue malo contigo?
—Yo... —Fernando no sabía que responder ante aquella pregunta, se le deformaba los labios ante al no saber que responder. Por lo que lo hice por él.
—Maria, tú abuelo estaba de muy mal humor, cosas de gente mayor, tuvo un muy largo viaje lo mejor es no molestarlos, ni acercarse a ellos.
—Cruz, al final aceptaste mi trato.
—¿Cuál trato Maria? —Me quedé sorprendido ante tal pregunta.
—Vas a ser mi mami.
—Tu ya tienes tu mamá, María.
Tú mamá está en el cielo. —respondio Fernando, mientras acariciaba aquel crucifijo de oro en su cuello que según supe fue de su difunta esposa, la madre de María.
—Entonces Cruz serás mí segunda mamá. —saltando hacia mí, a abrazarme, solo la abracé. —Eso ya depende de tu padre, María, no de mí.
Ella miro a su padre, y él solo asintió con su cabeza para luego tomar mi rostro y mirarme fijo; ¿Puedo?
—Sí —Por alguna razón cerré los ojos para luego sentir sus labios sobre los míos, una sensación cosquilleo recorrió todo mi cuerpo, desde los labios hasta mi cabeza para luego ir hasta la plantas de los pies.
Para luego sentir aquella sensación extraña dentro de mío.
—Si tu quieres Maria, puedes llamarlo madre, mientras que a Cruz no lo incomode.
Iré al prado, ve con tu madre y portate bien. Nos vemos en el comedor.
—Esta bien. Vamos María vamos cuidar las flores del jardín y ver qué podemos plantar allí. —Maria se emociono, nos quedamos alli mientras Fernando se marchaba al pastear, podía sentir como su manito tan pequeña sujetaba la mia para ir a los jardines, en eso el señor de la Vega salió, y nos vio pareciera que todo pasaba en lentitud como si el tiempo se detuviese a mí alrededor, pero que este no le afectara a él. Podía sentir como me seguía con la mirada llena de desprecio mientras mi sangre se helaba, mis instintos a flor de piel para luego sentir su mano en mi muñeca —¿A dónde te vas con mi nieta, Indio? —El terror me dominaba por completo, en qué momento se movió tan rápido, ¿Cómo llego de allí hasta aca? Eran como 4 habitaciones esta eran grandes.
Maria respondió emocionada —Voy a ir con mi mami, Cruz a plantar flores, abuelo. ¿Quieres venir con nosotros? —Maria, en su inocencia sonreía mientras yo trataba de recuperarme del susto de aquel tipo.
Aquel hombre, miro la niña, me miró a mi, miro a la niña, me volvió a mirar para luego darse la vuelta y marcharse.
Yo solo seguí mí camino con María tratando de no mostrar lo asustado que estaba ante tal oscuro ser.
Continúara...
ojalá fueran asi de graciosos los borrachos aquí...
me encanta que Cruz siempre haga entrar en razón a Fernando y le coquetear hasta hacerle sonrojar