Lucia y Marcos viven en distintos continentes, un desamor los unió. Ahora habrá que ver si triunfa el amor pese a la diferencia de edad, la distancia y esa loca obsesión por querer ser solo amigos.
Puede aquellos sentimientos nacidos por el dolor, aguantar contra aquello que pueda derrumbar su relación...¿Aun si aquello implica también enfrentarse a la edad?
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Capítulo 16 (Lucia, 9 de noviembre)
Al retirarse del bar Lucia retomo su ida a lo del proveedor, donde estuvo casi dos horas. Al salir ya era media tarde. Miro su reloj y recordó que Marcos la pasaría a buscar 20:30 horas.
Busco su celular y llamo al local, hablo con la encargada para informarle que el cierre lo tendría que hacer sola ya que ella no iría. Luego se dirigió a su casa.
Estaba por tomar una ducha cuando escucho el portero eléctrico.
-Hola- dijo al atender el timbre
-Hola, buenas tardes. Vengo a entregar un paquete- Contesto una vos del otro lado
(- ¿Un paquete?) Pensó y sin mucho más se dirigió a la entrada.
Allí se encontraba una joven con dos cajas blancas.
Al verla salir la muchacha sonrió diciendo
- ¿Usted es Lucia? Le envían esto- y entregándole las cosas se retiró.
Lucia volvió dentro de su vivienda y apoyo las cajas sobre una mesa ratona que había en la antesala. Las miro por un momento intentando recordar si había comprado algo por internet. Luego, abrió lentamente la más pequeña.
Su cuerpo se estremeció al ver unos hermosos zapatos stilettos color azul Francia y sin pensarlo, los hizo a un lado y se dispuso a abrir la otra caja más grande.
En ella había un sobre y un hermoso vestido del mismo tono que los zapatos.
Tomo el sobre, lo abrió y se encontró con una nota que decía.
“Espero sea tu talla”
Su cuerpo callo en un sillón que se encontraba detrás de ella. Estaba anonadada. El mensaje
no tenía remitente, pero ella sabía que lo había enviado Marcos.
Estuvo allí, con la mirada fija en la nota unos cuantos minutos.
Luego tomo su celular y le marco a Brisa.
Cuando esta por fin contesto, Lucia no sabía por dónde empezar a contarle a su amiga lo que le había sucedido.
Al terminar todo el relato, Brisa le aconsejo que tomara una ducha y que le esperara
-En media hora estoy por ahí amiga- dijo antes de cortar
Habían pasado casi 40 minutos cuando volvió a sonar el portero de la casa.
Lucia se encontraba en bata así que, al ver que era su amiga, solo toco el botón que abría la puerta de entrada.
No solo había llegado su amiga, sino que también traía con ella a Ramón y a Gabriel. Este último era un afamado estilista que pertenecía al grupo de personas más allegados de Lucia.
-¿Qué hacen todos aquí?- pregunto desconcertada
-Mi reina, hete aquí a tus hadas madrinas- Contesto Ramón haciendo una reverencia.
-Quiero ver ese vestido YA- dijo Gabriel, mientras dejaba en el suelo dos maletas plateadas donde traía lo necesario para ayudar a la agasajada.
-Los he traído para que colaboren en tu producción, es bien sabido que no estas acostumbrada a arreglarte mucho, así que, me pareció muy bueno aprovechar sus servicios- Brisa sonreía mientras decía esto
Lucia, que hasta el momento había tomado aquella salida como algo casual, sentía que iba a desvanecer.
-No creo que sea para tanto- Solo atinó a decir.
-Vos crees que semejante vestido y tan encantadores zapatos, no son para tanto. Mi ciela, déjame decirte que vas a salir con uno de los hombres más guapos del mundo, y no con mi marido, tu ex. Que, aunque es súper adorable, solía llevarte a cenar a esa fonda del barrio viejo. ¡De-plo-ra-ble!- Ramón fue muy conciso en sus palabras y, tomándola de las manos la llevo a sentarse en una silla donde Gabriel comenzó con su magia.
El reloj daba las 19 horas. Brisa se había acurrucado en el sofá junto a Ramón para observar como el estilista trabajaba. Gabriel, por el contrario, se encontraba de pie junto a una pequeña mesa donde tenía todo su arsenal.
Lucia, aun en bata, se acomodó y cerró sus ojos. Se podía decir que se había entregado por completa al cambio que sus amigos le sugirieron hacerle.
Aproximadamente una hora más tarde entro a su cuarto para vestirse.
Cuando se volvió a escuchar la puerta las 3 “Hadas madrinas” giraron para ver a su “Cenicienta”.
Lucia estaba despampanante, el vestido, los zapatos, el peinado y aquel delicado maquillaje eran un verdadero deleite para la vista.
-¡Estas hermosa amiga!- exclamo Brisa llevando sus manos a la cara
-Mi ciela, si me lo hubieran contado, no lo hubiera creído- acoto Ramón, mientras Gabriel hacia delicadas palmaditas.
La mujer se dirigió hacia un gran espejo que colgaba de unas de las paredes del pasillo que conducía a la cocina y se contempló.
Con una sonrisa en su cara giro para agradecerles a sus amigos cuando se escuchó el sonido del timbre de calle.
-Ok, llego la hora de la verdad. A poner toda esa carne al asador reina- dijo Gabriel tomándola de los hombros y dándole dos besos, una en cada mejilla.
Brisa le alcanzo una pequeña cartera donde, ella misma le había puesto lo necesario y también la beso.
Lucia, tomo el tubo del portero y respirando hondo dijo
-¿Si?
-Soy Marcos- se escuchó del otro lado
-Ya salgo- le contesto y, colgando el portero se encamino a la salida.
Al pasar junto a Ramón, este le pego un pequeño chirlo
-Para la suerte- le dijo
Y lanzando un beso al aire, Lucia desapareció cerrando la puerta.
