La Consorte Del Villano

_________ 6 meses después...

Él susurro del viento pasaba en mi rostro, en uno de los jardines del castillo reposaba con tranquilidad en una de la silla hecha para mí. Acariciaba mi vientre que ya estaba redonda...

— mi señora.

— oh, Marta... No es necesario que me cuides todo el tiempo, no me he sentido mal, al contrario, diría que se parece a un embarazo normal, la única diferencia es que crece demasiado rápido, ya parece como si quisiera nacer...

— lo sé, pero es mi deber cuidarla hasta que el niño nazca sano eh igual que usted.

Marta es la partera que Alucard me buscó tiempo después de haberse enterado de mi embarazo. Ella es de otro reino, en donde la fertilidad es abundante, siendo unos de los países más poblados... Marta es una mujer que sabe más que cualquiera para traer niños al mundo. Al enterarse de mi situación accedio a cuidarme sin bajo amenaza.

Entre el sendero del jardín caminaba al lado de mi cuidadora hasta llegar a mi habitación, por supuesto me sentía más cansada pero no ha pasado a mayores, tampoco he tenido decaidas o cualquier cosa grave que me lleve al borde de la muerte...

De noche era cuando alguien se sienta a mi lado, yo aún me encontraba dormida pero sentía el peso en la cama, su mano fría acariciaba mi rostro con delicadeza, sabía que era él...

— Alucard.

— ¿Como has estado?

— en perfectas condiciones... Estoy bien.

— ya veo...— su voz sonaba tan distante.

Obligada a sentarme, le hablé. No me gusta dejar esto así, ya que sé que Alucard no ama al bebé... Pero algún día, él lo hará tanto como yo amo a Elías, sí, era un niño, Alucard también había descubierto el sexo hace un mes...

Pero no me retuve en toma su mano y pegarla a mi barriga.

— ¿Que es lo que sientes?

— está dormido...— Alucard se ríe ligeramente— no. Se acaba de despertar...

— ¡Ay!... Me dio una patada. ¿Ves?... Él reacciona igual con tu voz, el también te quiere conocer... Solo, dale una oportunidad...

— se la daré cuando él nazca y tú estes viva, del resto... No puedo sentir nada por él.

Levantadose de la cama, Alucard me da la espalda para irse. A solo unos pasos, yo le abrazo por detrás, lo primero que el siente es el bulto del embarazo, puse mis manos en su pecho.

— ¿Ya no me amas?— no dice nada, más su mano se apreta con la mías... Hasta que por fin suelta las palabras...

— lo hago cada vez que te veo... Quiero amarte libremente, pero... Si tengo que saber que ese niño te quitará la vida, es imposible...

— no lo es... Solo, no pienses en perderme, ámame como yo lo hago por tí y por mí hijo...

— Alice...

— por favor, Alucard, no me dejes sola...

Las manos de aquella mujer temblaban, tenía miedo por muchas razones, que aunque se hiciera la fuerte, en algún momento iba a colapsar, y ese momento era ahora...

No obstante, el rey se voltea y limpia las lágrimas que sin darse cuenta Alice había derramado...

— jamás te dejaría sola...— entre sus brazos carga a la futura madre con delicadeza.

Cada vez que Alucard recurre a ser al vampiro distante sin sentimientos que era antes, solo le bastaba oír, ver y tocar a Alice para darse cuenta que tiene a alguien que lo ama.

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De día era cuando Alice caminaba por el pasillo del castillo, iba delante de su cuidadora, Marta...

— mi señora, no se aleje tanto de mi...

Alice estaba feliz, por la razón de que Alucard dejó de mantener distancia y ahora mantenía más contacto con ella y el bebé.

— no te preocupes, Marta, creo que Elías aún no va a...— en un segundo, el cuerpo de Alice palpita solo para ella, seguido de un intenso dolor entre su vientre que la obliga a caer de rodillas...

Marta en un momento de encuentra de lado en el suelo con la chica.

— ¡Alice!...— la mujer observa la sangre salir por donde las entrepiernas manchando el vestido escandalosamente...

Sangre es sangre, y si hay un vampiro cerca, Alice podría estar en peligro. Entre el dolor y llanto había llamado a Alucard con esa agonía. Y sin esperar un segundo, el vampiro yacía al frente de su consorte, sin la apariencia de Max por supuesto, ya que ha estado muy preocupado por ella para fingir su otra personalidad. Cargando a Alice, Alucard ordena lo siguiente.

— Marta, vámonos a mi habitación, mientras tú ayudas a que de a luz, yo protegeré la entrada de los otros vampiros...

— sí.

— pero... Recuerda lo que te dije, si uno de los dos corre peligro, no dudes en salvarla a ella...

Marta se queda en silencio sudando frío, no por el miedo, si no, por lo que sabe que va a ocurrir de verdad. Un recuerdo de Marta aparece mientras iban rápidamente por el pasillo. Era Alice, desde hace un tiempo ella le dijo...

— Marta, si es de elegir entre Elías y yo— Alice acariciaba su barriga y con una sonrisa le pide— salvalo a él...

Volviendo a la realidad, Marta escuchaba los grito de la pobre Alice a la vez que Alucard la dejaba en la cama de la habitación...

“mi señora... Respetaré su decisión como madre, aún eso signifique mi muerte... Tanto como usted y el bebé sea mi prioridad, salvaré a Elías sin importar que..."