Anastasia es una joven de 17 años que reside con sus padres, David Blanco y Carmela Cruz, así como con su hermana de 18 años, Ana. A pesar de haber sido criadas en un ambiente similar, la relación entre las hermanas no es del todo armoniosa: Ana es aficionada a las fiestas y suele ser bastante contestona, mientras que Anastasia prefiere dedicar su tiempo a los estudios y no es muy propensa a salir. David, su padre, es el propietario de una de las empresas más destacadas de la ciudad.
Un día, mientras David se encontraba en su oficina, recibió una visita inesperada: Ernesto Contreras.
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capítulo 15. Discusión
Ernesto 📲 Estoy con ella, como te mencioné, ya no hay nada entre nosotros. Por favor, respeta mi decisión.
Ana, te hablo con sinceridad: tu hermana realmente me gusta y estamos muy bien juntos.
Ana 📲 Jajaja, ¿en serio te gusta? Entonces, ¿por qué permitiste que te sedujera? ¿Por qué dejaste que pasáramos la noche juntos tres veces? Ahora ya no puedes hacer nada; solo tenías que tener una relación más cercana conmigo cuando yo quisiera. ¿No crees que podría estar con muchas otras personas?
Ernesto 📲 Entonces hazlo. Busca a alguien más y déjame en paz.
Ana 📲, sabes que no soy de aferrarme a los hombres. No te habría molestado más si no te hubieras empeñado en estar con Anastasia. Siempre la prefieren a ella, y no entiendo por qué decidiste buscarla a ella. Había muchas mujeres, pero tú la elegiste a ella.
Ernesto 📲, tú lo sabías. Ana, sabías que estábamos saliendo juntos. Esa noche llegué con ella y tú me pediste que te llevara, lo cual ocurrió sin que yo lo buscara.
Ana 📲 jajaja, pero te dejaste llevar, ¿verdad? Lo siento, pero Anastasia no estará más contigo.
Ernesto 📲 Ana, Ana.
Ana 📲 Estoy aquí, cariño. Lo siento, pero ya es tarde.
Ernesto 📲Ana, Ana, Ana.
Ana colgó el teléfono riéndose. Ernesto, visiblemente nervioso, se dio cuenta de que había recibido numerosas llamadas perdidas de Anastasia, y su corazón comenzó a latir con fuerza. Intentó llamarla de nuevo, pero no obtuvo respuesta. Se recostó y comenzó a reflexionar sobre lo que iba a hacer. Felipe tenía razón, debió haber hablado antes; ahora temía perder a Anastasia.
Ana había bajado para conversar un momento con Nelly, su niñera, con el fin de distraerse y evitar pensar en la situación. Estaba a la espera de que Ernesto la llamara y le planteara algunas preguntas.
Cuando regresó a su habitación, ya era tarde, cerca de las 12 de la noche. Al mirar su teléfono, se dio cuenta de que tenía varias llamadas perdidas, pero decidió que por la hora esperaría hasta mañana para responder. Se acostó a dormir.
Por su parte, Ernesto no lograba conciliar el sueño; su mente estaba ocupada con pensamientos sobre Anastasia. Se preguntaba si ella estaría llorando y se atormentaba ante la idea de que jamás le perdonaría.
Al día siguiente, Anastasia se levantó a las 6 a.m., se duchó y se preparó para ir a la universidad. Al tomar su bolso, se dirigió a la salida. Su padre la llevó, pero al llegar se dio cuenta de que había olvidado su teléfono. Se despidió de él y le informó sobre el olvido antes de entrar a la universidad.
Una vez dentro, saludó a Camila y Juan, y se sentó con ellos. Posteriormente, comenzaron las clases, y Anastasia aprovechó para preguntarle a su amiga Camila si había visto a Ernesto. Camila le respondió que él había llegado temprano a clases.
Al mediodía, todos habían salido y no tenían más clases. Ernesto salió a las once, pero decidió quedarse esperando a Anastasia.
Cuando Anastasia salió acompañada por Camila y Juan, vio a Ernesto sentado en un banco. Él se levantó y, alzando la mano, la llamó. Anastasia se despidió de su amiga y de Juan, y se dirigió hacia Ernesto.
Sin saludarlo con un beso, le dijo: Tenemos que hablar. Ernesto, visiblemente nervioso, le preguntó: ¿Ha pasado algo, amor?. Anastasia respondió: Por favor, vayamos a otro lugar.
Está bien, vamos, dijo Ernesto mientras se dirigían a su auto. Anastasia sugirió ir a un lugar tranquilo donde pudieran conversar. Ernesto optó por llevarla a la montaña desde donde se podía contemplar la ciudad; ahí rara vez había gente, y él necesitaba ese espacio a solas con ella para hablar.
Al llegar, Anastasia salió del auto y Ernesto la siguió. Ella le preguntó: ¿Pasó algo con mi hermana? Ernesto, visiblemente nervioso, respondió: ¿Qué te ha dicho ella?
Anastasia: ¿Cómo sabes que ella me comentó algo? Entonces, ¿ustedes dos...?
Ernesto: No, entre nosotros no hay nada. Al ver la expresión en el rostro de Anastasia, comprendió que ella no lo perdonaría si había ocurrido algo entre ellos.
Anastasia: Entonces, ¿qué es lo que sucede, Ernesto? Cuéntame.
Ernesto: Amor, no lo sé. Solo sé que ella me llamó y me dijo que no quería que estuviera contigo, y luego colgó. Intenté llamarte para contarte, pero no respondiste.
Anastasia: Yo también te intenté llamar en varias ocasiones.
Y no obtuve respuesta. Hay algo que no cuadra. Primero, esa llamada de ella ayer cuando estábamos juntos; a mí no me llamó, lo cual es extraño. Luego, al llegar a casa, me pregunta si he estado contigo, y sugiere que, antes de mantener una relación, debería consultar contigo sobre con quién has estado y con quién has salido. ¿Qué está pasando? ¿Acaso tienes otra persona?
Ernesto: Te pregunto si estuvimos juntos.
Anastasia: sí, y, por supuesto, no le respondí porque es mi vida privada. Pero me pregunto por qué mencionó todo lo demás.
Ernesto: Tal vez ella tiene esa percepción debido a que, antes de nuestra relación, salía con una de sus amigas. No sé si conoces a Cris; tuve varias salidas con ella, y en algunas ocasiones tu hermana estaba presente. Es posible que piense que no soy la persona adecuada para ti. En cuanto a los verdaderos sentimientos que pueda tener tu hermana, no lo sé; lo que puedo afirmar es que en este momento solo me importas tú. No voy a negar que en el pasado he estado con varias mujeres, como bien es sabido, pero desde que comenzamos nuestra relación, he dejado todo eso atrás y mi compromiso es contigo.
Ojala que Ana pueda recapacitar pedir perdon y ser perdonada.