En La Trampa De Un Mafioso

Dominik llevo de nuevo a Osiris al penthouse después de que oscureciera y fuera más de la media noche, le pidió estar lista cuándo él llegará con ella a la hora que había acordado. Con una sonrisa atravesó la puerta.

— Volveré en una hora, puedes contar el tiempo— Dijo Dominik.

— Lo estaré contando— contestó Osiris.

Dominik llamó a René, y acordaron verse en la antigua capilla que estaba a la orilla de un precipicio, lugar donde ambos se habían conocido por primera vez. Dominik estaba emocionado sabía que René comprendería lo que sentía y lo aceptaria.

Se sentó en una de las bancas esperando a René, no espero tanto hasta que escucho unos pasos que provenían de la entrada de la capilla.

— Supongo que me llamaste aquí por algo que te inquieta — Dijo René acercándose a él.

—Voy a dejarte a cargo — dijo Dominik quitándose e anillo que se había pasado generación por generación desde que su familia había entrado en la mafia— Cada cosa que me pertenece, ahora es tuya.

René sonrió de lado.

— ¿Incluída tu mujer?—

— Ese tipo de bromas no son comunes en tí — Contestó con confusión Dominik.

— ¿Crees que me conoces?— preguntó René.

Dominik se sintió confundido y un poco incómodo con la pregunta de René. Siempre había pensado que conocía a René, que era un hombre leal y confiable. Pero ahora, con esa sonrisa extraña y esa pregunta, Dominik se estaba empezando a preguntar si realmente conocía a René.

—Claro que te conozco, René —dijo Dominik, intentando mantener la calma—. Eres mi amigo, has estado conmigo desde que te conocí aquí a los 15 años.

René se rió, una risa baja y peligrosa.

—¿Amigo?—dijo René, su voz llena de veneno—. Soy el hombre que te ha traicionado desde hace mucho tiempo.

Dominik se sintió como si hubiera recibido un golpe en el estómago. No podía creer lo que estaba escuchando.

—¿Qué estás hablando, René? —preguntó Dominik, intentando mantener la calma—. ¿Por qué me dirías algo así?

René se acercó a Dominik, su rostro cerca del suyo.

—Quiero a Osiris —dijo René, su voz baja y peligrosa— Hoy me di cuenta de eso, de que deseo robartela..

—No puedes hacer eso, René —dijo Dominik, intentando razonar con él—. Somos amigos, hemos pasado por mucho juntos.

René se rió de nuevo.

—No somos amigos, Dominik —dijo René— antes de matarte quiero hacerte un último favor por el tiempo que pasamos.

Dominik golpeó a René en el estómago, pero René apuñaló a Dominik en la pierna.

— Te confesaré algo que te hará retorcerte en la tumba: Yo hice que matarán a Iris y realmente creí que ella había muerto hasta que la ví sobre ti, desnuda mostrando su piel, ese tatuaje sobre su espalda, Adivina quién se lo hizo— dijo René burlándose de Dominik — Ahora que la encontré de nuevo y que parece no recordar nada no la dejaré ir.

Dominik se levantó, perplejo de lo que decía René.

— Pero esa no es mi última sorpresa— respondió René apuntando hacia afuera— Viene tu cuñado, o más bien mi futuro cuñado.Aún que intentes luchar por tu vida, ¿crees que saldrás vivo de esta?

— Osiris me esta esperando— Dijo Dominik— No tengo tiempo para luchar.

Victor entró a la capilla y apuntó directo a la cabeza de Dominik. Su mirada fría y despiadada causaba miedo. Dominik sabía que todo estaba perdido, moriría por mucho que intentará no hacerlo. Soltó su arma y se arrodilló.

—No tengo tiempo para esto — Dijo Dominik.

Victor y René sonrieron disfrutando de la desesperación de Dominik, pensando que el se dispararía con el arma que había dejado caer, pues morír a manos de alguien era una idea bastante humilante. Dominik salió corriendo de la capilla golpeando a cualquiera que se cruzara en su camino, Victor y René lo siguieron hasta verlo en la orilla del precipicio.

— Victor, ¿Realmente conoces a René?— preguntó Dominik sintiéndo el viento helado — El día que lo conozcas, te hará lo mismo que me hace a mí.

— René solo se puso del lado correcto — respondío Victor con una sonrisa enorme.

Dominik se dió cuenta que Victor era una víctima al igual que él. Miró al fondo del precipicio y sonrió esperando sobrevivir a la caída.

Antes de arrojarse al vacio observo la hora, eran exactamente las 4 de la mañana, el pecho le ardió y por primera vez tuvo miedo a morir.

— Gracias por hacerme humano — murmuró Dominik— Lamento no cumplir mi promesa, mi amada Iris.

Dominik sabía que Osiris estaria bien y sobretodo que el sobreviviria, no podía luchar contra el hermano de su amada y no podía decir la identidad de Osiris ante Victor pues René lo mataría antes de eso.

— Dile a Osiris que me perdóne— dijo antes de arrojar se por el precipicio.

Mientras Dominik caía al vacío, Osiris sentía una sensación extraña como si una parte de ella estuviera muriendo, Ya eran las 4 de la mañana y el no llegaba a casa.

Comenzó a llamar una y otra vez esperado que el contestará, pero cada vez que llamaba enviaba a buzón de voz.

— Tu siempre estás bien, no me debo preocupar verdad— se dijo a si misma mientras una lágrima corrío por su mejilla.

Se hicieron las 5,6,7 y Dominik no llego a casa. La puerta del penthouse se abrió, Osiris corrió emocionada, pensando que Dominik era quien estaba atravesando la puerta. La cara sombría de René fue lo que vió.

— ¿ Dónde está Dominik?— preguntó Osiris — El fue a verte y prometió volver a las 4 de la mañana.

— Victor lo encontró— Respondió René tomando la mano de Osiris — No pude hacer nada, sólo rogarle para que nos entregue su cuerpo.

— ¿Su cuerpo?— respondió Osiris aún confundida.

— El señor López murió — respondió René.

Osiris se alejo de René y comenzó a arrojar todo a su paso, incluso rompiendo cosas de vidrio.

— ¡El no pudo haber muerto!¡ Me prometió volver y casarnos! —Grito desesperada.

—Osiris, deja de lastimarte a ti misma— dijo René tomando un pañuelo y envolviendo las manos de Osiris llenas de sangre— El no desearía verte así.

Osiris lo aventó, y corrió a tomar un vidrio que había caído al suelo.

— Prometí morir el mismo día que el— Dijo Osiris mientras se cortaba la muñeca.

René se lanzó hacia Osiris, horrorizado, y le arrebató el vidrio de la mano. La envolvió en sus brazos, intentando detener la hemorragia.

—No, Osiris, no hagas esto —gritó René, desesperado—.Todo será en vano si haces esto.

—Déjame ir —gritó—. Quiero estar con él. Quiero morir con él.

René la sujetó con fuerza, intentando calmarla.

—No, Osiris —dijo—. No puedes hacer esto. Tienes que vivir... yo te cuidare.

Estaba demasiado consumida por su dolor y su desesperación. René sabía que tenía que hacer algo para detener la hemorragia y salvarle la vida.

—Voy a llamar a un médico —dijo René—. Vas a estar bien, Osiris. Vas a sobrevivir.