Princesa Rota.

Odette.

Hace horas subimos al jet privado de Alek, vine un poco molesta porque catrina se quedó con sus abuelos luego de eso esperé a que Aleksander cerrara sus ojos y caminé hasta una habitación que hay aquí, es hermosa y este jet tiene todo es maravilloso, me acuesto en la enorme cama y me pongo a pensar en el comportamiento de Alek, él me confunde, se comporta muy atento y como si no me odiara, cumplió lo que quería y me trajo de vacaciones no sé a donde vamos, pero las voy a disfrutar, quedo profundamente dormida pensando en él.

Un aroma delicioso a perfume a maderado y varonil entra por mi olfato haciéndome sonreír, es él... Alek se metió en mis sueños, abro mis ojos lentamente cuando un brazo me rodea la cintura y siento una respiración en mi cuello.

—Sigues molesta conejita...—me pregunta al verme despierta.

—Sí... Estoy muy molesta, pero si dejas que te bese se me va a pasar— le digo dándome la vuelta para quedar frente a él.

—Ah sí... Solo con un beso se te pasará la rabia— dice y sonrío.

Jamás dije que sería un solo beso, le digo y me le acerco a su boca, lo miro a los ojos y luego a sus labios, entonces con la mirada le pido permiso para besarlo y este asiente levemente, entonces le beso la comisura de sus labios, un lado primero y luego el otro, voy a su nariz y también la beso, luego dejo un beso en su frente y bajo, lo miro fijamente y dejo otro beso con toda intención de besarle la boca, pero se lo doy en el espacio que queda entre la nariz y la boca, bajo rozando sus labios y beso el hueco de su garganta, sigo bajando por su hermoso y bien formado pecho y dejo otro beso allí.

Subo su camisa y veo una obra de arte, dejo otro beso en su abdomen y luego en su six pack perfecto, bajo un poco más y en el comienzo de su V dejo otro beso más, Alek es un hombre hermoso, con piel clara un poco bronceada y se nota que hace ejercicio esto me trae como loca, paso mis manos por el teclado humano y hago como para mirar dentro de su pantalón, bajo solo un poco y en su pelvis dejo un beso lo miro y está jadeante y expectante así que subo a su pecho de nuevo doy un beso casto en el medio y me acuesto suspirando, puedo oír su desbocado corazón.

—¿Eso era todo...?— pregunta, creo que decepcionado y yo suelto una risita silenciosa.

—Si ya te di los besos suficientes para calmarme— digo inocente y lo miro con picardía.

—Conejita... No seas traviesa, yo creo que sigues molesta y si esta vez soy yo quien te llena besos para contentarte—pregunta levantando mi mentón y besando mis labios, un beso corto y suave pero me encanta.

—No, ya estoy contenta— digo dándole una mirada para aspirar su olor, huele exquisito.

—Conejita, me dejaste un poco deseoso, así que... —dice, pero somos interrumpidos por la azafata quien nos avisa que vamos a llegar, Aleck me mira y suspira frustrado para luego llevarme de la mano hacia los asientos y colocarme el cinturón como si fuese pequeña, después me besa y pone mi cabeza en su hombro, le doy una sonrisa cálida y el avión hace su aterrizaje, una vez en tierra salimos y reconozco el lugar, después de bajar del avión e ir en coche llegamos a Florida en Daytona Beach y nos hospedamos en un lujoso hotel.

Al llegar lo saludan con tanto respeto y luego me presenta como su esposa, cada vez que puede lo hace y un sentimiento de alegría se forma en mi pecho, lo miro y le sonrío sonrojada, caminamos y todo es lujoso y lleno de buen gusto el lugar es enorme, nos acompañan a nuestra suite y wow mis ojos se expanden y no por ser la primera vez que vengo a un lugar así es difícil saber a donde no he viajado, lo que me emociona es que después de lo que viví esté de nuevo en un lugar así de hermoso.

La habitación es enorme y hermosa la decoración es blanca y los muebles en tonos marrón y caramelo algunas paredes son de un color beige y dan un ambiente elegante y tranquilo, la cama es enorme, sus sábanas blancas, tiene una gran puerta corrediza con una terraza que te da la vista perfecta a la playa, entro al baño y es mi grande tiene un jacuzzi hermoso y de buen tamaño, todo de color blanco con azulejos en tino negro al igual que el piso estoy encantada, la habitación cuenta con una mini sala de estar y pequeño comedor es perfecta.

—Te gusta mi conejita— lo miro y asiento con mi cabeza mientras él se acerca a mí y me besa.

—Quiero que disfrutes de estos días y puedes seguir pidiendo lo que desees— me dice cerca de mis labios y me siento muy contenta, mi corazón salta y creo que debo estar soñando, es increíble que ya no estoy encarcelada.

—Quiero disfrutarlo contigo si se puede, quiero olvidarme de todo — digo y sus ojos intensos me observan y su cara ya no es amenazante, ahora me da seguridad como alguien que te causa tanto daño puede transmitirte tanta paz.

—Yo te haré olvidar todo, esposa mía, porque eres solamente mía conejita — dice haciéndome fantasear un momento o necesito un psiquiatra o de plano nací con un problema.

Comemos y luego salimos a conocer, vamos a un hermoso arco turístico donde una de las atracciones son las motos, Aleck después de que presenciamos un espectáculo de motos toma una y me ofrece un casco, lo tomo sin pensar las motos y yo somos amigas por así decirlo recorremos varios lugares la brisa en mi cuerpo, la sensación de libertad y ese toque de adrenalina me encanta tanto que abrí mis brazos y eché mi cara hacia atrás cuando me acomode de nuevo y bajamos, estábamos en un hermoso mirador donde se puede apreciar todo, me le acerco y lo beso, es maravilloso todo esto y me gusta este Alek.

—Me encanta tu sonrisa, por favor jamás la borres conejita, no de nuevo— dice y asiento.

—Quiero... Yo me porté...— me acerco y lo callo con un beso.

—Ya Alek, ya mi ruso hermoso, no lo arruines sí, olvida eso, ya yo lo hice— le digo y nos comemos los labios, sentirlo así es tan maravilloso que me da paz y siento que no puedo estar sin él.

Luego de mucho rato allí regresamos a la suite de la mano y más sonrientes que nunca.