Una relación nacida de la obsesión y venganza nunca tiene un buen final.
Pero detrás del actuar implacable de Misha Petrov, hay secretos que Carter Williams tendrá que descubrir.
¿Y si en el fondo no son tan diferentes?
Después de años juntos, Carter apenas conoce al omega que ha sido su compañero y adversario.
¿Será capaz ese omega de revelar su lado más vulnerable?
¿Puede un alfa roto por dentro aprender a amar a quien se ha convertido en su único dueño?
Segunda parte de Tu dulce Aroma.
NovelToon tiene autorización de ILiss para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 13
La beta irrumpió en la habitación sin golpear, su presencia dejó a Carter con el corazón en la boca, encendiendo nervios que no quería mostrar.
—¿Podrías, por una vez, tocar la puerta antes de entrar? —gruñó aún acomodándose en el camastro.
Ella alzó una ceja indiferente y sin concederle una disculpa le ofreció una chaqueta.
—Toma tus cosas. Esta noche dormirás en otra habitación.
Carter la miró desconcertado.
—¿Otra habitación? ¿Por qué? ¿Quién decidió eso?
Detestaba que los demás tomaran decisiones por él, después de semanas de humillación y una recuperación que lo había puesto a prueba creía que por fin recuperaba algo de su antigua forma. El entrenamiento con Yuri le había devuelto músculo y equilibrio y si se esforzaba, pensó, podría escapar algún día de aquel lugar para rehacer una vida lejos del caos que lo rodeaba. Pero la beta lo sujetó del brazo con un apretón firme y sin explicaciones lo arrastró por pasillos que ya le resultaban extraños.
—Sígueme —dijo secamente—. Ponte la chaqueta.
Trató de zafarse y de fingir que no le importaba, pero la fuerza era mayor y la indiferencia de quienes los rodeaban lo humilló más que cualquier insulto. Cuando llegaron a un punto custodiado por guardias entendió que no lo llevaban a una barraca común lo condujeron ante una puerta que reconoció como la habitación de Misha.
—¿En la habitación de Misha? —escupió con incredulidad.
La beta se volvió y sus palabras sonaron casi como una oración.
—Él te está esperando. El señor Misha pidió que lo trajeran.
Los guardias lo tomaron por el brazo y lo empujaron hacia adentro. La puerta se cerró detrás de él con la firmeza de una sentencia.
La habitación no era la cueva decadente que había imaginado más bien estaba cálida, con cojines, velas en mesas pequeñas y una cama enorme que ocupaba el centro. El contraste entre la suavidad del espacio y la dureza de la situación lo golpeó con más fuerza que cualquier bofetada.
—Por fin llegas, gatito —vino la voz desde la penumbra. Era un murmullo que le rozó el oído.
Misha apareció en una puerta contigua, envuelto en una bata ligera. Sus ojos lo buscaron como quien examina una pieza valiosa y la reconoce al instante.
—¿Para qué me llamaste? —preguntó, intentando mantener la compostura buscando cualquier excusa racional para su temor.
Misha acarició la bata con deliberada lentitud, sin urgencia. En su voz había diversión y autoridad.
—Porque desde hoy dormirás conmigo en esta habitación, gatito.
La negativa brotó de Carter instintiva y cortante
—Me niego. Llévame a mi habitación ya no necesitamos pretender que somos un puto matrimonio funcional, ya no hay necesidad de pretender ante nadie por ahora solo trátame como si fuera un soldado sin importancia.
Intentó abrir la puerta, pero estaba cerrada desde fuera y un hilo de pánico se anidó en su pecho.
—Creo que todavía no lo has entendido, gatito, pero en este lugar mando yo —Dijo mientras se soltaba el nudo de la bata dejando al descubierto su cuerpo desnudo— Y si sigo que eres mio y yo soy tuyo no hay espacio para las dudas, esto va más allá de las pretenciones o las estúpidas excusas del pasado. Esto es algo real que llevamos tú y yo tatuados en el cuerpo, aunque lo niegues.
Dijo juguetonamente mientras acariciaba con suavidad el bulto que delataba la ereccion del alfa. Carter no pudo evitar soltar un gemido al sentir el tacto delicado del omega, odiaba sentirse de esta forma sofocado, pero admitía que podría perderse en el brillo de aquellos ojos violetas.
Fue Misha quién dio el primer paso al levantarse en puntillas para besar los labios del alfa, al principio mostró cierta reticencia y al final terminó abriendo los labios para darle cabida a la lengua del omega.
No podía negarlo y si es que había algo real en este mundo lleno de misterios y mentiras, es que ese maldito omega era sumamente sensual y erótico. Sintió como iba liberando sus feromonas lentamente como un perfume intoxicante el aroma dulce de fresas y licor que lo volvían loco lo aspiró con ansias profundizando el beso, haciendo que Misha soltara un gemido. Luego descendió hasta su cuello para aspirar el aroma como si de una droga se tratara.
Lo tomo en brazos sujetando su firme trasero mientras el omega cruzaba las piernas para sujetarse en él. Lo llevó en dirección hacia la cama y con apenas delicadeza lo dejó caer y al verlo ahí con las mejillas ruborizadas, el cuerpo pálido brillando apenas bajo la tenue luz de las velas y con ese aspecto tan frágil y sensual no pudo evitar pensar que era el omega más hermoso que sus ojos hayan visto nunca, pero claro era algo que jamás admitiría frente a Misha.
Fue entonces el omega quien en un gesto juguetón abrió suavemente sus piernas como si de las alas de una mariposa se trataran, ofreciendo una vista esplendorosa de lo que Carter contemplaria como perfección. La humedad del omega que se hacía presente como una invitación y que el alfa no pudo rechazar, Carter no pudo evitar atragantarse con su saliva.
Misha soltó una carcajada sonora que casi rompe la intimidad del ambiente, pero inmediatamente tomó el pantalón de Carter atrayendolo hacia él, fue entonces cuando el alfa comenzó a dejar un camino de besos por la nivea piel del omega mientras Misha dejaba escapar suaves gemidos. La mente del alfa estaba en blanco, reconocía ese cuerpo como suyo, lo había poseído tantas veces que conocía de memoria cada espacio entre las costillas, las suaves cavidades que se formaban al contorsionarse el cuerpo de placer y entre la culpa, el deseo y el enojo lo había memorizado.
Misha cerró los ojos con fuerza cuando sintió la primera embestida, podría decir que se sentía en la gloria al sentir por completo la longitud del alfa en su interior llenandolo, haciéndolo suyo de esa forma primitiva casi animal, tomándolo con cierta violencia que le parecía natural y reclamándolo suyo, reclamando cada espacio dentro de él. Haciéndose soberano de su cuerpo.
Cuándo sintió la liberación del alfa en su interior su cuerpo se abrió por completo para recibir la semilla del alfa, sintió el gemido ronco de Carter y por ese momento era lo único que lo mantenía sujeto a la tierra. Soltó una pequeña carcajada y lo recostó sobre la cama sin mucha delicadeza.
—Parece que realmente me extrañabas, kotik— Dijo apenas en un susurro— Pero yo todavía no he terminado.
Dijo mientras besaba los labios de Carter, deliberadamente liberó feromonas con una alta concentración haciendo que el cuerpo del alfa reaccionara de inmediato para luego dejarse caer sobre la dureza del alfa, emitiendo un sonoro gemido casi gutural. Sintió como cada centímetro de la longitud adentrarse en su interior llenando cada espacio, mientras comenzaba el suave movimiento que iba guiando con sus caderas.
Carter estaba extasiado ante aquella escena, Misha estaba completamente despeinado con las mejillas rojas por el esfuerzo y el sudor que perlaba su piel, el movimiento de sus caderas que lo mantenía con los labios entreabiertos mientras no dejaba de jadear... Maldijo para su interior, ese omega lo estaba volviendo loco y no había nada que hacer. Fue entonces que lo sintió, cerró sus ojos e intentó empujar a Misha, pero este se aferró con fuerza.
—Anudame— Dijo con un gemido. Carter no supo si era una orden o una súplica, pero le hizo caso y ambos sintieron como el bulto se iba formando en su interior. Misha jadeó de dolor y placer mientras el alfa lo sujetaba para que se quedara quieto, no quería que se lastimara. Lo besó profundamente haciendo que la mente del omega se nublara por completo, entregándose a aquellas sensaciones que ahora albergaba su pecho.
No supo cuánto tiempo estuvieron en aquella posición hasta que el nudo por fin cedió, Misha recostó su cabeza en el pecho de Carter y por primera vez sintió los brazos del alfa acurrucándolo.
Misha se mordió la lengua para no decir nada que pudiera romper ese momento, dejó caer sus barreras por un instante y solo disfruto de la sensación que le ofrecían aquellos brazos.
—Nunca te lo pregunté— Dijo de pronto el alfa —En realidad no veía la necesidad en ese momento. Pero ahora siento curiosidad, pero ¿Acaso no puedes quedar embarazado?
La pregunta quedó en el aire sin respuesta, Misha sintió como los músculos de su espalda se tensaron haciendo incómoda aquella posición. Se alejó instintivamente del alfa para luego sentarse en el borde de la cama dándole la espalda.
—No es de tu incumbencia— respondió secamente.
—Es que después de todos esos años de matrimonio y la insistencia de tu padre en que tuviéramos un hijo, llegué a pensar que tomabas en secreto algún anticonceptivo, pero jamás encontré nada.
Misha que desconocía aquella información apretó los puños tratando de contener su ira. Carter sabía que había cruzado una línea, pero había demasiadas cosas que no entendía y sentía que si no las preguntaba ahora no lo haría nunca.
—Yo... Pensé que tal vez el del problema era yo así que también me hice exámenes, pero salieron normales, luego llegué a la conclusión de que como eres un omega dominante tal vez funciona distinto contigo y caí en cuenta de que en todos estos años jamás pasaste uno de tus celos conmigo. Revisé las fechas y siempre coincidía con tus viajes de negocios al extranjero. En ese momento no le di mayor importancia, pero ahora creo entenderlo mejor. Tú nunca quisiste tener un hijo conmigo ¿cierto?
En la voz del alfa no había dolor, ni algún otro sentimiento solo la duda. Si Misha decía que era cierto hasta le habría dado la razón, quién en su sano juicio habría querido tener un hijo en aquella relación enferma y tóxica que habían arrastrado por años.
Pero hubo algo en los ojos del omega que lo hizo dudar, sintió como nuevamente Misha levantaba aquel muro de hielo entre los dos y se alejaba.
—Si ya sabes la respuesta por qué preguntas estupideces— Respondió finalmente el omega.
Se levantó para luego hacer sonar la campanilla y fue Haya quien entro silenciosamente a la habitación con la mirada clavada en el suelo.
—Dígame, señor—Dijo apenas audible.
—Llevátelo, ya me quité el estrés de hoy —Dijo secamente el omega.
La reacción del alfa no se hizo esperar, pero antes de que dijera algo fue la beta quién reaccionó primero.
—Señor, fue usted quién pidió que todas las cosas del alfa fueran trasladadas a esta habitación. Ahora los guardias están esperando sus indicaciones para acomodarlas.— Haya lucia realmente confundida por el cambio de parecer del omega.
—Pero ahora soy yo quien dice que lo manden de vuelta, acaso tengo que repetirlo— Gruñó.
Haya sacudió la cabeza en una negativa y se apuro en decirle a los guardias que se llevarán a Carter de vuelta a su antiguo aposento de esa manera los betas tomaron sin delicadeza alguna al alfa que seguía desnudo y lo sacaron de la habitación mientras gritaba improperios.
Una vez solo en la habitación Misha observó su vientre en silencio por un largo tiempo mientras lo acariciaba.
—La verdad, kotik, es que no podría heredarle a nadie mi infortunio. Mi vientre está maldito al igual que el vientre de mi madre.— Dijo apenas como un susurro.