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LA DUQUESA SIN CORAZON

LA DUQUESA SIN CORAZON

Status: Terminada
Genre:Matrimonio contratado / Amor tras matrimonio / Traiciones y engaños / Venganza de la protagonista / Completas
Popularitas:110.6k
Nilai: 5
nombre de autor: CINTHIA VANESSA BARROS

En esta historia, se encontrarán con Ángel, una niña que fue abandonada al nacer y creció en una abadía, donde un grupo de religiosas le ofreció amor y cuidado. Sin embargo, a medida que Ángel va creciendo, comienza a sentir un vacío en su interior: el anhelo de tener un padre, como los demás niños que la rodean. A pesar de su deseo, no se atreve a manifestar sus sentimientos por miedo a lastimar a quienes la han criado, y su vida tomará un giro inesperado una noche fatídica.

Una enigmática mujer aparece y le revela a Ángel un oscuro secreto: es una heredera y debe buscar venganza por la muerte de su madre. Así inicia su transformación en la Duquesa Sin Corazón, una niña destinada a cumplir con un legado de venganza que no es suyo. ¿Qué elecciones hará Ángel en su camino? ¿Podrá encontrar su verdadera identidad en medio de la oscuridad que la rodea?

NovelToon tiene autorización de CINTHIA VANESSA BARROS para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 13. PACTO ENTRE SOMBRAS

CAPÍTULO 13. PACTO ENTRE SOMBRAS

La noticia sobre la lectura del testamento de la duquesa Ángela se propagó rápidamente entre la aristocracia. Nadie mostró más sorpresa ni enojo que la marquesa Isabel de Arquemont.

Desde su refugio en el norte del reino, rodeada de lujo, poder y viejos rencores, pronto puso en marcha sus conexiones. La información que obtuvo la enfureció: la herencia del ducado no iría a Douglas, y mucho menos a ella, sino a una niña desaparecida que todos creían muerta.

—¿Una bastarda?  —exclamó Isabel con desdén, apretando el vaso de cristal en su mano—. ¿Y esa anciana aún tiene poder para decidir el futuro del ducado?

Pero no dejaría que todo se desvaneciera. No esta vez. Días más tarde, una carroza negra y elegante llegó a la mansión de Manchester. Las campanas de hierro forjado pronto anunciaron su llegada. Douglas ya la estaba esperando.

En el gran salón, cerca de una chimenea encendida, la saludó con una reverencia controlada.

—Isabel —dijo sonriendo—. Es un placer volver a verte.

—No pretendas ser cortés, Douglas. Ambos sabemos el motivo de mi visita.

—Entonces, vayamos al grano.

Ella se sentó con tranquilidad, abriendo su abanico como si fuera un arma invisible. Llevaba un vestido de terciopelo púrpura, con bordados oscuros y un colgante de perlas negras que caía sobre su pecho con arrogancia. Su peinado estaba cuidadosamente elaborado, y su mirada… tan venenosa como siempre.

—La lectura del testamento fue una burla —declaró sin rodeos—. Que esa mujer dejara todo a una niña perdida… es un truco de la anciana duquesa para mantenerte en su control. Pero tengo una solución.

Douglas levantó una ceja, intrigado.

—Te escucho.

—Tengo una hija. Hermosa, bien educada, obediente… lista para casarse. Si tú te casas con ella, nos uniríamos legalmente. Ágata no podrá oponerse: seguirás viviendo aquí, tendrás una parte de la herencia, y yo controlaré lo que es mío. El ducado quedará asegurado por mi sangre. Nadie podrá arrebatárnoslo.

Douglas apoyó los codos en el sofá, uniendo las manos.

—Interesante… pero tengo una condición.

—Habla.

—Mi hijo. El que está en el vientre de mi prometida. No planeo abandonarlo. Si me caso con tu hija, él tiene que ser adoptado por ella. Quiero que crezca como parte de la familia.

Isabel lo miró en silencio por unos segundos y luego esbozó una sonrisa amarga.

—Está bien. Tu hijo bastardo será reconocido. Pero que quede claro, únicamente un hijo de mi sangre heredará el ducado. No permitiré que un extraño sin linaje se quede con lo que me pertenece. Será criado aquí… pero no será coronado.

Douglas asintió lentamente. Ambos sabían que no confiaban el uno en el otro. Sin embargo, también comprendían que juntos eran más fuertes. Brindaron con vino rojo como la sangre, el sonido de las copas sellando un pacto silencioso.

—Por la nueva conexión —declaró Isabel—. Que el ducado regrese a su verdadera familia.

Douglas soltó una risa suave.

—En unos meses… seremos parientes.

El silencio se posó entre ellos como una sombra.

Hasta que Douglas volvió a hablar:

—¿Qué vamos a hacer con la antigua duquesa?

Isabel cruzó elegantemente las piernas, mostrando calma.

—No necesitas preocuparte por ella. Tengo un informante dentro de su hogar. Me ha comentado que su salud se está deteriorando rápidamente. Fiebres, tos constante… apenas se puede mover. No le queda mucho tiempo.

Douglas se mostró complacido.

—Excelente. Entonces prepárate para la boda. Cuando la anciana caiga, todo será nuestro.

—Así será —susurró Isabel—. Esta vez no fallaremos.

Y mientras las brasas de la chimenea crepitaban a su espalda, ambos sellaron la mayor traición del ducado. Una oscura alianza nacía bajo la apariencia de un noble matrimonio…

Y su único obstáculo…era una niña que todavía no sabían que existía.

Se dio a conocer la boda con mucha fanfarria, como si fuera el evento más anticipado del año. Isabel se aseguró de que todo el reino supiera que su hija, la joven lady Clara de Arquemont, se iba a casar con el viudo de la duquesa Ángela de Manchester.

No fue complicado obtener el permiso real. Isabel, astuta como siempre, movió sus contactos en la corte, presionó a quienes le debían agradecimientos, y halagó a la reina con promesas de estabilidad en el territorio. Su argumento era sencillo: “Este matrimonio es necesario para preservar la paz y el orden en el ducado. ” Otra mentira más… dicha con una sonrisa digna.

La celebración fue espléndida. El altar estaba adornado con cientos de rosas blancas, nuevos tapices decoraban las paredes, y el banquete posterior estuvo lleno de delicias, vinos importados y variados postres. Durante la fiesta se presentaron músicos, acróbatas y poetas. Isabel no escatimó en gastos. Cada centavo gastado era parte de su ambición.

Los nobles más poderosos del reino estuvieron presentes. Marqueses, condes y embajadores. Todos asistieron más por deber que por elección. Sin embargo, los reyes no estuvieron.

Y Ágata tampoco.

El trono permaneció desocupado, y el lugar reservado para la duquesa madre quedó vacío. El mensaje era evidente: la familia real no apoyaba esta unión.

Isabel trató de sonreír. Pero el desprecio de sus primas —en particular de la reina Adelaida— la hirió profundamente, como si le echaran sal en una herida antigua.

—Algún día me lo van a pagar —susurró, oculta tras su abanico de encaje—. Todas ellas.

La música siguió sonando. La gente bailó. Se levantaron copas en nombre del futuro. Pero el aire, a pesar del aroma de las flores y la variedad de los banquetes, estaba lleno de falsedad.

La novia, Constanza, era la imagen de la pureza y la sumisión. Con solo 19 años, de cabello dorado y ojos azul pálido, caminaba como si no supiera lo que sucedía a su alrededor.  Desde pequeña había sido educada para complacer, ceder y servir. Llevaba un vestido de boda de encaje blanco con perlas cosidas a mano y su cabello lo llevaba recogido en una trenza que caía como una cuerda sobre su espalda.

No sonreía. Solo obedecía.

Al llegar la noche, el nuevo matrimonio fue llevado a sus aposentos privados por sirvientes vestidos elegantemente. Se cerraron las puertas. La mansión volvió a estar en silencio.

Douglas, ligeramente borracho, la miró desde el umbral.

Ella, tímida y temblorosa, lo esperaba junto a la cama, sin saber cómo actuar ni qué decir. Completamente preparada. Completamente ingenua.

Él la miró de arriba abajo, con esa mirada fría que conocían bien aquellos que habían estado a su merced. Tenía 37 años. Ella apenas había dejado atrás la niñez.

Su cara carecía de ternura. No había suavidad ni palabras cariñosas.

Solo había posesión.

Esa noche, Constanza descubrió, con dolor, lo que implicaba ser la esposa de un hombre como Douglas de Manchester.

Mientras tanto, en otro lugar del ducado, Ágata cenaba sola en su gran casa. Una carta sin abrir estaba sobre su mesa. Había sido enviada por Isabel, una invitación formal a la boda.

No la abrió. No la necesitaba.

—Disfruta de tu cena, serpiente —dijo con amargura—. La corona que piensas haber tomado… aún tiene dueña.

Sus dedos, cada vez más escuálidos, sostenían con firmeza la copa de vino. Su salud estaba decayendo, sí. Pero su mente seguía tan clara como siempre.

Y su nieta se estaba preparando.

El verdadero juego aún no había comenzado.

1
anmy
estoy empezando y me gusta tu forma de narrar parece que uno estuviera en el sitio , no aburre
dylan Franco
excelente histotia
Luisa Elena Leon Portillo
Excelente
Ara
Escritora, me encantó la novela, sólo al final unas pequeñas faltas de ortografía, pero su novela me envolvió tanto que continué leyendo, y lo digo no con ánimo de ofender, sino con mucho respeto, pues siempre resulta agradable encontrarse con una buena novela y que goce de una buena ortografía(válgame la redundancia)
Ara
Ay emocioné, hasta algunas lágrimas se me cayeron
Ara
Qué capítulo tan emotivo
Ara
Por fin, y la reina más que reina, madre y como tal, preocupándose por la felicidad de su hijo; gracias a dios que no la colocaste como una persona altanera, sino muy por el contrario, una persona que sus principios no se basan ni en el dinero ni en las clases sociales
Ara
Ya Juana, que obstinada, con los puntos bien puestos, debería dejarse querer
Ara
Juana también debe dejar de temer, así como Angel
Ara
Que penita ya se va acabar, pero realmente la novela estuvo buenísima de comienzo a fin
Hecate ⚡🐍🔥🗡️
que paso con Douglas que lo ubiese torturado cada día de su vida hasta que muriera 10 largo años y con clara me ubiese gustado que tuviera una casa con sus hijas eran inocentes tendrían que tener una buena vida no en la abadía y Isabel ubiese gustado que muera de tristeza sola y que todo los lujos que tenían no llenarán su vacío por ambiciósa
Ara
Me encanta el rey
Ara
Wuiiiiii
Ara
Buenísimo
Maria Consuelo Alvarez Ochoa
me encanta,me tiene atrapada,felicitaciones eres una gran escritora
Ara
Mamá es mamá, sólo ella podía animarla a que se de una oportunidad
Ara
Caray, por qué siempre los tienen que interrumpir
Ara
Desgraciado
Ara
Jijiji 🤭 beso besito besote
Ara
Pues que feo, eso de que no tengas privacidad
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