OCTAVO libro de la serie ENTREGANDO MI CORAZON.
Tal vez muchos no recuerdan sus vidas en la temprana infancia, yo tampoco, pero lo que si recuerdo es que era feliz. No podía relacionar qué, quién o quiénes me daban ese sentimiento; pero si recuerdo que los perdí. Años después volví a ser feliz, pero no era algo duradero. Era un ida y vuelta que me dejaba vacía. En mi adolescencia, supe que buscar ser feliz era un sentimiento que ponía más presión y estrés en mi vida. A mis 18 años, renuncié por completo a esa tonta sensación... Para que, unos años después, poco a poco venga un tipo creído a querer destruir mi bien estructurado credo.
No recuerdo mucho mi temprana infancia, pero si recuerdo una sensación de malestar cuando estaba mi padre. Cuando no estaba él, todo era felicidad. Después, con su partida, fui feliz. Crecí rodeado de personas que me aman y que yo amo con todo mi ser. Crecí siendo sociable, seguro de mi mismo y el terror de los bullys. No me molestaba presionar los boton
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CAULDER (CAP. 14)
× Bueno, dependerá de lo mucho que quieras vivir una vida lo más cercana posible a la que alguna vez soñaste. Te darás cuenta que puedes encontrar en mi a una aliada, que te ayudará a encontrar lo que buscas, así sea ser una muy cotizada stripper, Yue.
Quiero reírme. Layla siempre encuentra una manera de hacernos sonreir; pero me equivoqué al ver las expresiones de sorpresa y tristeza en padre e hija. Con una voz hecha susurro, Luna le pregunta.
- Mi nombre era Yan Wei, que significa luz brillante, pero mi mamá solía llamarme Yue Wei, luna brillante. ¿Cómo lo supiste?
× La idea me la dio Caulder, y algo me hizo decirlo. Entonces, Yue, ¿tenemos un trato?
Después de una estrechada de manos y algunas torpes pero muy sentidas despedidas. Luna se queda mirando la puerta gigante por donde salió su gigante papá oso.
× Tu papá si que es un poco torpe, pero te ama demasiado. Estoy segura que no nos presentó: soy Layla Ogayar, cabeza de familia. Desde ya te digo que una vez entras en esta casa, eres parte de la familia. Tómate todas las libertades que quieras, excepto matar a mi cuñadito. Todos aquí podemos ver que tranquilamente podrías darle una paliza.
* ¡Hey!.
Le reclamo. Veo como toda la familia la ataca con las presentaciones y anécdotas, creo que está a punto de desmayarse; ya que la veo perfectamente mareada. Yo soy el más alto de la familia, pero ella no es tan baja como Layla, debe estar sobre el 1.70m. Poco a poco me voy acercando, por si necesita ayuda en caso de desmayo y me sorprendo por romper mi comportamiento usual. Yo no ayudo a quienes llaman la atención de ese modo, aunque sus ojos y su caracter alejan a todos.
Al final no cayó al suelo, ya que llegó Lily con una bebé y el desamayado fue Sebastian. Pobre tipo, pero estoy seguro que la familia sabrá como ayudarlos; o mejor dicho, Layla sabrá como ser metiche.
Después de unos días, la familia se enfrentará al bajo mundo, para sacar a la mamá de Sebastián del trono. Esta familia no sabe mantenerse quieta, pero son mios para amar.
Ya es de noche cuando me dirijo a mi cuarto; todos tenemos uno propio en la gran casa. Antes de llegar a la esquina que tiene un balcón escucho su voz.
- Bueno, Qiang. Creo que debiste dejarme donde estaba. Nadie sabe que soy tu hija y les tomaría tiempo encontrarme. Me esforcé en mis clases y mi trabajo. Además, mi bebé iba a llegar al mundo y estaba emocionada, pero lo perdí y te culpo.
Esto último hace que abra mis ojos y me acerque a ella a toda prisa. La veo de espaldas a mi y tomo su brazo para girarla y ver su rostro; pero no me dejó. De algún modo estoy en el suelo, con mi brazo sujetado en una posición un tanto dolorosa; pero no me importa.
* ¿Qué haces, Luna? Suéltame para llevarte con tía Leti, ella podrá darte una respuesta correcta sobre tu bebé. No quiero que te ilusiones, pero quién sabe y tal vez siga tu habichuela aferrándose a ti.