Christian Moltanba es el principal sospechoso de cometer tres asesinatos, por esta causa, es llevado a la pena de muerte. El muere sin conocer a su hijo, Mathias, el cuál también es hijo de Ana Lucia, una joven abogada que luchó hasta el último momento junto a Christian, pero la muerte del joven la deja a ella en peligro, y se ve obligada a casarse con el más longevo de la familia Montalbán. El señor William. quién después de la muerte de Christian, reaparece luciendo mucho más joven.
lo cierto es que el deceso de Christian no quedará impune, pues Moltanba regresará del mismo infierno para hacer pagar a todos sus enemigos y así poder demostrar que es inocente.
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El retrato de Christian.
El matrimonio permaneció en constante actividad. Ana Lucía firmó el acta, y posteriormente también lo hizo William. Por supuesto, el entorno era difícil, las víboras se ahogan en su propio veneno, lo cual desean escupir.
Este matrimonio retrasa los objetivos que tienen. Hasta donde saben que William está condenado por una enfermedad, es por esta razón por la que ninguno se atrevió a atentar contra él.
—¡La estás viendo! Esa mujer se siente agrandada. Añadió Marta con malestar. Ella se encuentra en un rincón del jardín junto a su hijo
—¡Madre, no te preocupes, si la enfermedad no lo mata, la vida se encargará de él! No creo que robe más oxígeno, está muy viejo, y esa señoría le terminará exprimiendo todo el rigor y las fuerzas que le quedan. Añadió, Samir con sarcasmo y la mirada penetrada en su abuelo.
Este último sonríe sin cesar, se siente muy feliz y dichoso, al parecer le sienta muy bien la compañía de Ana Lucía.
Esta casa se llenará de alegría. Mathias tendrá lo que siempre ha querido: cumpliré todos sus deseos. William revolcó el cabello del niño, y con su otra mano sostiene a Ana.
—¡Señor, aunque usted no lo crea, me siento muy incómoda! No soy bienvenida aquí, esto en lugar de una celebración, más bien parece un velorio. Ana podía sentir todas aquellas miradas, la vibra era como de maldad pura y cristalina.
—¡No te preocupes! Ya verás lo que voy a hacer. En ese momento, el abuelo carraspeó la garganta y atrajo la atención de todos. —¡Presten mucha atención! Debo decir que hoy es un día muy importante, tanto para mí, como para el resto de ustedes. Hoy Ana Lucia no solamente se ha convertido en mi esposa, sino también será la cabeza de esta familia, quien tome el control de todo, incluyendo el consorcio. Aquella declaración dejó a todos fríos como la nieve.
—¿Entonces es verdad? Ese anciano no mentía. Pensó Samir. Samir dejó caer gradualmente la mandíbula.
Por otro lado, Laura miraba con incredulidad a la chica. —¡Maldita arribista! Lo has conseguido, aquel día no lo lograste con Christian, ahora buscas a una persona para terminar de exprimir. La joven deseaba gritarle en la cara, decirle todo lo que pensaba; pero si se mete con Ana, William podría arremeter en su contra.
—¡No te será sencillo permanecer en esta familia! No sabes en dónde has caído, tu infierno apenas comienza. Laura detesta a Ana, y con el paso del tiempo, su rencor ha incrementado.
Ante el silencio de todos, William se volteó a ver a Ana. —Lo ves, has pasado a ser la persona más importante de esta familia. Ese era el afán de William por invitar a su familia, para poder restregarlo en la cara de cada uno de ellos. A decir verdad, él creía que la visita que Samir, le hizo a Ana, era, por eso, por el acercamiento entre ellos, pero su sexto sentido se ha despertado, hay algo más y quiere saber cuál es ese motivo.
—Pasamos al brindis. Para los dos niños hay bebidas, también nos pueden acompañar. El viejo quería que Mathias fuera partícipe en todo. El otro niño al que se refirió, fue a su otro bisnieto. Carlos es hijo de Samir y Laura, aún es un niño; sin embargo, el abuelo no cree que él pueda ser diferente a Samir, como quien dice. —Hijo de tigre, hereda sus rayas.
William se veía tan lleno de vida que esto hizo que Samir dudara. Con él pasó de las horas, su rostro se volvió pálido y por los poros comienza la sudoración, sus vellos se erizaban cada vez que William caminaba o esbozaba una carcajada.
Este tipo qué… acaso no piensa morir, porque en vez de verse cansado, parece que rejuvenece.
Acaso Samir está notando cierto cambio en William, durante los meses que el abuelo estuvo ausente nadie supo su destino.
Las manos de Samir temblaron por temor.
Al cabo de un rato, Ana Lucía tuvo que ir al baño, pero al pasar por uno de los pasillos, vio un gran retrato, el cual le llamó la atención.
—¡Eres tú! Chis, aquí te ves tan sonriente y despreocupado.
En el retrato Christian abrazaba a su labrador, era su compañero fiel.
En ese instante, la chica estiró la mano para tocar el retrato. ¡Eres muy guapo! Tus ojos tienen un brillo muy llamativo, tu sonrisa no tiene comparación y… Ana Lucía no lo ha notado, pero ella llegó a enamorarse de Christian, durante el tiempo que estuvieron juntos, ella se esforzaba por encontrar las pruebas de su inocencia, movió cielo y tierra, llegó al punto de extorsionar a personas para que hablaran, amenazó y golpeó a uno que otro, y todo por ayudar a Chris. Sus pensamientos lograron distraerla, y no se percató que alguien la estaba mirando.
Christian, era un chico muy bueno, pero muy confiado, las mujeres se derretían por él.
William logró darle un gran susto, por lo tanto, ella volteó de inmediato.
—¡Yo no! Titubeó sin saber qué contestar, sus palabras se han atravesado en el pecho.
William se acercó lentamente mientras decía.
—¡No temas, sé todo lo que hiciste por él, créeme que si él estuviera aquí te lo agradecería, y te recomendaría cómo lo estoy haciendo yo!
William también aprecio el retrato de Christian.
Nunca lo hice por obtener algún pago o beneficio, usted sabe cuáles fueron los motivos por el cual luché al lado de Chris. Él era el pa….
¿Mamá? Mathias la llamó de repente. Por suerte no terminó la oración.
—¡Dime mi corazón! Necesitas algo.
Sí, también quiero ir al baño, y prefiero ir contigo. Mathias sujetó la mano de su madre; sin embargo, él también logró ver el retrato del joven. Y como no, si a pesar de que en el retrato Christian sonreía, su imponencia era notable, cualquier que pase por ahí, siente lo mismo al verlo.
—¡WOW! Ese hombre se ve muy interesante, su elegancia y su porte. Mathias dio pequeños pasos, pero nunca apartó la mirada del imponente rostro. No sabía que era su padre; aun así, sintió admiración por él.