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SEDUCCIÓN EN DOS ACTOS

SEDUCCIÓN EN DOS ACTOS

Status: En proceso
Genre:Romance / Comedia / Amantes pendencieros / Intrigante / Grandes Curvas / Juego de roles
Popularitas:8.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Cam D. Wilder

En el elegante y misterioso mundo de los multimillonarios, una mujer se esconde detrás de una fachada de pura seducción. Nina es la dama perfecta, la musa enigmática que los hombres desean y las mujeres envidian. Nadie sabe que Nina es la heredera de una de las fortunas más grandes del mundo.

Su misión es infiltrarse en el círculo íntimo de su futuro legado, descubrir quiénes son sus aliados y quiénes son sus enemigos. Y lo hará usando su belleza, su astucia y su encanto.

Entre cenas de lujo, conversaciones envenenadas y caricias furtivas, Nina comenzará a desentrañar una red de secretos que cambiará su vida para siempre. Con un pie en la alta sociedad y otro en las sombras, tendrá que decidir hasta dónde está dispuesta a llegar.

"Seducción en dos actos" es una historia sobre el poder, el deseo y la lucha interna de una mujer que juega a un juego peligroso. Una mezcla perfecta de comedia, erotismo y misterio que te hará cuestionar hasta dónde llegarías por una fortuna… y por amor.

NovelToon tiene autorización de Cam D. Wilder para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Dos Figuras que Brillan

El Club Artemis no solo respiraba opulencia; la exhalaba, la sudaba, la dejaba impregnada en cada superficie pulida y cada rincón de terciopelo. Las paredes, revestidas de ónix con incrustaciones doradas, parecían susurrar secretos que solo las arañas de cristal podían entender mientras derramaban su luz en cascadas de reflejos suaves. Las copas de champán, tan frías y perfectas como las sonrisas de sus dueños, tintineaban en manos cubiertas de anillos que costaban más que un automóvil de lujo. Todo el lugar era un delicado juego de luz y sombra, diseñado para que cada mirada, cada gesto, tuviera el dramatismo de una obra teatral cuidadosamente coreografiada.

Nina, envuelta en la piel de Sofía, avanzaba por el salón como una brisa que dejaba un rastro de curiosidad tras de sí. Su vestido negro, ceñido como una segunda piel, era una obra maestra de la seducción. La seda se deslizaba sobre sus curvas como un amante complaciente, atrapando la atención de los presentes con cada paso de sus tacones Louboutin. No caminaba; flotaba, cada movimiento estudiado, cada sonrisa calculada para ser un arma más en su arsenal.

Sus ojos, delineados con precisión casi quirúrgica, escaneaban el salón con la calma de una estratega en medio de un campo de batalla, evaluando quién sería útil y quién era simplemente decorativo. Entre los muchos pavos reales que desplegaban sus plumas en aquel salón de secretos, dos figuras brillaban con particular intensidad.

Victor Lang, sentado junto a la barra como si el lugar le perteneciera, tenía esa clase de presencia que hacía que el aire alrededor de él pareciera un poco más denso. Su traje gris oscuro, impecablemente ajustado, abrazaba sus hombros con la devoción de un amante fiel. La camisa blanca desabotonada justo lo suficiente para sugerir peligro, pero no vulgaridad, dejaba entrever un hombre que sabía exactamente cómo manipular su propia imagen. Cuando sus ojos, de un azul tan profundo como el fondo de una copa de ginebra, se encontraron con los de Sofía, sonrió. Fue una sonrisa lenta, calculada, cargada de una promesa que podía ser tanto placer como ruina.

Sofía permitió que su mirada descansara sobre él por un instante más de lo necesario, suficiente para enviar el mensaje adecuado. Luego, como una gata que decide que no vale la pena perseguir al ratón por ahora, desvió su atención hacia la otra figura en su radar: Isabella Devereaux.

Isabella, como siempre, estaba perfectamente compuesta. Su vestido verde esmeralda era un triunfo de la alta costura, con un escote lo suficientemente audaz como para desafiar, pero no para invitar. Su cabello, recogido en un moño suelto que sugería descuido, pero que claramente había tomado horas perfeccionar, enmarcaba un rostro que podía ser cálido o frío según lo exigiera la situación. Isabella no caminaba por el salón; lo poseía. Cada giro de su cabeza, cada inclinación de su copa, parecía un pequeño acto de reinado sobre su entorno.

Sofía la observó por un momento, permitiéndose un análisis más detenido. Había algo en la forma en que Isabella movía los labios al hablar, en cómo permitía que su risa escapara en pequeñas explosiones perfectamente medidas, que la hacía sospechosa. Esa noche, Isabella no era solo una compañera de trabajo; era una pieza que podía inclinarse hacia cualquier lado del tablero.

Con un suspiro apenas audible, Sofía permitió que su atención regresara al salón en general. Todo en el Club Artemis estaba diseñado para jugar con los sentidos, y esa noche, Nina estaba dispuesta a aprovechar cada herramienta a su disposición. Sus movimientos eran calculados, sí, pero no fríos. Había un calor subyacente en la forma en que su cuerpo respondía al entorno, una sensualidad que no podía fingirse del todo. Ella era el centro de una intriga que apenas comenzaba, y en ese juego, cada mirada y cada palabra importaban.

Mientras se dirigía hacia la barra, cruzó miradas con Victor una vez más. Esta vez, su sonrisa fue más directa, un pequeño desafío disfrazado de coqueteo. En el arte de la seducción, pensó Nina, la clave no era solo quién llevaba la ventaja, sino cuánto disfrutabas el proceso de conseguirla.

Y esa noche, el Club Artemis era el escenario perfecto para demostrarlo.

Victor Lang estaba sentado en la barra como si el mueble hubiera sido diseñado exclusivamente para él. Su postura, aparentemente casual, tenía una precisión que delataba su intención: una pierna ligeramente extendida, el brazo derecho apoyado sobre el respaldo del taburete, y la mano izquierda sosteniendo un vaso de cristal tallado que atrapaba la luz como si fuera un diamante líquido. Su traje gris oscuro estaba tan perfectamente ajustado que parecía más una extensión de su cuerpo que una prenda. La camisa blanca desabrochada justo en el límite de lo decoroso dejaba entrever una piel bronceada y músculos definidos, como si se hubiera detenido frente al espejo a calcular exactamente cuánta piel debía mostrar para parecer interesante, pero no desesperado.

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Martina Peñuelas
me parece bien
Cam D. Wilder
Espero que esta historia les haya gustado hasta este capítulo. Apoyen con algún comentario, gracias
Eret Lopez
Excelente
Cam D. Wilder: Muchas gracias 😊 espero que sigas disfrutando de esta corta historia de seducción y doble rol. ¡Suerte! 😀
total 1 replies
ミ★ 𝘔𝘰𝘳𝘰𝘤𝘩𝘢-𝘤𝘩𝘢𝘯★彡
aún no lo voy a leer, voy a esperar un poco más ya que tengo más pendientes, pero la guarde en mi biblioteca🤣🤣🤣♥️♥️♥️♥️
Cam D. Wilder: Muy bien, 👍 espero que al leer la historia te agrade mucho, 🙂👍
total 1 replies
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