Junsu, un sigma que oculta su verdadera naturaleza, con el peso de los prejuicios en su vida, sobreviendo en un mundo que lo rechaza. Junsu se ve envuelto en un falso acuerdo amoroso con Hyunmin, su jefe, un alfa. Lo que comienza como una farsa para salvar las apariencias y un futuro impuesto, pronto se transforma en una conexión genuina que ninguno de los dos esperaba.
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Empeorando
El tiempo que pasó tras mi renuncia fue más difícil de lo que imaginaba. No podía concentrarme en nada más que en el hecho de que, ahora que estaba fuera del radar de Hyunmin, debía encontrar una nueva forma de ganarme la vida. Intenté buscar trabajo en línea, ya que los aromas de los demás se habían vuelto insoportables, y no podía lidiar con ellos en persona, sin embargo, las oportunidades parecían escasas. O no tenía las aptitudes necesarias, o en algunos casos, alguien me reconocía como el supuesto ex de Hyunmin, lo que complicaba aún más las cosas.
Me preguntaba mientras enviaba mis currículums cómo pude dejar todo esto pasar. No recibía respuesta. Aún más frustrante era el hecho de que, después de todo, Hyunmin me había envasado una cantidad de dinero que jamás habría imaginado tener, y dejando mi orgullo de lado, lo utilicé en los gastos de mi madre. Esa parte era un alivio, pero la incertidumbre del futuro se cernía sobre mí constantemente.
Ji Eun me mantenía al tanto de los rumores sobre nuestra ruptura, aunque al menos, para mí suerte, Hyunmin no había dicho nada públicamente. Todo quedó en una especie de misterio, lo cual me permitió esconderme y evitar ser el centro de atención.
Una tarde, después de revisar más ofertas de trabajo sin éxito, me recosté en la cama y me quedé pensando en lo afortunado que había sido de obtener ese puesto de asistente de Hyunmin en primer lugar. Ahora, cada oportunidad laboral que encontraba parecía inalcanzable o no lo suficientemente buena. Me dolía pensar en los estudios que nunca terminé y lo lejos que podría estar de volver a tener algo estable.
Los días se volvían más insoportables con cada salida. Cada que ponía un pie en la calle, los aromas se sentían más intensos, más abrumadores, como si me envolvieran por completo. Las miradas también eran imposibles de ignorar. No sabía si me reconocían como el supuesto ex de Hyunmin o si era porque mi cuerpo comenzaba a desprender feromonas, algo que se suponía no debía estar ocurriendo.
Había pensado que alejarme de Hyunmin calmaría todo esto, que los síntomas desaparecerían con el tiempo, pero me equivoqué. De hecho, empeoraban cada día. Ya no podía seguir fingiendo ser un beta. Las personas a mi alrededor parecían notarlo, aunque nadie lo dijera en voz alta.
Un día, después de una salida en la que me sentí completamente abrumado por las miradas y los aromas, me di cuenta de que ya no podía seguir así. La ansiedad me consumía, y mi cuerpo estaba fuera de control. Me costaba respirar, pensar, incluso moverme entre la multitud sin sentirme observado. Las feromonas de los demás me afectaban demasiado.
Me debatí durante varios días, luchando contra la idea de ir al médico, pero, finalmente, cedí. Sabía que algo andaba mal, y no podía ignorarlo más. Así que fui a la consulta.
-¿Cómo te has sentido estos días?- Me preguntó el médico, un hombre de mirada comprensiva que me había tratado antes y había tratado a otros sigmas, aunque siempre con la misma tristeza y resignación.-
-Mal. Todo es peor.- Respondí con voz baja, como si admitirlo fuera un fracaso. -Los medicamentos no están funcionando, y ya no puedo seguir fingiendo. Siento las feromonas de los demás… y creo que yo también estoy desprendiendo.-
El médico suspiró, asintiendo lentamente mientras revisaba mi historial en su tableta.
-Ya me imaginaba algo así, Junsu. Lo que estás experimentando no es raro si como me has dicho, has estado expuesto de manera prolongada a un alfa dominante como Hyunmin.-
-¿Qué quieres decir?- Pregunté, tratando de no sonar alarmado, aunque mi corazón comenzaba a acelerarse.
-Tus hormonas están descontroladas.- Explicó con calma. -Los inhibidores que has estado tomando ya no son suficientes. Has alcanzado la dosis máxima, y tu cuerpo simplemente se está acostumbrando a ellos. Podemos probar con otros medicamentos, pero no podemos garantizar que seam efectivos para eliminar tu sensibilidad ni el aroma que desprendes ahora.-
La noticia cayó sobre mí como un balde de agua fría. Me quedé en silencio, incapaz de formular una respuesta.
-¿Entonces no hay nada más que hacer?- Mi voz temblaba mientras hablaba.
-Podemos seguir probando con diferentes combinaciones, pero lo más probable es que no logremos controlarlo del todo.- Dijo con seriedad. -Es el resultado de una alta exposición a un alfa como Hyunmin. El contacto constante ha desestabilizado tu sistema, y, lamentablemente, ya hemos discutido antes la opción más efectiva…- Sabía lo que iba a decir antes de que lo hiciera, y aun así, escuchar las palabras fue devastador. -Ser marcado por un alfa.-
Negué con la cabeza de inmediato, sintiendo una mezcla de desesperación y enojo.
-Eso no es una opción. Ningún alfa se enlazaría con un sigma. Nadie lo haría.- Dije con dureza. El estigma alrededor de los sigmas seguía siendo una barrera impenetrable.
El médico asintió, como si comprendiera mi frustración, aunque no podía hacer nada al respecto.
-Lo sé, Junsu. Es una solución que, por desgracia, muchos sigmas no pueden acceder, pero no hay otras opciones médicas para controlar por completo lo que está sucediendo. Sabes lo poco que se invierte en la investigación sobre los sigmas.-
El silencio en la habitación se volvió pesado, mientras procesaba lo que acababa de escuchar. Mis pensamientos iban y venían, y sentí que todo lo que había construido, esa fachada de normalidad, estaba desmoronándose.
-Te daré nuevos medicamentos.- Continuó mi médico, cambiando su tono a uno más pragmático. -No atacaran el problema de fondo, pero pueden ayudarte con el malestar. Reducirán los síntomas lo suficiente para que puedas sobrellevar tu día a día.-
Asentí sin decir nada, sintiéndome derrotado. Cuando finalmente salí del consultorio con la receta en la mano, no podía evitar sentir que estaba en una batalla perdida. Los medicamentos solo serían un parche, una solución temporal para algo que no se podía arreglar.
Después de salir de la farmacia y tomarme los medicamentos, sentí un leve alivio, aunque no sabía si era real o simplemente psicológico. Me pregunté si gran parte de lo que estaba experimentando era debido a mi estado mental. Era posible que estuviera somatizando, que mi cuerpo reflejara el caos interno en el que me encontraba. Después de todo, no era un sigma común. No había nacido como tal, fui convertido, lo que hacía que mi situación fuera mucho más extraña y difícil de controlar médicamente.
Mientras caminaba por las calles, las luces de la ciudad comenzaban a encenderse. Se hacía tarde, y el cansancio me empezaba a pesar en los hombros. Sabía que ya no podría seguir fingiendo ser un beta. Esa fachada estaba rota, pero tampoco podía decir que era un sigma. Me conformé con la idea de tener que presentarme como un omega, aunque la idea me resultaba incómoda. Era lo más cercano a mi realidad que podía asumir sin levantar demasiadas sospechas.
La combinación de los medicamentos que había tomado comenzaba a hacer efecto. Sentía la cabeza ligera, los pensamientos más lentos, casi como si estuviera caminando en una nube. En parte, me aliviaba, pero también me recordaba cuántas pastillas estaba tomando diariamente. Me pregunté si debería volver a terapia, si sería mejor regresar al psiquiatra y probar con otros medicamentos para mi ansiedad y depresión, pero la verdad era que estaba agotado de todo eso. No quería seguir tomando más pastillas. Quería una solución que no involucrara tragarme otra píldora más.