Solo Soy Un Detective

Han pasado 2 meses desde que Alex entró a trabajar en la agencia. Todo ha estado bien: la paga es buena, el ambiente no es denso y los días libres puedes programarlos para salir con compañeros del trabajo para tomar unas copas, o ir a divertirse a establecimientos de índole erótico. No habría ninguna queja... no la habría, si tan solo no se la pasara barriendo banquetas o ayudando abuelas a cruzar la calle.

Dos meses tardó en que la paciencia de Alex culminara. Después de ese tiempo, cada día se la pasaba quejando de lo que estaba haciendo. Este día no es la excepción, mientras barre la entrada principal de la agencia y con los nervios de punta, se queja de lo harto que está del trabajo.

—¿Pero qué rayos estoy haciendo aquí? —susurra—. ¡¿Dónde demonios están los casos de robos, secuestros o asesinatos!? ¡¿Dónde están!? —furioso, tira la escoba al suelo.

—Oh vamos, Alex, esto no es tan malo, sinceramente es mejor que estar cuidando el tráfico, deberías tranquilizarte —sugiere el oficial que se encuentra con Alex barriendo fuera la agencia.

—Puede que a tí te parezca tranquilo, pero yo odio estar barriendo y limpiando, no soy una maldita criada ¿sabes? —contesta Alex mientras camina en círculos.

—No decías eso hace dos meses... —responde el oficial serenamente.

—Hace dos meses no, pero ahora sí. Cuidar viejas ya me tiene fastidiado, patrullar estúpidamente también, y ni digamos de barrer calles.

—Lo sé, pero ve el lado bueno: que no haya ningún disturbio significa que el distrito es muy seguro ¿No crees?

—Prefiero mil veces que haya desorden a que haya una paz súper aburrida... —contesta con rostro de desagrado.

—A mí me gusta esta tranquilidad, me hace sentir que nadie está sufriendo ahora mismo, entré aquí con ese propósito: mantener la paz —dice el oficial inflando su pecho de orgullo.

—Pues yo no, entré aquí porque pensaba arrestar drogadictos y patear traseros de ladrones, ¿sabías que trabajé en un caso incluso antes de entrar a trabajar? ¡Hasta me felicitaron por ello! y dijeron que sería un honor si volviera a colaborar. Pero viendo lo que he estado haciendo, veo que solo fueron palabras...

Alex se sienta en la banqueta de la agencia.

—Aaaahhhh... ahora mismo Chrono ha de estar disfrutando el tiempo atrapando a algún idiota que se quiso pasar de listo, y yo aquí barriendo hojitas secas de mierda —agrega Alex llevando su mano izquierda a su cara y suspirando en señal de cansancio y aburrimiento.

—Es muy temprano como para que el agente Forla esté haciendo eso, además, él es un agente especial, nosotros somos solo oficiales.

El oficial mete las hojas que había recogido en una bolsa negra, y cuando se da vuelta, se encuentra a Alex mirándolo con cara de póker mientras se acerca más a él.

—Eehh... ¿Qué pasa, Alex?

—Repite lo que dijiste.

—¿Qué? ¿Qué quieres que repita...?

—Lo que dijiste hace un momento, de que Chrono es un agente especial y yo solo un oficial.

—Acabas de repetirlo tú... Pero sí, él es un agente especial, y tú y yo somos oficiales que apoyan a los agentes especiales en sus casos —contesta el oficial alejándose un poco de Alex.

—¿Un oficial y un agente especial no son lo mismo? —pregunta el ex-criminal ingenuamente.

—Los agentes especiales como el señor Forla o la señorita Jannet son los que reciben directamente los casos y los que se encargan de buscar pruebas, buscar información y obviamente, atrapar a esos criminales; mientras que los oficiales nos encargamos de los casos menores como patrullar o peticiones ciudadanas, los cuales no es necesario la intervención de un agente especial —explica el agente.

Alex escucha toda la explicación con la mirada sombreada, dándose cuenta del tremendo error que cometió.

—¿Me estás diciendo... que estuve dos meses pensando que era un agente especial como Chrono? —pregunta Alex con una voz gruesa y seria y con la mirada sombreada.

—¿Querías ser agente especial? Vaya, eso no lo sabía, bueno, tampoco es como que lo hayas mencionado desde que empezaste a trabajar...

Hubo un silencio rotundo por unos momentos, para que después Alex entrara a la agencia a toda prisa sin siquiera despedirse.

Solo pasaron segundos, pero Alex ya se encuentra frente a la puerta que da al departamento de agentes especiales, dispuesto a tirarla abajo si está cerrada, pero para su suerte está lista para abrirse. Sin pensarlo dos veces, abre la puerta con tal fuerza que hizo un estruendo en la pared, dentro se están Chrono y Gensei, que estaban revisando unos papeles. Al escuchar el golpe, voltean a la entrada sin mucha preocupación, como si fuera algo normal que azoten la puerta.

—Chrono, bastardo, ¿Por qué rayos no me dijiste que estaba en el puesto de oficial de porquería? Llevo dos meses pensando que era un agente especial, merezco una explicación —dice Alex con una sonrisa irritada y forzada.

—Usted vino pidiendo trabajo en la agencia, nunca especificó que quería trabajar en este departamento —contesta Chrono serenamente regresando la mirada a los papeles que revisaba antes, Gensei hace lo mismo.

—Sabes, si alguien que colaboró en un caso llega pidiendo trabajo allí mismo es de sentido común saber que le gustó lo que hizo ¿no?, ¿Cómo rayos lo mandas a un puesto que no tienen nada que ver? —pregunta Alex con la misma sonrisa forzada.

—Tanto en el puesto de oficial como en el de agente se puede preservar el orden de la sociedad, además, no es tan sencillo volverse un agente especial, debes pasar por algunas pruebas para comprobar que eres apto, y también cumplir con cierto tiempo de servicio para que te adaptes al ambiente del trabajo —explica Chrono mientras le entrega los papeles a Gensei, el cual los lleva a un escritorio que está a pocos metros.

—Perfecto, pues hago las pruebas, no creo que sean tan complicadas, al fin y al cabo, tengo mucho tiempo libre.

—No tienes tiempo libre, se supone que estás en servicio ahora... pero aún así puedes hacerlas si así lo deseas, ve a la recepción y pide más información allí, cuando tengas todo ven aquí de nuevo para tu chequeo personal —explica Chrono mientras mira una pizarra portátil que tiene muchos datos.

Alex sale de la oficina nuevamente sin siquiera despedirse, dejando la puerta abierta. Chrono se dirige a ella para cerrarla.

—¿Crees que lo contraten para este puesto? Admito que es hábil, pero aun así no es del todo apto en mi opinión, sus razones no son sólidas —cuestiona Gensei.

—Todo dependerá de qué opine y crea conveniente el comandante. Si él lo cree apto entonces no podremos decir nada —contesta Chrono cerrando la puerta y yéndose a sentar en su escritorio.

Apenas sale de la oficina, Alex va directamente a la recepción de la agencia a pedir más información. Las pruebas eran exactamente las mismas que las que hizo para conseguir su identificación, con la diferencia que ahora hay dos pruebas nuevas: manejo del incapacitador y simulación de escena. Sin más rodeos toma las pruebas completando las escritas y físicas en tiempo record, y las psicológicas sin ningún problema; dejando al último las dos nuevas pruebas.

Alex se dirige primero a la prueba de manejo del incapacitador. Cuando abre la puerta, se encuentra con la instructora preparada para empezar la capacitación. Para sorpresa del hombre, es la misma mujer del curso de hace dos meses.

—Vaya, señor Alex, no esperaba volverlo a verlo por aquí.

—Ni yo, pensé que te habían echado a la calle después de ese día.

—Si... Gracias a su ayuda en esa ocasión, decidimos reportar los actos de abuso del teniente y después de eso fue revocado de su puesto.

—Bueno, al menos si tuvieron las agallas de delatar a ese imbécil. En fin, volvamos a por lo que estamos aquí.

—Tiene razón, extienda su mano por favor.

Alex le ofrece su mano a la agente y le entrega un arma que parece un taser de un color azul muy oscuro con detalles azules más claros que brillan constantemente, como si le recorriera energía por dentro.

«Jeee, así que esta es el arma que llevaba esa mujer aquel día» piensa mientras sostiene y mira con detenimiento el arma.

—¿Ya había visto una antes, señor Alex?

—Si, pero no tan de cerca, es un poco más liviana de lo que aparenta...

—Está hecho de materiales ligeros pero resistentes al daño y al calor.

—Ya, es un arma táctica a fin de cuentas, ¿Y cómo funciona? Recuerdo algo de municiones letales y no letales...

—Así es, pero también permítame entregarle esto...

La mujer le entrega un estuche de lentes de contacto al ex-criminal, este lo mira confundido.

—No sé quién te dijo que estoy ciego, pero está claro que te mintió...

—No es por eso, los necesitará para la prueba.

—Ya...

—Permítame explicarle lo general. Lo que tiene en sus manos es un incapacitador de prueba, a diferencia de los incapacitadores normales, este no tiene munición letal, en cambio solo da pequeñas descargas eléctricas. También viene equipado con la función de camuflaje, este estará activo hasta que usted sostenga el arma, en otras palabras, el arma será invisible para los civiles hasta que la tenga en sus manos —explica la oficial.

—¿También es invisible para los demás agentes?

—Así es, los incapacitadores solo son visibles para sus portadores, los demás agentes que estén cerca de usted no podrán ver su incapacitador tanto usted no podrá ver los de los demás.

—Ya veo, ¿Y cómo rayos se usa? Por lo que recuerdo alterna según el objetivo ¿no? —pregunta el hombre mientras juguetea con el incapacitador.

—Como usted dice, el arma tiene la capacidad de detectar al objetivo, y así alternar entre la munición letal o la no letal, pero para que pueda hacer eso, primero tiene que verificar su identidad. El arma sabe que está apuntado a un ser vivo, sin embargo, no disparará alguna de las municiones hasta identificar a quién está apuntado.

—¿Y cómo hace eso, tengo que dispararle con ella?

—Nada de eso, simplemente hay que mantener apuntada el arma por unos segundos, y por medio de una base de datos en la que todos los incapacitadores están conectados podrá identificar al objetivo. Dependiendo del historial de la persona, el arma usará la munición pertinente.

—Entiendo, dos municiones, camuflaje que desaparece cuando la sostienes, y un identificador que alterna entre balas. «Es algo extraño tener dos municiones, pero supongo que esto lo hace más eficiente, o también por qué no tienen otra opción»

—También tiene una última función, pero esta es mejor que la pruebe usted mismo, apunte al maniquí de allí, está vinculado al perfil de un criminal que ahora se encuentra tras las rejas, puede usarla ahora y cambiará a la munición eléctrica.

Alex apunta al maniquí y unos segundos después en sus ojos se ven proyectados los datos del delincuente vinculado al maniquí, lo que lo sorprende.

—Supongo que ya estará viendo los datos frente a usted, esto es posible gracias a la conexión que el incapacitador hace con los lentes de contacto mediante el uso de ondas magnéticas que solo los lentes de contacto pueden recibir y proyectar.

—¿No sería más eficaz transmitir directamente la información al cerebro?

—Años antes así era, pero los usuarios se empezaron a quejar de la sensación que da el que de repente una gran cantidad de información apareciera en sus cabezas, por lo que terminaron cambiando el método...

—Bueno, tiene sentido, ¿Entonces ahora ya puedo disparar las balas eléctricas?

—Claro, apunte donde quiera y dispare.

Alex apunta a la cabeza del maniquí y dispara, del incapacitador sale una bala negra que tiene una franja azul celeste. Menos de un segundo después de entrar en contacto con el objetivo, la descarga eléctrica se hace presente y electrocuta al maniquí.

—Puedo notar enseguida que es más potente que un taser normal, un disparo con esta cosa enserio a de doler...

—Ciertamente, lo es, hagamos ahora una pequeña prueba.

—¿Probarás mi puntería, verdad? Es lo más evidente.

—Eso me agiliza las cosas, entonces, mire a esa dirección, y dispare a tantos objetivos pueda.

Alex se prepara y la prueba empieza. Apenas un maniquí hace presencia, el hombre le dispara con una puntería milimétrica, acertando en todos los objetivos, sacando calificación perfecta. La instructora da algunos aplausos de felicitación mientras sonríe.

—Listo, ahora que sabe cómo funciona el arma principal de un agente, se da por terminado la prueba, no sin antes darle otro dato: aunque el incapacitador es el arma recomendable para acabar con los criminales, también tiene permitido llevar un arma de fuego normal por si por alguna razón el incapacitador no funciona, ahora sí, puede retirarse.

Alex sale de la sala y se dirige a la simulación de la escena, cuando llega, se encuentra con un hombre en frente de un pizarrón. Sin pensarlo mucho, el ex-criminal se sienta para que la prueba de inicio.

—¿Usted es el Señor Mefhisto?

—Llámame Alex.

—Muy bien, señor Alex, le contaré un caso, en este tiene que descubrir quién es el culpable, y explicar las razones por las que llegó a esa conclusión.

—Ya veo, esto es para evaluar mi capacidad de atención al detalle, perfecto, empieza entonces.

—Muy bien, escuché atentamente el relato, y al final le haré algunas preguntas para evaluar su desempeño.

El hombre saca un pequeño libro de donde empieza a leer la historia.