Olvidada por su familia, utilizada por el imperio y traicionada por aquellos en quienes más confiaba… así terminó la vida de Liliane, la hija ignorada del duque.
Amada en silencio por un príncipe que nunca llegó a tiempo, y asesinada por el hombre a quien había ayudado a coronar emperador junto a su amante rival, Seraphine.
Pero el destino le ofrece una segunda oportunidad.
Liliane renace en el mismo mundo que la vio caer, conservando los recuerdos de su trágica primera vida. Esta vez, no será una pieza en el tablero… será quien mueva las fichas.
Mientras el segundo príncipe intenta acercarse de nuevo y Seraphine teje sus planes desde las sombras, un inesperado aliado aparece: el primer príncipe, quien oculta un amor y un pasado que podrían cambiarlo todo.
Entre secretos, conspiraciones y promesas rotas, Liliane luchará no solo por su vida, sino por decidir si el amor merece otra oportunidad… o si la venganza es el verdadero camino hacia su libertad.
NovelToon tiene autorización de Sharick Cagua para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 13: La corona oculta bajo la rosa Maraton#1
El banquete imperial celebraba, oficialmente, la paz alcanzada con el reino vecino. Oficiosamente, era un despliegue de poder para recordar a todos quién gobernaba el Imperio Vellmont. El gran salón relucía con columnas bañadas en oro, cortinas de terciopelo rojo y un sinfín de candelabros que hacían brillar cada rincón. La nobleza entera se había congregado. No faltaba ni un rostro importante.
Sentada en su trono elevado, la emperatriz madre Elenora lucía imponente, vestida con tonos marfil y esmeralda, su corona descansando con arrogancia sobre su cabello perfectamente recogido. A su lado, varios miembros del consejo imperial sonreían con cortesía forzada. Pero en realidad, todos sabían que esa noche era más que un brindis. El poder se sentía frágil.
Aiden, el segundo príncipe, se mantenía cerca del estrado con el ceño fruncido, ajeno a la diplomacia de las sonrisas. Su copa estaba intacta. Desde la noche en que vio a Liliane en brazos de su hermano mayor, la amargura se le había convertido en sangre.
La música cesó cuando el heraldo alzó su voz:
—¡Su Majestad la emperatriz madre da inicio al brindis imperial!
Pero antes de que Elenora pudiera levantarse, una figura emergió desde la entrada principal.
Liliane.
Vestía de negro, con bordados plateados que dibujaban rosas y espinas. Su cabello estaba recogido, y en su cuello brillaba un colgante con el emblema original de la casa Vellmont: un lobo alado.
Cada paso que daba era un susurro en la tormenta. El salón se sumió en un silencio expectante. Nadie se atrevió a detenerla.
Liliane (con voz clara):
—Antes de que alcemos copas y celebremos acuerdos… hay una verdad que este imperio debe conocer.
Elenora frunció el ceño.
Elenora:
—Lady Liliane, esto es una ceremonia oficial. No toleraremos interrupciones teatrales.
Liliane (mirándola directamente):
—Entonces prepárese, Su Majestad. Porque esta será la obra final.
Sacó de su bolso un documento con el sello imperial, y lo sostuvo en alto.
—Mi nombre no es simplemente Liliane d’Argell. Fui criada como una hija ignorada, una noble de segundo plano, una sombra. Pero este pergamino… —lo abrió lentamente— …prueba que mi nombre verdadero es Lirae de Vellmont, hija legítima de la emperatriz Elenora y del príncipe consorte fallecido. Su hija. La que mandó a esconder. La que intentó borrar.
Un murmullo de escándalo explotó entre los nobles. Las miradas se volcaron hacia Elenora.
La emperatriz madre se puso de pie, temblando de furia.
Elenora:
—¡Mentiras! Esa información fue clasificada por razones de Estado. ¡Tú fuiste apartada por tu seguridad!
Liliane (firme):
—No fue seguridad. Fue conveniencia. Fue miedo. Usted me quitó mi nombre, mi sangre… y luego me condenó a morir en la oscuridad.
Se giró hacia la multitud y levantó el documento.
—Este sello es auténtico. Esta firma es la suya. Y no estoy sola en esto. El heredero legítimo, el príncipe Adrian, fue testigo de la verdad.
Los nobles murmuraban cada vez más alto. Algunos se retiraban. Otros exigían explicaciones. Varios ya reconocían el emblema de la antigua línea imperial en el colgante de Liliane.
Elenora palideció, aferrándose al trono como si pudiera detener la caída.
En ese momento, Aiden dio un paso hacia adelante. Su mirada ardía de rabia y traición.
Aiden:
—Todo esto… ¿todo esto era real para ti, Liliane? ¿O solo eras una pieza más en tu teatro de venganza?
Liliane lo miró con pesar, pero sin retroceder.
Liliane:
—Nunca jugué contigo, Aiden. Pero tú sabías la verdad. Tú sabías que ellos me ocultaban. Y aun así, guardaste silencio.
Aiden (dolido):
—¿Y eso justifica que te entregaras a Adrian? ¿A él, de todos? ¿No fuiste tú quien me buscó en la oscuridad? ¿Quien me susurró que nadie más la entendía?
Adrian, que había entrado discretamente por una de las puertas laterales, alzó la voz con serenidad.
Adrian:
—Porque tú querías una reina que obedeciera. Yo vi a una mujer que sobrevivió. Y elegí apoyarla, no poseerla.
Aiden (entre dientes):
—Tú solo quieres destruirme.
Liliane (interviniendo):
—No. Te estás destruyendo tú solo.
Los nobles ya murmuraban el nombre de “Lirae” con reverencia. Algunos, incluso, empezaban a inclinar la cabeza.
Elenora, impotente, rugió desde el trono:
—¡No permitiré que tomes lo que no te corresponde! ¡Jamás serás emperatriz!
Liliane:
—No necesito su permiso. Solo su reconocimiento. Y ahora… lo tengo del pueblo, de la sangre, y de la historia.
El salón retumbó con el eco de un imperio que acababa de ver temblar sus columnas más antiguas. La corona aún reposaba sobre la cabeza de Elenora… pero la verdadera herencia ya brillaba en los ojos de Liliane.
Y como una rosa que florece entre espinas, la hija olvidada se alzó para reclamar lo que era suyo por derecho.
Ah no ser q ella se hace la Marcela q no sabe nada o sea ?
Pero se están repitiendo los capítulos ya van 2.