Renacer De Venganza

Seraphina paseaba por el palacio, sintiendo la calma tensa que precedía a una tormenta. Desde que había establecido su alianza con Alaric, los movimientos del emperador parecían más cautelosos, como si una amenaza latente rondara a su alrededor. Esa noche, Seraphina había recibido una invitación a un banquete en el ala oeste del palacio. Era un evento informal, organizado por una de las damas de la corte, pero la intuición de Seraphina le decía que debía mantenerse alerta.

Cuando llegó al salón, su instinto le dio una advertencia sutil. El lugar estaba decorado con esmero, iluminado con candelabros dorados y perfumado con incienso suave, pero la mirada de algunos invitados la hizo sentir una incomodidad difícil de ignorar. Los nobles la observaban con un interés demasiado obvio, algunos murmuraban entre sí y la seguían con la mirada mientras avanzaba entre las mesas.

Entre la multitud, divisó a Callum, su espía, quien se acercó a ella de forma discreta. La tensión en su semblante era evidente, susurrando con cautela. "Mi señora, he oído rumores de que algo inusual sucederá esta noche. No he podido averiguar los detalles, pero debería estar en guardia."

Seraphina le dio un ligero asentimiento, con agudeza y alerta. "Gracias, Callum. Mantente cerca y observa. Si algo extraño sucede, quiero que te asegures de no perder ningún detalle."

Con un último asentimiento, Callum se desvaneció entre los invitados, mientras Seraphina decidía alejarse hacia los jardines. Había algo asfixiante en el ambiente del banquete, y la noche era lo suficientemente cálida como para disfrutar del aire fresco. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de abrir la puerta hacia el jardín, escuchó un susurro detrás de ella. Era Alaric, quien se acercó con pasos ligeros y mirada de preocupación.

"Seraphina," susurró, deteniéndola con suavidad. "Acabo de enterarme de algo peligroso. Algunos aliados del emperador están al tanto de tu rechazo hacia él y han comenzado a moverse en las sombras. Temo que pueda ser una emboscada."

Los ojos de Seraphina se endurecieron al comprender lo que implicaban sus palabras. "Entonces, el emperador ha empezado a actuar. Sabía que eventualmente haría algo así, pero no imaginé que sucediera tan pronto."

Alaric asintió, manteniendo la calma. "La orden no vino directamente de él, al menos no de forma explícita. Ha aprendido a manejar las cosas en silencio, dejando que otros ensucien sus manos. Quienes planean hacer esto no quieren simplemente asustarte; buscan tu desaparición."

Seraphina observó los jardines frente a ellos, una extensión de sombras y arbustos espesos. Un lugar perfecto para una trampa. Respiró profundamente, consciente de que retirarse solo levantaría sospechas y delataría su temor. Con una mirada decidida, se giró hacia Alaric.

"Si me retiro ahora, el emperador sospechará que estoy al tanto de sus movimientos. No podemos darle el gusto de verme asustada. Debemos actuar como si nada hubiera sucedido."

Alaric la miró con respeto y, tomando su mano, sugirió: "Permítame acompañarla al jardín, al menos para mantener la apariencia de una conversación privada. Si algo sucede, no estará sola."

Seraphina asintió, agradecida por su presencia, y juntos salieron hacia los jardines. La noche estaba envuelta en un silencio profundo, interrumpido solo por el murmullo de las hojas y el suave crujir de la grava bajo sus pies. Alaric permanecía a su lado, con su postura de alerta, preparado para cualquier cosa.

Mientras caminaban por el sendero, notó el destello de una sombra moviéndose rápidamente entre los arbustos. Al instante, el grito de advertencia de Alaric resonó. "¡Cuidado!"

Sin pensarlo, Seraphina se lanzó hacia un lado, apenas esquivando la hoja de una daga que se dirigía hacia ella. El asesino había aprovechado la penumbra para atacar, y en un movimiento ágil, trató de alcanzarla nuevamente, su rostro estaba cubierto por una máscara y su capa ondeaba con el viento. La agilidad y precisión del asesino evidenciaban que no era un simple mercenario, sino alguien entrenado en el arte de la muerte.

Alaric reaccionó con rapidez, desenvainando su propia espada y enfrentando al atacante con determinación. Los dos hombres intercambiaron golpes en una danza de acero y destreza, mientras Seraphina se mantenía alerta, buscando una forma de defenderse si fuera necesario. No había esperado una confrontación directa, pero no podía dejar que el miedo la dominara.

En ese instante, notó una segunda figura moviéndose por el costado. Otro asesino, oculto entre las sombras, se acercaba hacia ella. Sin dudarlo, tomó una daga que Alaric le había pasado en una ocasión anterior y la sostuvo firmemente, enfrentando al nuevo atacante.

"¿Realmente piensas que puedes asesinarme en silencio?" susurró con desafío, sus ojos destellaban de furia.

El asesino se lanzó hacia ella, pero Seraphina, recordando las lecciones de defensa que su padre le había enseñado en su juventud, esquivó el ataque con destreza y contraatacó, hiriendo el brazo de su agresor. La sorpresa en los ojos de su atacante fue evidente, y él retrocedió, tambaleándose.

Mientras tanto, Alaric logró desarmar al primer asesino, inmovilizándolo contra el suelo y apuntándole con su espada. Sin embargo, antes de que pudiera interrogarlo, el hombre mordió algo en su boca y, en cuestión de segundos, sus ojos se nublaron mientras una espuma blanca surgía de sus labios. Alaric observó la escena con una mezcla de frustración y asombro.

"Veneno," murmuró, girándose hacia el segundo atacante, quien, al ver a su compañero muerto, intentó escapar.

Seraphina, sin dudar, lanzó la daga que sostenía, alcanzando la pierna del asesino y deteniéndolo. El hombre cayó al suelo, gimiendo de dolor, y Alaric se acercó rápidamente para asegurarse de que no intentara tomar el mismo camino que su compañero. Con un movimiento rápido, le ató las manos y lo levantó.

"¿Quién te envió?" exigió Alaric, lleno de una frialdad intimidante.

El asesino se retorció, intentando mantener una apariencia de valentía, pero al notar la intensidad en los ojos de Alaric y Seraphina, su expresión se tornó temerosa. "No... no puedo decirlo. Él nos matará... a todos..."

Seraphina se inclinó hacia el hombre, mirándolo con una expresión calculadora. "Ya estás en nuestras manos. Si quieres conservar la vida, hablarás ahora."

El hombre dudó, y por un momento, parecía que iba a confesar, pero de repente, comenzó a convulsionarse. Alaric intentó sostenerlo, pero el veneno actuaba rápido, y el asesino se desplomó sin vida en sus brazos.

Ambos intercambiaron una mirada de comprensión silenciosa. El emperador había planeado esto cuidadosamente, utilizando asesinos que no dejarían rastro alguno. Seraphina apretó los puños, sintiendo una mezcla de ira y determinación. Este ataque era una clara advertencia de que sus movimientos estaban siendo observados, y que cualquier paso en falso podría significar su muerte.

“Esto no fue solo un intento de asesinato,” murmuró Alaric, limpiando su espada. “Fue un mensaje.”

Seraphina asintió, endureciendo su expresión. “Un mensaje que ahora será respondido con toda la fuerza que tenemos. Si el emperador cree que puede intimidarme, se equivoca. Esta noche no solo reforzaremos nuestra alianza, sino que también intensificaremos nuestra lucha. Él y sus aliados aprenderán que yo no soy alguien a quien se pueda callar tan fácilmente.”

Alaric le ofreció una mirada de respeto y lealtad. “Estaré a tu lado, Seraphina. Desde este momento, nuestra lucha será más intensa, y tomaremos todas las precauciones necesarias. No permitiré que algo así vuelva a suceder.”

Juntos, regresaron al palacio, con el peso de una promesa silenciosa y mortal entre ambos.

Hola a todos 💕, perdón por no actualizar durante tanto tiempo. Pero haré dos especiales microrrelatos de Halloween, espero que les guste 💜.

¿Recuerdan la meta de seguidores en Mangatoon y en mi Instagram en llegar a los 200 seguidores? Pues como una pequeña muestra de la meta hay un microrrelato de Sylus ❤️