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El Susurro Del Olvido

El Susurro Del Olvido

Status: Terminada
Genre:Completas / Traiciones y engaños / Amor-odio / Escena del crimen / Tú no me amas / Secuestro y encarcelamiento / Enfermizo
Popularitas:4.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Ankhe

En un mundo donde la realidad se desvanece en las sombras, una única verdad permanece: el destino siempre tiene la última palabra...


Después de conocer a Carlos en la biblioteca, Laura se enamora locamente de él, pero su amor pronto se convierte en una obsesión peligrosa. A medida que su comportamiento se vuelve cada vez más extremo, Carlos se ve obligado a alejarse y obtener una orden de alejamiento. Pero cuando Laura no puede aceptar el rechazo, lleva su obsesión al límite, desencadenando una cadena de eventos que cambiarán sus vidas para siempre.

NovelToon tiene autorización de Ankhe para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 12: La fría realidad

Desperté en mi cama, estaba en mi habitación envuelta en una neblina de confusión y dolor. La enfermera entró en la habitación con paso firme, su rostro impasible y distante, como si fuera una máquina carente de compasión.

—¿Cómo te sientes? — preguntó, con una voz fría y sin emoción.

Intenté articular una respuesta, pero mis palabras se desvanecieron en el aire, ahogadas por el peso del silencio opresivo que llenaba la habitación.

La enfermera me miró con indiferencia mientras me administraba los medicamentos, sin mostrar ni un ápice de preocupación por mi bienestar.

Cada gesto era mecánico y carecía de cualquier rastro de humanidad, como si yo fuera simplemente un objeto más en su rutina diaria.

Mientras tanto, el dolor persistente en mi cuerpo y el recuerdo del hombre herido aún seguían en constante acoso, atormentándome y haciéndome recordar la oscura realidad de mis acciones pasadas.

Intenté desesperadamente encontrar alguna señal de comprensión en los ojos de la enfermera, pero todo lo que encontré fue un vacío helado que me envolvía como una manta de hielo.

El reloj en la pared seguía marcando implacablemente el paso del tiempo, como un recordatorio constante de mi propia insignificancia en el mundo.

Cerré los ojos con fuerza, tratando de bloquear el dolor y la desesperación que amenazaban con consumirme por completo. Pero no importaba cuánto lo intentara, la sombra del pasado seguía acechando en las profundidades de mi mente, esperando su momento para volver a atacar.

Finalmente, la enfermera salió de la habitación sin decir una palabra más, dejándome sola con mis pensamientos tumultuosos y mis demonios internos.

Me aferré al borde de la cama con mis manos temblorosas, sintiendo el peso del mundo entero sobre mis hombros.

Al pasar las horas, poco a poco, los efectos de los medicamentos comenzaron a desvanecerse, como una niebla que se disipa lentamente bajo el calor del sol. Con cada dosis que perdía su efecto, las voces del pasado volvían a susurrar en las sombras de mi mente, como fantasmas que se niegan a descansar en paz.

Cada palabra era un eco doloroso de mis acciones pasadas, una constante recordación de los errores que me llevaron a este punto. Intenté ignorarlos, luchar contra su influencia, pero su presencia se volvía cada vez más abrumadora, envolviéndome en un torbellino de culpa y desesperación.

Los susurros se convirtieron en murmullos, y los murmullos en gritos que resonaban en lo más profundo de mi cabeza, haciéndome temblar de angustia.

Mis manos ya no podían sostener nada con firmeza, y mi corazón latía con una fuerza desbocada, como si intentara escapar de su propio tormento.

En medio de la oscuridad que amenazaba con devorarme, luché por mantenerme aferrada a la realidad, buscando desesperadamente una luz que me guiara hacia la redención

Pero cuanto más luchaba, más profundo parecía hundirme en el remolino de mi propia mente atormentada.

La presión de las voces que me acosaban se intensifican con cada momento que pasaba en la habitación del hospital.

Entre susurros y murmullos siniestros, surgían recuerdos perturbadores de mi pasado con ese hombre.

Flashbacks tan vívidos que me transportan a momentos compartidos, desde la primera vez que nos conocimos hasta los momentos más oscuros.

Recordaba la chispa de conexión que sentí al verlo por primera vez, la dulzura de nuestras risas compartidas al hablar sobre libros.

Pero estos recuerdos pronto se volvieron turbios, empañados por la sombra de las acciones destructivas que yo había llevado a cabo.

Las voces me atormentaban con detalles vívidos de las cosas horribles que había hecho al hombre: las mentiras, las traiciones, el dolor infligido sin remordimientos.

Cada recuerdo era como un puñal clavándose en mi corazón, recordándome el daño irreparable que había causado a la persona que amaba.

La confusión y el remordimiento me envolvían como una niebla densa, haciéndome cuestionar mi propia cordura. ¿Cómo pude haber llegado a tal extremo? ¿Cómo pude haber lastimado tanto a alguien que significaba todo para mí?

En medio del caos emocional, me veía obligada a enfrentar la verdad incómoda de mi pasado y el peso abrumador de mi culpa. Los recuerdos dolorosos me perseguían implacablemente, destrozando cualquier ilusión de paz o redención.

Con mi corazón lleno de desesperación y los ojos nublados por las lágrimas, me aferraba a la delgada línea entre la cordura y la locura, sabiendo que cada momento que pasaba me llevaba más cerca del abismo. Y mientras las voces continuaban su constante acoso, yo me sumergía cada vez más en la oscuridad, sin saber si algún día encontraría una salida de este laberinto de tormento y desesperación.

A medida que las horas se deslizaban en un flujo interminable, me sentía atrapada en un torbellino de emociones turbulentas y recuerdos dolorosos. Cada vez que cerraba los ojos, era como si me hundiera más profundamente en un abismo sin fondo, donde la única compañía eran las voces que me susurraban palabras de autodestrucción y desesperación.

Intenté resistir, aferrándome a la frágil esperanza de que algún día encontraría la redención, pero cada momento parecía llevarme más lejos de esa meta elusiva. El peso de mi culpa se volvió casi insoportable, aplastando bajo su carga implacable y haciendo que cada respiración fuera un esfuerzo agonizante.

En la penumbra de mi habitación del hospital psiquiátrico, me sentía como un barco a la deriva en un mar de oscuridad, sin rumbo ni salvación a la vista. ¿Cómo podría encontrar la paz cuando mi propio pasado se alzaba como un muro infranqueable entre yo y la redención?

Las lágrimas caían, mezclándose con el eco de las voces que seguían atormentandome sin piedad. A veces, me preguntaba si habría alguna forma de escapar de este ciclo interminable de dolor y remordimiento, o si estaba condenada a vagar por este laberinto emocional para siempre.

En la soledad de mi habitación, enfrentaba mis demonios internos con valentía, aunque cada vez parecía más difícil encontrar la fuerza para continuar.

A medida que avanzaba la noche, una sensación de agotamiento se apoderaba de mí, como si hubiera estado luchando una batalla interminable contra mis propios demonios.

Cada fibra de mi ser anhelaba el consuelo del sueño, un breve respiro de la tormenta emocional que azotaba mi mente y mi corazón.

Con los ojos cerrados, me sumergí en un estado de semi-consciencia, donde los límites entre la realidad y la fantasía se desdibujan.

En ese estado de ensoñación, los recuerdos del pasado se entrelazan con imágenes distorsionadas y fragmentos de sueños fugaces, creando un paisaje surrealista donde la línea entre el bien y el mal se desvanecía.

En ese mundo fantasioso, me encontré cara a cara con versiones distorsionadas de mí misma, reflejos deformados de mi propia culpa y dolor. Me enfrenté a mis peores miedos y arrepentimientos, obligada a confrontar la verdad incómoda que había estado evitando durante tanto tiempo.

Cada encuentro era una batalla épica entre la luz y la oscuridad, donde luchaba por liberarme del peso de mi pasado.

La batalla interna continuaba, cada momento una lucha entre el deseo de redención y la atracción hacia la oscuridad que amenazaba con consumirme por completo. Cada paso adelante parecía estar acompañado por dos hacia atrás, mientras los demonios del pasado seguían lanzando su embestida implacable.

En medio del caos emocional, buscaba desesperadamente algún atisbo de esperanza, algún destello de luz que pudiera guiar mi camino hacia la redención. Pero la oscuridad era abrumadora, envolviéndome en su abrazo gélido y sofocante.

Cada vez que creía estar cerca de encontrar la paz, una nueva ola de recuerdos dolorosos me arrastraba de vuelta al abismo de la desesperación. ¿Podría alguna vez escapar de este ciclo interminable de tormento y culpa, o estaba condenada a vagar por la eternidad en este laberinto de mi propia creación?

A medida que la noche se deslizaba hacia la madrugada, me aferraba a la esperanza frágil de que algún día encontraría la fuerza para enfrentar mis demonios internos y liberarme del peso de mi pasado. Pero en ese momento, en la oscuridad de mi habitación del hospital, me sentía perdida en un mar de desesperación, sin saber si alguna vez encontraría la paz que tanto anhelaba.

Fin P.V de Laura

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Edith Rocha
buena novela aunque bastante repetitiva en cuanto al relato
Beatriz Valiente
Excelente
Beatriz Valiente
pobre chica que locura su obsesión
Hualian
👏
Analia Vázquez
Me encantó!!❤️😘 pobre Laura 😔
kozumei
No puedo con solo esto 😍
cutesylvie160
Me mantuvo enganchada XD
Ankhe: Me alegro mucho que te haya enganchado, por si quieres seguir leyendo en unas horas público el siguiente capítulo
total 1 replies
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